GUANTÁNAMO, Cuba.- En la última constitución castrista el cinismo alcanza una notoria presencia, aunque digamos que más refinada con relación a la anterior.
Afirmar que en Cuba hay un culto permanente a la dignidad plena del hombre no sólo es una gran mentira sino una profunda blasfemia contra José Martí.
Decir que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, soberano, organizado con todos y para el bien de todos los cubanos, muestra hasta donde las palabras han perdido su real significado para el castrismo.
Desde hace sesenta años en Cuba hay una feroz discriminación política. Como consecuencia, los cubanos que disienten del régimen exponiendo su proyecto de país desde el interior de organizaciones pacíficas no reconocidas, o difundiendo sus ideas, son excluidos de los espacios sociales, sometidos a restricciones de sus derechos y a abusos policiales y judiciales que demuestran la verdadera catadura moral del castrismo. Si esa actuación se constriñera únicamente a los opositores pacíficos y periodistas independientes hasta podría entenderse, porque vivimos bajo una dictadura. Que se extienda también a sus familiares evidencia la crueldad de este régimen y su desapego a normas elementales del respeto que debe recibir toda persona humana.
Debido a la represión de que he sido objeto decidí sacar de mi casa mi laptop, mi cámara fotográfica y otros equipos de trabajo. Sólo tengo en ella mi teléfono celular y el dinero suficiente para mis necesidades diarias. No lo guardo ̶ al igual que los bienes ̶ en casa, sino en las viviendas de amigos, esas buenas personas que siempre nos acompañan.
Aunque mi esposa tiene servicio nauta hogar no reviso mi correo en mi domicilio sino en sitios alternativos. A pesar de eso, cada cierto tiempo el servicio nauta hogar “se interrumpe misteriosamente”, aunque el equipo de conexión ̶ TP ̶ Link ̶ funcione bien. Eso es lo que ha ocurrido desde el pasado viernes 19 de julio. Añado que vecinos muy cercanos que han contratado ese servicio no tienen ningún problema para comunicarse. El único punto que carece de conexión es el área que ocupa mi vivienda.
Lo interesante es que cuando llamamos a ETECSA ̶ el monopolio castrista de las comunicaciones ̶ para reportar la interrupción del servicio, las telefonistas que reciben el reporte siempre nos dicen que no tenemos ninguna restricción para usarlo. Sin embargo, aunque tenemos saldo y el TP Link funciona bien, el servicio está interrumpido, indudablemente con el objetivo de tratar de impedir nuestro acceso a Internet, quizás por la falsa creencia de la Seguridad del Estado de que para enviar mis trabajos a CubaNet dependo del servicio nauta hogar de mi esposa, a quien se le está ocasionando un perjuicio a pesar de no tener ninguna relación con mi trabajo.
Este sábado hicimos el reporte al número 800 434 34, y fue recibido con el número 3055426, pero mi esposa lleva más de 48 horas sin poder acceder a Internet y comunicarse con nuestros hijos y sus amigos, ni poder revisar su correo electrónico. Por supuesto que cuando la interrupción se arregle, ETECSA no va a pagar por los perjuicios que nos ha causado esta vez ̶ como las otras ̶ seguramente por indicación de la Seguridad del Estado.
En horas de la tarde de este lunes vinieron los técnicos de ETECSA a mi casa. La explicación que me ofrecieron no fue convincente. No obstante, en su presencia, pude conectarme a Internet. Sin embargo, apenas dos horas después ya no podía hacerlo. Todo parece indicar que están obstaculizando nuestra conexión y que el propósito es que nos desgastemos llamando hasta que desistamos de continuar con el contrato, lo cual no vamos a hacer. Insistiremos, buscaremos otro asesoramiento tecnológico y trataremos de resolver el problema sin renunciar a nuestro derecho de tener acceso a Internet. Por cierto, me levanté de madrugada y revisé la conexión. Curiosamente pude conectarme usando el mismo procedimiento que el técnico me aseguró que ya no se podía usar por un supuesto impedimento de la máquina.
Así ETECSA obstaculiza un servicio que debería prestar a todos los ciudadanos que lo contratan y permite que se viole sistemáticamente la privacidad de las comunicaciones y, por tanto, el artículo 50 de la Constitución que establece que la correspondencia y demás formas de comunicación entre las personas son inviolables y solo pueden ser interceptadas o registradas mediante orden expresa de autoridad competente, en los casos y con las formalidades que establece la ley, aunque en Cuba ello es materia legislativa pendiente de una ley complementaria desde 1976, cuando se promulgó la primera constitución castrista.
Sin dudas se trata de una acción poco profesional de quienes están responsabilizados con brindar el servicio nauta hogar conforme a las bases establecidas en el contrato, pero ya sabemos que aquí los cubanos no tenemos ninguna posibilidad real de demandar a las empresas estatales, mucho menos por razones como la apuntada y cuando la reclamante es esposa de un “traidor mercenario del imperio”.
Por eso he afirmado que el cinismo está muy presente en la nueva Constitución cubana, un documento que más parece hecho para un sainete que para regir la realidad de un país que, si nos guiamos por lo que afirma la Carta Magna, sólo pertenece a la trama de una novela futurista o existe únicamente en las mentes afiebradas de los mandantes del castrismo.
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