LAS TUNAS, Cuba. – La procesión de ministros que desfiló la semana pasada en televisión aseguró que las ahora acrecentadas penurias vividas por los cubanos son “coyunturales”, que “no estamos en medio de otro período especial” (crisis), que la “situación es sencillamente energética” y que solo será de “unos pocos días”.
Díaz-Canel llamó a no tener “sustos” ni “miedos”. Sin embargo, su mensaje levanta alarmas y sospechas: las de no poder echar mano del último cartucho hasta el último minuto, porque de gastarlo, no habrá modo de reponerlo.
Según dijo el gobernante, luego de las informaciones de los ministros en la televisión, las opiniones de los cubanos recogidas por el Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión (CESPO) son mayoritariamente de apoyo y de comprensión.
Cabe preguntarse cuánto gasta el régimen en instituciones como CESPO, rastreando opiniones sociopolíticas que poca o ninguna relación tienen con la realidad.
Sólo dos ejemplos de cómo interpretan no pocos cubanos las comparecencias televisivas de Díaz-Canel y sus ministros: el miércoles y el jueves informaron la situación energética “coyuntural”, y el viernes, en Puerto Padre, la gente fue a los comercios y compró cuanto litro de aceite encontró en los anaqueles.
Cuando el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, informó que se atrasará la siembra en la campaña de frío, afirmando, “pero ya trabajaremos para recuperarla, como sucede cuando nos afecta un ciclón”, fue contra una regla agrícola inflexible: el del día de la cosecha, programado con la fecha de siembra.
Dicho de otro modo: el tomate que no cosecharemos el venidero diciembre es el que no se sembró en este septiembre. Y la caña que faltará en los centrales azucareros en la zafra 2020-2021 es la que dejó de sembrarse ahora en 2019.
Luego… ¿Por qué el ministro de Economía y Planificación en lugar de expresarse en presente lo hizo en futuro cuando dijo: “pero ya trabajaremos”? ¿Es que Cuba no cuenta con reservas estratégicas para trabajar de inmediato sobrevenida una adversidad?
El ministro Gil Fernández trazó un símil entre la llamada “situación energética coyuntural”, como sucede “cuando nos afecta un ciclón”.
Y precisamente de eso se trata: de una afección, que no será por un huracán, sino, según dicen, porque un buque-tanque no llegó a puerto en el momento esperado, paralizando la mayor parte del transporte público, de la maquinaria agrícola, industrial, mercantil y, en suma, haciéndonos preguntar: ¿Toda esta malaventura nacional se debe al petróleo que no llegó en un tanquero? Señores ministros: ¿Dónde están las reservas estratégicas de Cuba?
Lo pregunto porque todos los países civilizados cuentan con cantidades razonables de productos para emergencias que, en el caso del petróleo, le permiten garantizar el abastecimiento durante un período mínimo.
Situemos el caso de España, donde está legislado que debe poseer combustible de reserva para 92 días. De estos las compañías petroleras deben tener una reserva para abastecer durante 50 días, mientras que los 42 días de emergencia restantes deben ser suministrados por una corporación adscripta al Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
A fuerza de la verdad histórica, en 1957 o principios de 1958, Fidel Castro estableció lo que pomposamente llamó “Reservas Estratégicas de la Sierra Maestra”, y no eran sino 10 sacos de azúcar parda, 5 cajas de leche condensada y 5 cajas de salchichas.
Personalmente, Fidel Castro dispuso de lo que los castristas dieron en llamar “Reservas del Comandante en Jefe”; una orden suya y sin demora era despachado un tractor, una motoniveladora, unas cuantas toneladas de cemento, o bacalao, para algún contingente selecto que, según las circunstancias, hacían de constructores o de fuerzas parapoliciales de choque.
En realidad, lo llamado por los amanuenses “reservas del comandante”, fue el Instituto Nacional de Reservas Estatales (INRE), fundado en 1981 y adscrito al Comité Estatal de Abastecimiento Técnico Material, popularmente conocido como CEATM. Pero en 1985 el INRE fue subordinado directamente al presidente del Consejo de Ministro, en este caso, Fidel Castro.
Jefe del INRE fue el general de brigada Moisés Sio Wond, descendiente de chinos cantoneses, que ya en 1958 había sido jefe de las “Reservas Estratégicas de la Sierra Maestra”.
Entrevistado por la prensa oficial a fines de los años 90, el general Sio Wond, dijo que su misión era acumular recursos materiales para garantizar el “normal funcionamiento de la economía” en situaciones de contingencia.
“Desde el combustible para evitar la paralización de las principales actividades, como la zafra, la agricultura, las industrias, los alimentos de la cuota básica (racionamiento), los medicamentos, hasta los lápices y libretas para asegurar el curso escolar”.
¿Hoy no existen esas reservas?, pregunto.
El señor Díaz-Canel ha dicho que esta no es la Cuba de los años 90, pero la carencia del petróleo que debió transportar un solo buque cisterna ha frenado la siembra en la etapa agrícola óptima, la producción de cemento y acero cuando se afirmó incrementar la construcción de viviendas y el transporte público recién comenzado el curso escolar.
Luego, es útil preguntar: ¿Hoy no existen las reservas estratégicas que un día Cuba tuvo? ¿O es que, por temor a tiempos peores y a la imposibilidad de reponerlas, hoy no se emplean esos abastecimientos, para luego suministrar, como ya suministraron a los cubanos, pan con gorgojos y gusanos?
Los señores ministros debían decirlo. Sin eufemismos, falsos razonamientos ni verdades a medias.
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