
SANTIAGO, Cuba. – El abuso en el consumo de alcohol constituye un serio problema de salud, pero también social. No obstante, en Cuba todo parece indicar que el Estado promueve la venta excesiva de bebidas alcohólicas con probables fines políticos.
Llama la atención que la crisis económica actual en la Isla, donde hay déficit de casi todos los productos de primera necesidad, no haya perjudicado la abundancia de bebidas alcohólicas en los establecimientos comerciales de todo el país, incluso en las zonas rurales, donde la comida escasea, pero no el alcohol.
En el municipio santiaguero de Songo-La Maya la producción agrícola y la ganadería porcina son prácticamente inexistentes. Pudiera decirse que no se produce nada y, en consecuencia, los habitantes están obligados a buscar los alimentos en otros lugares bien distantes o a practicar la cría de animales para auto abastecerse.
En estos momentos falta todo lo que se considera esencial para subsistir. Los alimentos y los productos de aseo personal han desaparecido de los comercios. También los medicamentos han dejado de llegar regularmente a las farmacias.
Pero en medio de todo el desastre, jamás han faltado las bebidas alcohólicas y las carros pipas, tanto de cerveza como de ron a granel, están en cualquier esquina, sobre todo en los días más críticos, cuando no hay nada de comer. Las personas se han dado cuenta de estas “coincidencias” y no es difícil dar con las denuncias.
“Nadie me quita de la cabeza que es planeado pues no puede ser que cuando las personas están en la calle buscando comida y no encuentran, siempre haya música y cerveza sin importar que, si es día laborable o no”, dice a una señora.
De lunes a viernes, alrededor de los “telmos” (que es como popularmente se les conoce a los carros que traen el alcohol) se amontona la gente. Desde horas tempranas de la mañana hasta bien entrada la noche, es común ver pasar decenas de personas en estado de embriaguez.
En Songo-La Maya hay unos quince lugares estatales donde se vende alcohol. Están ubicados uno casi a continuación del otro. Las bebidas que allí se venden son de producción nacional y la mayoría de los rones llevan el sello de la empresa Havana Club.
Los precios de los rones varían entre los 60 y los 250 pesos cubanos pero los más vendidos son los más baratos. También se comercian varios tipos de cervezas, pero las habituales son la Cacique, la Mayabe —ambas a 20 pesos cubanos la lata— y la Cristal, que cuesta cinco pesos más que las anteriores.
Pero las bebidas a granel, mucho más baratas, son vendidas en espacios abiertos y, por tanto, son más accesibles.
Media jarra de cerveza cuesta cinco pesos y un litro de ron se vende por solo 24, precios que pudieran parecer económicos en tanto nunca superan el dólar, teniendo en cuenta el cambio oficial, pero la media salarial de los cubanos está entre los 25 y los 30 dólares mensuales.
El último dato sobre el consumo de bebidas alcohólicas en Cuba del que se conoce es de 2018, y pertenece a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ubicaba a la Isla en el puesto número 10 entre los países de mayor consumo en América Latina y el Caribe.
Quizás por esto y por otros factores relacionados con el nivel de pobreza, la violencia alcanza niveles alarmantes en el municipio. Solo este mes de febrero, dos hombres jóvenes fueron apuñalados en uno de estos espacios de venta de alcohol a granel.
Probablemente el Gobierno cubano ha estado utilizando a su favor la dipsomanía colectiva. Existen antecedentes que pudieran ilustrar la real intención que late tras la idea de ofrecer alcohol a bajos precios en tiempos de penuria.
Tras el paso del huracán Sandy por las provincias orientales el 25 de octubre del 2012, La Maya, en Santiago de Cuba, quedó destrozada. Todavía en abril del 2013 muchas casas permanecían en el piso y el descontento popular por la falta de ayuda del gobierno comenzaba a caldear los ánimos. El régimen no envío todo lo prometido, pero el 3 de abril llevaron a la orquesta Los Van Van al poblado e hicieron fiestas con mucho alcohol.
Además del daño social que ocasiona el consumo de alcohol excesivo, que ya pudiera considerarse una verdadera epidemia, está causando daños irreversibles en la salud de los adolescentes y jóvenes de la localidad.
El médico Roberto Serrano transmitió a CubaNet su preocupación con este asunto y relacionó el alcohol como factor desencadenante de otras dolencias que están entre las primeras causas de muerte en Cuba.
“Me alarma la cantidad de jóvenes que están debutando con hipertensión arterial, incluso crónica, y más porque esta enfermedad es una de las causas de muerte más frecuentes en Cuba. Está claro que esto es debido al exceso de alcohol pues se dañan los riñones y provoca los problemas de presión arterial elevada”, aseguró el galeno.
Según cifras oficiales, en 2016 más del 45% de la población cubana consumía alcohol, con tendencia marcada entre jóvenes de 15 hasta 44 años de edad. A día de hoy, si tenemos en cuenta los datos de la OMS, estas cifras pueden ser superiores.
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