MIAMI, Estados Unidos.-El 10 de julio pasado, justo un día antes que la isla de Cuba se alzara en una rebelión nacional insospechada, se cumplieron treinta años de la fuga del pelotero René Arocha, gesta que abriría el camino de los cientos de sus congéneres que hoy brillan en las Grandes Ligas de los Estados Unidos.
Jorge (Yoyi) Morejón, sagaz periodista deportivo, quien se desempeña en la redacción de noticias del Canal 41, América TeVé, estrena el próximo 8 de noviembre el documental “René Arocha, el Jackie Robinson cubano”, justo tributo al prominente jugador que solo buscaba dejar atrás las tribulaciones del castrismo, cuando decidió escapar durante un viaje a los Estados Unidos con escala en Miami, sin la certidumbre de poder seguir el camino del deporte donde brilló desde muy joven como estelar lanzador en el equipo Metropolitano.
En 1947, el mítico Jackie Robinson dio al traste con el valladar racista que impedía jugar a los peloteros negros estadounidenses. En 1991, René Arocha quiebra, por su parte, el muro ideológico erigido con saña por la dictadura fidelista a sus cautivas estrellas deportivas.
Ambos hechos se hermanan en la búsqueda de justicia y respeto por los derechos humanos universales.
Antecedentes de esta ópera prima de Morejón son los documentales El juego de Cuba (2001), del realizador español Manuel Martín Cuenca, y Fuera de liga (2003), dirigido por Ian Padrón.
Ambos ostentan lugares de honor en la filmografía que revela los atropellos políticos y económicos sufridos por luminarias del deporte nacional cubano.
Numerosos de los protagonistas de dichas películas luego siguieron el camino de Arocha, mientras otros continuaron siendo menoscabados por un régimen que se desentiende de ellos tan pronto dejen de servir a sus intereses doctrinarios.
Creo que no existe mayor tragedia entre los deportistas cubanos que el sufrido por peloteros y boxeadores en cuanto a sus potenciales posibilidades de desarrollo y éxito en el mundo profesional, totalmente coartados por la intervención personal del dictador Fidel Castro, quien se apropió, arteramente, para los propósitos propagandísticos de su revolución, de la publicidad que ofrecen los triunfos en la arena deportiva internacional.
El documental de Morejón llega no sólo para repasar tan terribles circunstancias padecidas por los jugadores, sino para mostrarnos en detalle cómo funciona el aparato represivo castrista contra quienes tienen el valor de desafiarlo, tema apenas sugerido en los otros filmes mencionados.
En 1979 ya Arocha era la excepción del serpentinero haciendo historia a los 15 años en un equipo de la serie nacional.
En 1982, durante un sonado caso de juego vendido a apostadores ilegales por parte de integrantes del equipo Industriales, fueron involucrados debido a tretas políticas no pocos inocentes como Rey Vicente Anglada, quien hasta el día de hoy niega la acusación.
Por entonces, con apenas 18 años, René Arocha estuvo muy cerca de perder su carrera porque “alguien” determinó que él también debía ser investigado, aun sin pertenecer al equipo de marras.
Estuvo sometido a interrogatorios y advertencias de toda índole tanto por la policía política como por autoridades de gobierno. “Me estaban vigilando -afirma Arocha en el documental- pero no pudieron probarme nada”.
El desencanto con la encerrona castrista había comenzado poco tiempo antes, cuando presenció atónito los actos de repudio a sus amigos y conocidos durante el éxodo del Mariel del año 1980. Al final, la decepción derivó en su plan de fuga.
En el documental de Morejón, Arocha se presenta como un extraordinario adelantado, afrontando la incertidumbre de una nueva vida personal sin su familia dejada atrás, y profesional, por no conocer los pormenores técnicos del exigente béisbol americano.
De ambos trances salió airoso, porque incluso pudo jugar en las Grandes Ligas, una meta que no figuraba en sus aspiraciones en las que solo buscaba la libertad.
René Arocha, el Jackie Robinson cubano, se inscribe por derecho propio en la historia del deporte nacional de 1959 a la fecha, que el castrismo insiste en tergiversar y desacreditar. Es como otro lanzamiento fulminante de la pelota de verdad que el régimen es incapaz de batear y termina ponchado en su propia incapacidad e impudor.
Arocha confiesa que una Cuba libre es el único sueño que le queda por ver realizado.
La cuidada fotografía de René Arocha, el Jackie Robinson cubano, es de Ángel Segundo González. La música la compuso originalmente para el filme el maestro Jorge Arronte y el diseño gráfico pertenece a Ismar Rodríguez. La dirección, guión y producción corren a cargo de Jorge Morejón.
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