LAS TUNAS, Cuba. – Víctima de un sistema socioeconómico improductivo, con una población envejecida y subnutrida, Cuba concluye el primer mes de 2021 con un rebrote de COVID-19 de consecuencias impredecibles. Cada día se reportan fallecidos y cientos de personas contagiadas. En ese entorno pandémico, donde las medidas de desinfección son vitales, la llamada “Tarea Ordenamiento” ha disparado el hipoclorito sódico en casi 10 veces su precio.
Durante una reciente visita gubernamental a la provincia Artemisa, encabezada por el gobernante Miguel Díaz-Canel, el viceprimer ministro, Roberto Morales Ojeda, señaló graves deficiencias en la atención a los casos confirmados de coronavirus, entre las que mencionó “el escaso uso del hipoclorito, incluso, vencido en algunos lugares”.
El hipoclorito sódico es, mejor dicho, era, antes de la “Tarea Ordenamiento”, el desinfectante de mayor uso en Cuba. El frasco de 120 mililitros (ml) de hipoclorito de sodio al 1% costaba en las farmacias cubanas un peso; pero ahora, ese mismo frasco, cuesta 10,50. En Cuba hay personas sancionadas por comerciar cloro clandestinamente, con el agravante de cometer el delito en el curso de una calamidad pública; ahora el cuasi delito agravado en circunstancias pandémicas es cometido por la administración del Estado.
El 14 de marzo de 2020, tres días después de reportarse los primeros casos de COVID-19 en Cuba, el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) publicó un artículo titulado ¿Cómo preparar la solución clorada para prevenir el contagio por coronavirus?.
Granma, basándose en preceptos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó que la solución clorada idónea para lavado de manos es al 0,1% y se obtiene añadiendo a un litro de agua 100 ml de hipoclorito de sodio, equivalente a 10 cucharadas soperas. Antes de iniciar este 1ro de enero la llamada “Tarea Ordenamiento”, era posible obtener esta solución desinfectante empleando un peso, ahora deben utilizarse 10,50.
Para la desinfección de superficies, Granma sugirió, en marzo de 2020, agregar a un litro de agua “400 ml de hipoclorito de sodio al 1%, equivalente a dos biberones de ocho onzas”. Desde aquella fecha y hasta enero de 2021, los cubanos pudieron librarse de trazas de coronavirus SARS-CoV-2 alojadas en sus zapatos, las patas de sus mascotas, bicicletas, vehículos automotores, pasamanos de escaleras y toda suerte de hospederos, empleando cuatro frascos de 120 ml de hipoclorito, que se podían comprar en cualquier farmacia con cuatro pesos, pero ahora esos cuatro frascos del desinfectante cuestan 42 pesos.
“El hipoclorito está ahí, estancado, no se vende”, dijo una dependiente de una farmacia en Puerto Padre el pasado fin de semana.
Juventud Rebelde, citando al viceprimer ministro doctor Morales Ojeda, señaló que en la provincia Artemisa detectaron “escaso uso del hipoclorito, incluso, vencido en algunos lugares”.
Ciertamente por retención, el hipoclorito sódico ya debe estar vencido en muchas farmacias y otros centros para su distribución, por lo que su utilización constituye un riesgo añadido a los peligros inherentes a la pandemia: el de creer que utilizándolo nos desinfectamos cuando en realidad podemos ser hospedaje y transporte del coronavirus.
Según expertos, el hipoclorito de sodio es inestable; el cloro se evapora a razón de 0,75 gramos de cloro activo por día de solución, por lo que recomiendan que las soluciones debían prepararse para un almacenado mínimo; “diariamente es poco práctico, pero es lo idóneo”, dice un laboratorista.
Las Tunas es una de las provincias de Cuba con menos focos y casos confirmados de COVID-19, aun así, hasta el pasado viernes, y según fuentes oficiales, había en esta provincia oriental 19 focos en vigilancia epidemiológica. Sólo en uno de ellos, en el municipio Puerto Padre, en el barrio Boquerón, al oeste de la bahía, hay en cuarentena 1 912 personas, residentes en 680 viviendas.
Imagine el lector: si en un municipio como Puerto Padre, que sólo se encuentra en alerta epidemiológica, la cifra de personas y viviendas en riesgo es la que es, entonces cómo será la situación de peligro extremo en los territorios de Cuba que hoy se encuentran en transmisión autóctona de la pandemia.
En esa situación de peligro -lo reitero como un concepto jurídico y no como una mera frase, porque, en Cuba, aunque el alcohol como bebida es abundante, como desinfectante es escaso-, es probable que el PCC -“fuerza política dirigente superior de la sociedad y el Estado”, según el artículo 5 de la Constitución-, pase de la escandalosa subida de los precios del hipoclorito y, como Poncio Pilatos, se lave las manos.
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