LA HABANA, Cuba. – “No + MLC. Queremos tiendas en pesos. Los trabajadores no ganamos dólares. ¡Basta de abuso! Queremos las tiendas en CUP”, reza uno de los carteles que circula ahora mismo en redes sociales y que traduce el desespero de buena parte de los cubanos a raíz de unos “reajustes económicos” que pocos dudan en calificar como abusivos.
Como este mensaje también aparecen otros en los grupos de compra y venta creados en Facebook, y a donde suele recurrir una mayoría en la Isla para adquirir productos de primera necesidad que el régimen comunista vende exclusivamente en divisas extranjeras (MLC), mientras la red de mercados en pesos cubanos —la moneda en que reciben sus salarios los trabajadores cubanos— se mantiene totalmente desabastecida o, lo que es peor aún, desactivada y sin esperanzas de una reanimación a corto plazo.
Sin embargo, a pesar del descontento general, de las señales evidentes del incremento de la pobreza, de la posibilidad cada vez más real de un estallido social sin precedentes, del aumento del tono de las demandas de cambios urgentes en las políticas económicas —incluso entre seguidores del castrismo y hasta miembros activos del Partido Comunista—, el régimen continúa aferrado a la implementación de una “Tarea Ordenamiento” y de un disparatado “Reordenamiento del ordenamiento” que, a las claras, no es más que una serie de experimentos fracasados y terapias de choque que cada minuto que pasa agravan más la situación.
Sobran las señales de que la crisis se profundiza y de que cada maniobra diseñada por los “cerebros de turno” de la dictadura no llega para ofrecer soluciones por el “bien de todos” sino para perfeccionar el saqueo de los bolsillos del ciudadano, no importa si este vive dentro o fuera de Cuba.
Esta semana, el dólar —excluido de las transacciones en los bancos— llegó a cotizarse a más de 90 pesos cubanos (CUP) por unidad, con perspectivas de superar en los primeros días de febrero aquellos 150 CUP que tuvo como tope durante la hambruna de los años 90, a la que eufemísticamente Fidel Castro nombró “Periodo Especial”.
El par de zapatos más barato que se vende en el mercado negro —donde único es posible encontrarlos— no baja de los 2 500 pesos, mucho más de lo que recibe un trabajador jubilado como pensión, y prácticamente un tercio e incluso la mitad del salario de un empleado altamente calificado.
Quizás sea este de los zapatos el ejemplo más desafortunado porque al menos los hay, existen. Sin embargo, en esta vorágine inflacionaria en escalada sin frenos los precios de los productos básicos van por las nubes, en un contexto donde el papel higiénico, la leche en polvo, el huevo, incluso medicamentos como una simple aspirina o un jarabe para la tos son considerados artículos de lujo, y como tal debe tenerlos el régimen cuando solo se los encuentra en las “farmacias internacionales” y tiendas “especiales” donde el peso cubano tiene prohibida la entrada.
Y la tendrá por mucho más tiempo, a juzgar por la recurrencia del tema en las intervenciones del ministro de Economía para quien las tiendas en MLC, a pesar de los pesares, “llegaron para quedarse” (que es la frase predilecta de los artífices y fanáticos de la “Continuidad”).
Aunque el trauma de esta debacle ha hecho delirar a unos cuantos ingenuos, aferrados a la idea de que “su gobierno” encontrará pronto una solución o que cederá a los llantos y ruegos más que a las presiones y protestas, la realidad es que este desastre no termina aquí con el dólar tendiendo al infinito y más allá. Las pruebas más “contundentes” (otra palabrita del glosario “continuista”) son el par de desmentidos que publicaron recientemente la página oficialista Cubadebate y la directiva de la red de Casas de Cambio (Cadeca), donde aclaran que ningún banco cubano venderá por el momento dólares ni MLC, en otras palabras, que el saqueo continuará con la misma intensidad con que vemos levantar hoteles de cinco estrellas en cada esquina donde ayer hubo un derrumbe, es decir, una tragedia.
Señal más que tangible de que los cubanos, incluso hasta los más “aguantones”, comienzan a “acalorarse” está en los debates candentes que se desatan en las redes sociales, incluso hasta en las propias páginas del Gobierno en internet donde, a pesar del trabajo de los “moderadores” (es decir, censores) pesan más las críticas y protestas que las frases de elogio y aprobación, y esto debería tener bien preocupados a los herederos del tambaleante trono castrista.
Porque son bien estrechos y confusos los márgenes entre un reclamo de tiendas en moneda nacional y una demanda de cambio y libertad. En determinado punto de la desesperación una cosa llevará a la otra cuando a los más lentos o reacios para comprender lo que en verdad ha estado sucediendo se percaten de la gigantesca estafa que ha sido el “ordenamiento”, que es solo una “traducción”, digamos “económica”, de lo que ha sido en más de medio siglo el sistema en su totalidad.
Entonces los “teques” sobre el “bloqueo” y la “necesidad de construir el socialismo”, más que gastados, habrán rendido lo que pudieron y, en consecuencia, causarán más disgusto y furia, que adhesiones y lástima.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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