LA HABANA, Cuba -Jóvenes cubanos ponen sus vidas en peligro al consumir testosterona y andrógenos para acelerar su crecimiento muscular. La testosterona es la hormona más usada para obtener una hipertrofia muscular en Cuba. Con la esperanza de ganar músculos en muy poco tiempo, ellos deciden tomar los caminos más fáciles. El consumo para obtener cualquier efecto anabólico se convierte en su principal vía para agilizar la meta.
Daniel Fernández, ex culturista, comenta que en este tiempo veraniego los gimnasios aumentan sus ingresos de jóvenes sin experiencia: “Muchos vienen con la idea de ponerse musculosos en dos meses, para lucir su cuerpo en la playa. Pero es una idea errada, porque ni consumiendo los andrógenos más fuertes, se logra crecimiento muscular en tan poco tiempo”, puntualiza Fernández.
Entre las drogas más usadas están la testosterona y la nandrolona, que ayudan al crecimiento muscular. El consumo de estas drogas aumenta aún más el peligro por el hecho de que quienes las consumen se encuentran en pleno desarrollo. La media de edades de estos nuevos culturistas está en los 18 años.
El uso indiscriminado de los andrógenos puede provocar varias consecuencias nefastas, entre ellas el cierre prematuro de la epífisis [glándula principal ubicada en la silla turca] y la detención del crecimiento en adolescentes. También la disminución de la espermatogénesis, la hipotrofia y atrofia testicular y la feminización en el hombre.
“La conclusión de todo esto es que puedes quedarte estéril para toda tu vida”, concluye Alejandro Gutiérrez, culturista aficionado.
Y no es todo. También se ponen en peligro algunos órganos principales como el hígado y los riñones.
Alex Ferrer, culturista amateur, se encuentra esperando un trasplante de riñones. Su lucha por seguir vivo lo ha llevado al límite de las hemodiálisis, y ahora se ilusiona con la posibilidad de conseguir un riñón que su cuerpo no rechace. Actualmente pesa 50 kilogramos, en lastimoso contraste con los 110 kilogramos que pesó en otros tiempos, con medidas superiores a las 18 pulgadas en los brazos. No quiso ofrecernos declaraciones, ni ser fotografiado.
En el año 2011, se popularizaron entre estos jóvenes las inyecciones de aceite de maní por vía directa al músculo, especialmente en las extremidades. “Nunca se tuvo en cuenta que el músculo está formado por un buen porciento de agua, con la cual no es compatible el aceite”, señala Alejandro Gutiérrez, culturista aficionado.
Debido al uso de este aceite, muchos llegaron al salón de operaciones. La extirpación de partes de algún músculo, o la pérdida de un brazo, estuvieron entre las consecuencias.
Reinier Gallardo, de 35 años, aficionado al culturismo, explica que la creación de quistes en los músculos, provocado por las inyecciones de aceite, hizo que su tejido hiciera una necrosis. “Por ello –afirma- hoy tengo deformado el brazo derecho”.
¿Existen otros métodos menos dañinos para ayudar a la hipertrofia muscular?
Con suplementos como la creatina, menos agresivos con el organismo, se obtienen buenos resultados a través de entrenamientos serios y de media duración. Sin embargo, los sitios de internet que dan propaganda a este producto, señalan que no se puede tomar si el atleta presenta problemas en el hígado, corazón o riñones. Además, sus precios no están al alcance del cubano medio.
Alejandro Gómez, de 22 años, practicante del culturismo, comenta: “La creatina más barata cuesta unos 500 pesos cubanos”. Esta cifra supera el salario mínimo (250 pesos) de un trabajador en la Isla. Ello desvía la búsqueda de los jóvenes hacia la testosterona. “Hoy cuesta 200 pesos un ciclo de 75 bulbos de testosterona de 100 miligramos, pero solo eso bastaría”, concluye Gómez
Los gimnasios particulares están en crecimiento y la juventud se muestra cada vez más deseosa por tener un cuerpo digno de exhibición. Lo malo es que entre el desconocimiento, la falta de voluntad y la falta de dinero, los inexpertos pesistas continúan poniendo en peligro sus vidas.