SANTIAGO DE CUBA. – “Oigan, que va un niño ahí, señores! No creen en niños, no creen en embarazadas, no creen en nadie”, dice una mujer mientras aguarda la oportunidad de subirse al camión que la llevará de Songo La Maya a Santiago. El vehículo es bastante grande, puede llevarlos a todos, pero la realidad es que muchos llevan horas en la parada y temen no poder irse. Además, a muchos les desagrada la idea de viajar de pie durante una travesía de cerca de una hora.
“Yo estoy aquí desde las 6:00 de la mañana”, menciona otra mujer, alrededor de las 8:20. “Ayer fue lo mismo, solo dos carros tirando pasajes y la misma matazón para uno subirse”, se queja.
En efecto, solo dos vehículos entraron y salieron de la parada de La Maya en un lapso de dos horas. Inevitablemente, los problemas con el suministro de combustible de las últimas semanas han impactado en el transporte nacional. No obstante, desde este lunes, la situación se ha deteriorado aún más debido a la reanudación de las clases, luego de la semana de receso escolar.
“Si fue un infierno viajar durante el receso, imagínate ahora que comenzó la escuela. No sé qué esperan para suspender las actividades docentes en Santiago de Cuba, en tanto no se resuelva el problema de combustible”, dijo Lidia Almenares, del reparto Sueño.
Justamente, la crisis de combustible en el país ha obligado al Gobierno a retomar el teletrabajo y suspender temporalmente las clases presenciales en varias universidades. El pasado sábado, la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, fue la primera en comunicar la medida, a la que luego se incorporaron la Universidad Agraria de La Habana, la Universidad de Holguín y la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, entre otras. La más reciente en adoptar el plan fue la Universidad de Matanzas, que reducirá los turnos de clases.
En Santiago de Cuba, por su parte, se continúa con el régimen docente habitual en los centros educativos.
Al respecto, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, informó el pasado 12 de abril que la crisis estaba dada por las limitaciones para importar combustibles, y que no se avizoraba ninguna solución al menos hasta mayo. En este escenario, dijo que se priorizarían servicios como el transporte. Sin embargo, las largas filas en las paradas y terminales de ómnibus, por lo menos en la provincia de Santiago de Cuba, desmienten la afirmación del titular.
Para Rafael Mora, “estos días están siendo infernales”, pues ha tenido que viajar diariamente de La Maya hasta Guantánamo, donde lidera una mipyme de construcción. Si bien no tiene un horario específico de llegada, en algunas jornadas llegó a la obra al filo del mediodía.
“Aunque soy el jefe, me choca llegar tarde, eso se traduce en menos trabajo y, por consiguiente, en menos dinero. Aparte de que puede desincentivar a los demás obreros”, lamentó. “Unos cuantos somos de Santiago, y llevamos días sufriendo por lo mismo”, agregó.
Por otro lado, la falta de disponibilidad de transporte ha sido directamente proporcional a la subida de precios. En la última semana, los vehículos particulares con menos capacidad han estado cobrando entre 65 y 70 pesos en la ruta La Maya-Santiago de Cuba, cuando jornadas atrás pedían 50. En cuanto a los camiones, también han subido de 30 a 50 en cuestión de pocos días. Y no vale viajar parado o quedarse antes del destino final de la ruta para pagar menos; es el mismo precio en todos los casos. Una opción más económica serían los ómnibus, pero de cuatro viajes diarios, los han limitado a uno o dos cuando máximo.
“Yo viajo de lunes a viernes, a veces hasta los sábados, porque si no me muero de hambre en la escuela”, comentó Yilian Vázquez, que cursa el cuarto año de la carrera de Medicina en la Facultad No. 2 de Ciencias Médicas en la ciudad de Santiago de Cuba.
“Apenas inicia la semana y de verdad que me planteo pedir una licencia, porque mis padres ya no pueden solventar mis gastos semanales. Cada vez necesito más dinero para transporte y comida. Si el mes pasado gastaba más o menos 600 pesos a la semana, ahora no me bastan 1.000. Es demasiado”, lamentó la muchacha.
Dentro del municipio cabecera, el panorama del transporte es aún más difícil. “La gente se queja, tienen sus razones, porque dar 100 y 200 pesos por una carrera de uno o dos kilómetros está fuerte. Pero, ¿qué vamos a hacer, si el Estado nos vende cuando más 10 litros de gasolina, después de meterte días enteros sin trabajar, haciendo colas? Si no se puede comprar, como pasa a menudo, hay que conseguirla con quien sea que tenga, a cualquier precio”, dijo a CubaNet un motorista que prefirió no revelar su nombre.