LA HABANA, Cuba. – “Ayuda desde Guyana a cualquier país de Sudamérica (…). Te recogemos en el aeropuerto de Guyana y te llevamos a nuestro hospedaje y de ahí te enviamos a dónde has decidido establecerte en cualquier país de Sudamérica”.
Lo anterior es un extracto de un anuncio del 20 de julio pasado, publicado y replicado durante los últimos días por un tal “Kevin”, en la página web de clasificados Revolico.com, a la que acuden muchos cubanos en busca de productos y servicios legales o “alternativos”.
No es este el único de su tipo en esas páginas de internet ni es tampoco un inusual “servicio” de tráfico de personas.
Quizás sea este un ejemplo de ese mercader que ocupa un lugar intermedio en la gigantesca pirámide del contrabando de migrantes donde estarían también, pero en la base, desde aquellos que cobran por gestionar una visa y una cita consular hasta esos “seres invisibles” que posiblemente alcanzarían a tocar la cima mediante el tráfico de influencias, el soborno a agentes policiales y funcionarios gubernamentales, con mayor incidencia en los países de tránsito que conforman ese inmenso corredor que comienza en el cono sur de América y termina en los Estados Unidos.
Que la migración, además de una tragedia mundial, es un gran negocio, eso no es novedad.
Conocemos, aunque no lo suficiente, sobre la existencia de mafias trasnacionales que controlan los flujos mediante la política y la violencia, principalmente en las fronteras.
Sin embargo, en los últimos meses el fenómeno ha impactado en las vidas de cubanas y cubanos que, con el fin de la ley de pies secos/pies mojados que les permitían un proceso migratorio mucho menos traumático hacia los Estados Unidos, se han unido en número considerable a las caravanas de migrantes que, históricamente, han atravesado miles de kilómetros de selvas, ríos y montañas en la odisea rumbo al Norte.
Crecen los migrantes cubanos a niveles de una crisis como la de los años 90 del pasado siglo, empeora la situación económica en Cuba, cunde el pánico entre los desesperados y aumenta en igual proporción el número de traficantes que los asedian, y buena parte de ellos con la idea de engordar los bolsillos a costa del engaño, la estafa, el chantaje, incluso el asesinato.
Nadie sabe lo que se esconde tras una promesa lanzada en una conversación por Whatsapp con un desconocido pero la desesperación y la “maldita circunstancia del agua por todas partes” son malas consejeras.
Retornando al anuncio de Kevin, del que copié un fragmento al inicio de este artículo, se habla de unos 1500 dólares iniciales por todo el proceso de sacar a las personas de Cuba y ponerlas en el lugar de su elección, no importa si piensan en Brasil, México, Bolivia o Paraguay.
Bastante poco pide el anunciante si se tiene en cuenta que promete lo que quizás no pueda cumplir por eso de que “todo el viaje será en avión y taxi en donde tengan que viajar por tierra” y que “no se pasa selva ni peligros innecesarios”. Bonanzas difíciles de creer pero al mismo tiempo bien tentadoras para quienes han escuchado las últimas noticias sobre mortales crecidas de ríos en el Darién y caravanas estancadas en Tapachula pero que igual ignoran la cifra mayor de personas que han sido engañadas y lo han perdido todo en manos de bandidos.
Pero el negocio de Kevin, aunque se pregona “bien seguro” y “con personal de confianza”, que él estaría “monitoreando todo el trayecto”, no es mucho mejor que este otro de la “competencia”, también publicado en Revolico.com, por alguien que firma como “Mafer”.
Este asegura que nos puede hacer llegar a los Estados Unidos “por travesía bajo parol por 1 año legalmente” y, similar al ejemplo anterior, el viaje comenzaría en Guyana hacia Nicaragua, más tarde continuaría a México y, finalmente, a la “tierra prometida”.
En otra publicación de la misma persona, se aclara que el proceso de visado hacia los Estados Unidos se realiza en la propia Guyana y que es un trámite “breve” y “100 por ciento seguro”, lo cual, de no ser un engaño o trampa para ingenuos, implicaría la existencia de una verdadera maquinaria de contrabando de documentación migratoria, real o falsa, que cuenta con “gestores” similares en países como México, para muchos cubanos el penúltimo escalón del recorrido.
Así, se pueden encontrar clasificados como estos donde se venden, por 6 500 dólares, “visas a México por matrimonio o contrato de trabajo”, lo cual más tarde permitiría a cualquier cubano solicitar el asilo político en Estados Unidos, tal como se aconseja en la propia nota de promoción.
Ignacio es el nombre usado por otro de los tantos “comerciantes” en el capítulo migratorio cubano. Este sujeto ofrece “Citas (por) Contrato de Trabajo (NUT) Vínculo y Unidad Familiar”, incluso relaciona los precios de una gestión que ya a muy pocos sorprende en la isla por la imposibilidad de obtener una cita on-line en la página web del consulado de México, además, revela un posible esquema de corrupción donde pudiera estar involucrado algún funcionario, al aclarar que “no somos intermediarios” y que el pago puede realizarse tanto en México como en La Habana para lo cual establece un canal comunicativo por correo electrónico.
La cita para “Unidad Familiar” se vende por 250 dólares, aunque por otros 50 se ofrece un tratamiento de cliente “prioritario”. La de “Estudiantes” cuesta 100; la de “Turismo”, 500, mientras la legalización de documentos solo son unos 30 dólares, es decir, una dolorosa “regalía” en un país donde el salario promedio mensual ronda más o menos esa cantidad.
Pero bastante poco en comparación con los 6 mil dólares que piden por una visa para México con traslado desde Tapachula, de acuerdo con lo pregonado por otro de los anuncios, del cual valdría la pena observar parte de la descripción para tener una idea de cuánto dinero van dejando los migrantes cubanos por el camino.
“Tramitamos visa con residencia para México por casamiento y por estudios en 6 mil CUC (…). Las residencias en México para quien esté ilegal o tenga visa de turismo las tramitamos en 2500 dólares. (…) El traslado de frontera Sur (Tapachula) al DF, son 2000 dólares”, dice la nota.
En esa misma cuerda pudieran estar también quienes ofertan la residencia en Ecuador por 4000 dólares, o las visas a Colombia por una cifra muy parecida, a la vez que garantizan hospedajes y boletos aéreos bien baratos. Sin dudas, un negocio en auge y, en consecuencia, cada cual toma el trozo que puede.
La relación de clasificados similares que encontramos a diario en cualquier sitio en internet destinado a cubanos es extensa y en suma describen una situación preocupante en la medida que hace sospechar sobre cuánta criminalidad, en todas sus variantes, pudiera estar generando esta nueva crisis migratoria cubana de acuerdo con su peculiaridad.
Según datos de la CEPAL, Cuba actualmente posee la cuarta mayor cifra de emigrantes en América Latina. También se estima que, en México, tan solo en dos localidades como Ciudad Juárez y Tapachula existan hoy unos 11 mil migrantes cubanos entre ilegales y gente a la espera de ser legalizada tal vez para continuar viaje a los Estados Unidos.
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