LA HABANA, Cuba.- La comisión creada para elaborar una nueva Constitución presentará su proyecto ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el próximo 21 de julio, cuando se celebre el Primer Período Ordinario de Sesiones de la Novena Legislatura. Algunas personas, a pesar de los casi 60 años de mentiras de la dictadura, tienen expectativas.
He oído comentarios, entre diplomáticos y extranjeros, filtrados por algunos de los 33 miembros de la comisión –aunque puede ser que fueran lanzados de forma consciente, como “bolas”- sobre la inclusión en la próxima Carta Magna del derecho a huelga, al periodismo independiente y a la propiedad privada.
Pero, si fuera cierto, habría que recordar como ya advirtió Raúl Castro –durante la toma de posesión de Díaz Canel- que todo ello se haría con la inamovilidad del socialismo y bajo el Partido Comunista de Cuba, como dirigente superior de la sociedad y del Estado y única entidad política permitida en la isla.
Esta es la esencia de la primera, y más importante violación de los derechos humanos en nuestro país, ya que se supone que la Constitución sea incluyente y que garantice derechos y libertades a todo el pueblo; no solo a los que la dictadura define como “revolucionarios”.
Es lamentable que cada vez que se discute con el régimen sobre problemas de derechos humanos, no se considere como la base de las violaciones que lleva a cabo este documento fundamental, y lo que se haga sea poner ejemplos puntuales de situaciones del día a día. Esta práctica debería cambiarse porque la dictadura responde también con argumentos convenientes de lo que sucede en otros países del mundo, para no llegar a analizar lo que se le está cuestionando y evitar tener que reconocer lo que hace en materia de violación de los derechos humanos.
El Capítulo VII de la actual Constitución, referido a “Derechos, deberes y garantías fundamentales”, en su Artículo 62 plantea: “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de ese principio es punible”.
Si la versión en la que se trabaja incluye este artículo o alguno parecido, ¿qué importa que haya posibilidades de huelga o prensa independiente?
Por ejemplo, todos los que hablan con Cuba sobre las violaciones de los derechos humanos se quejan de las detenciones arbitrarias y las golpizas a los disidentes. Si se tomara en consideración el Artículo 58 de la Constitución vigente, esto no debería ocurrir, ya que reza: “La libertad e inviolabilidad de su persona están garantizadas a todos los que residen en el territorio nacional. Nadie puede ser detenido sino en los casos, en la forma y con las garantías que prescriben las leyes. El detenido o preso es inviolable en su integridad personal”.
Sin embargo, a esto le aplican el Artículo 62, antes mencionado y tratan de quedar dentro de la Ley. Esos son los rejuegos a los que acostumbra el sistema, para legalizar todas sus arbitrariedades y violaciones de los derechos humanos. Además, no importa que no se cumpla, está escrito.
Por otra parte, las autoridades cuando ejecutan cualquier orden superior, no toman en consideración ni siquiera lo más elemental de lo que se consigna en esta Ley; un ejemplo de ello está en el juicio que le hicieron al grupo de disidentes que juzgaron conmigo cuando la Causa de los 75, en el año 2003.
Se plantea que todo acusado tiene derecho a la defensa (Artículo 59); si bien es cierto que tuvimos abogados, no se les dio acceso a los documentos antes del juicio, por lo que ellos llegaron allí sin saber siquiera de qué nos acusaban; aunque el ministro de Relaciones Exteriores en aquel momento, el defenestrado Felipe Pérez Roque, repitiera en público, una y otra vez que habíamos tenido derecho a todas las garantías constitucionales.
Lo más difícil de las violaciones de los derechos humanos es, sin lugar a dudad, lo que sufre el pueblo, al que se le ha exigido en todo momento una total sumisión a la mal llamada “Revolución”. Solo un ejemplo muy visible, está en el gran número de personas que fueron a pelear las guerras de “Fidel
Castro”, en países africanos como Angola y Mozambique. Estos apenas cuentan con un risible retiro, que no les permite ni pasar 10 días del mes; por lo que se pueden ver en las calles, hasta pidiendo limosna.
¡Cuánta decepción hay en los trabajadores profesionales! Después de haber estado al menos cinco años estudiando en las universidades y haber trabajado 30 o 35 años de su vida al servicio del país, pasan al retiro con pensiones tan pequeñas que convertidas en moneda libremente convertible se equiparan a 10 o 15 CUC. Pasan su vejez con un bajo nivel de vida.
Una anécdota que me marcó fue conversar con un chofer de taxi de unos 60 años, quien dijo que él no le tenía miedo a la muerte, pero sí terror al retiro; porque sería como una muerte lenta en la miseria.
Es necesario reconsiderar los planteamientos que se hacen sobre violaciones de derechos humanos en Cuba, para dejar de proyectarlos como “el piñazo al disidente”, “el no permiso de salida del país”, “la detención arbitraria”, etc., que sí son violaciones que afectan a una parte de la sociedad; pero más importante e incluyente sería hablar de aquellas que perjudican a millones de nacionales.