Precios desbocados: el “regalo” de Navidad y fin de año en Cuba

HOLGUÍN, Cuba. – Los precios de los bocaditos (sándwiches) de jamón y queso exhibidos en la tablilla de una céntrica cafetería privada oscilan entre 60 y 80 pesos. El costo es inaccesible para la mayoría de los clientes que apenas pueden pagar 10 pesos por un refresco, lo más barato entre las ofertas del local.
“Quería comprar un bocadito, pero le subieron el precio y el dinero no me alcanza”, dice a CubaNet, mientras toma un refresco, Carlos Julio, un joven que trabaja en una empresa estatal como Especialista C en Gestión Económica con un salario de 3973 pesos mensuales.
Los precios en Cuba siguen subiendo. La inflación está por encima del 200%. En la segunda mitad de diciembre, y a medida que se acerca el fin de año, se establecen nuevos récords. La situación, lejos de solucionarse, empeora.

Los comercios estatales han dejado de ser un contrapeso en la competencia, y lejos de resolver la situación se han sumado al incremento del costo de la vida, indicador que ubica a Holguín entre las provincias de mayor alza. El café y el picadillo están entre los productos normados estatales con subida de precio. Las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) tampoco escapan a esta aciaga realidad.
En una carnicería privada del reparto Ramón Quintana se incrementó de un día para otro el precio de la libra de jamón, de 400 a 450 pesos; mientras que la de ovejo escaló de 270 a 300. Otro punto de venta situado en el reparto Alex Urquiola vende una libra de carne de cerdo en 350 pesos, y una botella de manteca de 700 mililitros en 500 pesos.

En un puesto improvisado en el reparto Hilda Torres cada cartón de 30 huevos cuesta 1100 pesos. En el reparto Pueblo Nuevo no solo han incrementado los precios de los cárnicos; los productos del agro rompen récords: van de 20 pesos la libra de toronja a 130 la de limón.
A pocos metros, en un mercado estatal, con más banderas cubanas pegadas por doquier que ofertas de alimentos, se comercializa la col a 53 pesos el kilogramo y el mazo de cebolla morada a 64. “La pensión no me alcanza para comprar nada”, dice Medardo, un jubilado del transporte que va de pasada y con una pensión de 1733 pesos, una de las más altas del país.

“Los jubilados somos los que más hambre pasamos en Cuba. Los precios están por las nubes. Nadie puede vivir con las ofertas que nos da el Gobierno”, afirma refiriéndose a la canasta familiar normada que reciben los cubanos mensualmente a través de la cartilla de racionamiento (libreta), la cual incluye siete libras de arroz, un cuarto de litro de aceite, media libra de frijol negro, seis libras de azúcar blanca, tres libras de azúcar parda, 12 onzas de pollo, cinco huevos, 30 bolas de panes de 80 gramos y un paquete de café mezclado con chícharo de 115 gramos, cuyo precio minorista ha subido de ocho a 11 pesos.
La decisión ha sido justificada por el Ministerio de Finanzas y Precios bajo el pretexto de que se han incrementado los precios de acopio del café a los productores por el encarecimiento de insumos y materias primas en el mercado internacional, según el acuerdo No. 9416 de octubre de 2022 del Consejo de Ministros.

“El paquete de café con chícharo de la cuota ahora vale cuatro pesos más. El Gobierno sube los precios, pero no sube los salarios ni las pensiones”, acota Medardo.
Las tiendas en MLC forman parte del incremento de los precios
“¿Quién decide los precios de las tiendas MLC? ¿En qué se basan para hacerlo? ¿Cómo se entiende que un café cubano como La Indiana haya pasado de 15,05 a 21,25, así de golpe?”, denunció en sus redes sociales el locutor y periodista cubano Javier Alejandro Brito Padilla.
Otro de los productos que aumentó su costo, explica Brito, es el yogurt. Un lácteo de alto consumo, sobre todo para los niños.
“Lo olvidaba: más impactante fue ver el yogurt, que volvió a escena luego de meses desaparecido, y la cubeta de 10 litros pasó de costar unos 10 a más de 21 MLC”, lamentó el cubano.
La ensalada de pimientos de 2,20 subió a 2,60. Las botellas de ron Havana Club Añejo 3 años subió de 6,70 a 10, y la de Añejo Reserva que costaba 9,60 se comercializa en 15. Las motos eléctricas, que al inicio costaban 1200, ya aumentaron a 1700.

Agustín no ha podido comprarle una bicicleta a su hijo para que vaya al preuniversitario. La escuela le queda distante de casa y tampoco puede asumir el costo del pasaje en un bicitaxi. “Al principio pensé armar la bicicleta, pero las piezas también están muy caras. Solo las gomas cuestan 3000 pesos cada una. Me entristece ver a mi hijo recorrer seis kilómetros ida y vuelta a pie para la escuela. Él está desilusionado y quiere dejar los estudios. Pero yo no puedo hacer nada porque mi salario no me da para una bicicleta”, se lamenta.
La visita a los bares, pizzerías y restaurantes de la ciudad se ha vuelto un lujo. Sus precios los convierten en lugares prohibidos. Cinco bolitas de queso a 180 pesos, una cerveza en 290, una pizza en 300 y 1000 pesos por una ración de filete de pescado encebollado hacen estos lugares inalcanzables para la mayoría.
A la par del mercado, los precios de los establecimientos gastronómicos suben, incluso varias veces en una misma semana.

Antes se cambiaban las hojas de la carta menú. Pero con la inestabilidad financiera de los mercados, los dueños decidieron despegar y pegar pequeños recortes de papel en la carta menú con los nuevos precios escritos con tinta de lapicero. “Es antiestético, pero no hay otra opción”, dice uno de los propietarios.
Los astronómicos precios del gel de baño, las esponjas de fregar, los cigarros y los “pañales para señor mayor” se anuncian en un cartel que incluye la venta de preservativos a 80 pesos. “Con ese precio nadie puede hacer el amor”, comenta medio en serio y medio en broma un adolescente que junto a sus amigos ve el cartel pegado en la reja de una céntrica casa de Holguín.

La escasez de preservativos es una constante en las farmacias cubanas. La crisis, que se intensificó en plena pandemia de COVID-19 (y hasta hoy no se ha resuelto), ha provocado el aumento de enfermedades venéreas, los embarazos no deseados y los abortos. Según un informe del Departamento de Estadística de la Dirección Provincial de Salud de Ciego de Ávila, el déficit de preservativos ha provocado que “las terminaciones voluntarias de embarazos en el primer trimestre del 2022, en comparación con igual lapso del año anterior, crecieran en la mayoría de los municipios de la provincia”.
Las pizzas para llevar, al igual que los condones, cuestan 80 pesos. La situación ha impuesto una disyuntiva: “¿comemos pizza o hacemos el amor?”, le pregunta otro joven a su novia cuando ven el cartel.
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