LA HABANA, Cuba. — Según la propaganda del régimen, el sistema de salud cubano “tiene como finalidad producir salud de la mejor manera posible con dos indicadores principales: la eficacia social y la satisfacción social”.
Mientras, hay un vertiginoso aumento de enfermedades contagiosas en toda la Isla, que descalifica el sistema de salud cubano.
Más allá de la falta de medicamentos, la rotura de los equipos electro médicos o la pésima higiene, en esta ocasión quiero referirme al pésimo servicio de ambulancias de la capital cubana.
Hace solo unos días en el policlínico 27 de Noviembre, ubicado en calle 69 y 126 y 128 del municipio Marianao, en la capital, más de una veintena de pacientes, entre ellos varios niños, pasaron ocho horas esperando una ambulancia para ser trasladados a un hospital donde pudieran recibir el tratamiento adecuado.
Muchos de estos enfermos, estaban diagnosticados con el dengue y el cólera.
Al fín, en horas de la tarde, apareció una ambulancia del Servicio Intensivo de Urgencias Médicas (SIUM) que lógicamente no podía trasladar a todos los enfermos.
“Y se formó tremenda discusión entre los familiares de los pacientes, los choferes de la ambulancia y la enfermera de turno, ya que todos querían montar a la vez en el vehículo, desesperados por llegar al hospital de transferencia, entonces faltó poco para que se armara una reyerta” sentencio el bloguero Joisis García, quien aseguro que algunos tuvieron que irse al hospital en el transporte local.
Una anciana de 90 años que prefirió el anonimato y que se desempeñó como enfermera en varias clínicas privadas y hospitales del otrora Vedado por la década del 50, declaró, “esto es increíble, en aquel tiempo hasta las llamadas casas de socorro tenían disponibles una ambulancia a toda hora”.
Ahora para transportar un enfermo debes esperar pacientemente o sobornar a los conductores de ambulancias.
Según Onilda, una pinareña que hace algún tiempo tuvo a su padre ingresado en el hospital clínico quirúrgico de 26, con un problema del corazón, la corrupción pulula en este servicio social. “El día que le ordenaron a mi padre la prueba del cateter, el turno en el hospital cardiovascular del Vedado era para las 11 de la mañana, y a esa hora todavía no había una ambulancia por todo aquello, tuve que salir para la calle a localizar el SIUM y pagarle 5 CUC para que me lo trasladase del policlínico hasta allí”
Para Cecilio Betancourt, quien reside en la calle 23 entre 4 y 6 en el Vedado, y lucha desde hace más de 25 años con un grave padecimiento de su hijo, los logros de la revolución en temas de salud son una gran mentira.
“Cuando operaron a mi madre de la cadera, llevaba más de 6 horas esperando por una ambulancia en el hospital Fructuoso Rodríguez para trasladarla hasta la calle 6 y 23, tuve entonces que sobornar al chofer de una ambulancia que entro al Hospital casualmente, quien cobró 100 pesos” sentencio Betancourt.
El viejo lema de “producir salud con eficacia social y satisfacción social”, es incompatible con las frustraciones y penurias que sufren los cubanos cuando se enferman.