HOLGUÍN, Cuba.- “No hay corriente. No hay agua”, el cartel colgado en la puerta de cabillas desconcertó a Eliécer. El punto de agua potable del ‘18 plantas’ era la última posibilidad que tenía.
“He recorrido casi toda la ciudad y no hay agua en ningún lado”, dice Eliécer mientras sujeta con una mano la bicicleta y con la otra sostiene un pomo plástico de 20 litros vacío.
Su rostro sudoroso y quemado por el sol refleja pesadumbre. “No sé qué hacer, tengo un niño de dos años”, dice. Como él quedaron muchos clientes sin agua.

Por las calles las personas van de un lugar a otro con los pomos plásticos vacíos en las manos, en carretillas o en la bicicleta en busca del preciado líquido.
Varios dueños de puntos de venta de agua han entregado la patente ante la inestabilidad del abasto. “Ya el negocio me estaba dando pérdidas. La pipa (camión cisterna) me abastecía muy poco. El suministro es inestable por los apagones”, dice Mauricio, un vendedor.
Los apagones han empeorado la situación del agua potable, un problema que se ha agravado al no existir ofertas de agua embotellada ni en las tiendas en MLC.

La situación que presenta el Sistema Eléctrico Nacional es muy compleja y tensa, y no hay solución a corto plazo, afirmó el ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, quien aseguró que el incendio en la Unidad 2 de la Central Termoeléctrica (CTE) Lidio Ramón Pérez de Felton, situada en esta provincia nororiental, “interrumpió todas las estrategias para enfrentar los meses de verano con mayor estabilidad del sistema”.
También inciden, según Arronte Cruz, “las roturas, las limitaciones e inestabilidad con el combustible, principalmente con el diésel, junto al aumento en los últimos días de la demanda del Sistema por el incremento de las temperaturas”.
La crisis energética causa estragos en el país, principalmente en la población y en el sector privado. Los copiadores de memorias han visto afectado su negocio por los constantes cortes de energía eléctrica. “Son apagones diarios de más de seis horas. Ya no grabo tantas memorias y gano menos. Los precios de la canasta básica están muy altos y tengo una familia que mantener”, afirma Gustavo, del reparto El Llano.
En este sentido, los clientes muestran su disgusto. “La televisión cubana es muy aburrida. Mi entretenimiento es ver películas y series extranjeras. Aquí no hay donde salir para uno divertirse, todo es muy caro. Prefiero quedarme en casa viendo novelas que grabo con los copiadores. Pero con los apagones ahora ni eso puedo hacer. Los más perjudicados son los niños que no pueden ver ni los muñequitos”, dice Yaima, vecina del mismo reparto.
El salón de espera de la oficina de trámites de identidad, pasaportes y licencia de conducción está lleno. Son las 12:23 del mediodía y numerosas personas están desde por la mañana a la espera de que se restablezca el servicio eléctrico que se interrumpió hace más de tres horas.
Los citados para la tarde se han unido a los de por la mañana y en total suman casi 40 personas. A las 10:17 a.m. quitaron la corriente y el trámite quedó a medias.

El calor arrecia y alguien comenta que llamó a la Empresa Eléctrica y le dijeron que el servicio se restablecería a las 2:00 de la tarde. La alegría duró poco. El reloj marca las dos y media de la tarde y el apagón continúa.
Muchos llegaron a las 8 de la mañana. Entre ellos un señor de 73 años que inició los trámites para el pasaporte. “Era el número 11 en la lista. Ya me habían tomado la foto y a mitad del proceso quitaron la corriente. Aquí estoy sin almorzar ni tomar agua. En este lugar no hay nada. No me puedo ir. Tengo que esperar a que pongan la corriente para terminar el trámite. Esto es uno de los últimos sacrificios que voy hacer en este país. Yo nunca quise irme de Cuba, pero ahora hay mucha escasez y apagones. Desde el exterior mis hijos me ayudan, pero ya ni con dinero encuentro las cosas para vivir aquí. En cuanto tenga el pasaporte en la mano me voy a vivir con mi hija que está afuera de Cuba”, confiesa a CubaNet el señor.
En una esquina se escucha a una joven que comenta a su pareja: “Estamos esperando por gusto para que al final nos digan que el trámite queda pospuesto.”
También hay niños chiquitos. Una pequeña de cuatro años se pone impaciente. El celular ya no le resulta entretenido. La monotonía y el calor la desesperan. La madre trata de tranquilizarla y le rasca la espalda para aliviar la picazón que le provoca el calor. La niña se calma, pero al poco tiempo vuelve a desesperarse. El calor arrecia. La madre le da agua de un pomo que saca de la cartera. El ambiente es muy hostil, la niña comienza a llorar y la madre decide irse. Son las 2:40 p.m. y continúa el apagón.

“Los que están citados para la tarde tienen que volver la semana que viene y los que ya iniciaron el trámite tienen que seguir esperando”, dice un funcionario.
El servicio eléctrico se restablece a las 2:50 de la tarde. Media hora después una funcionaria informa que la conexión es lenta. Finalmente, a las 3:15 llaman a la primera persona.
¿Helados con apagones?
Guamá y Komodidad son dos céntricas cremerías estatales de la ciudad. Una está al lado de la otra, pero solo la segunda está abierta. Su oferta es mínima: paquetes de Pelly, refresco instantáneo y helado derretido.
Las mesas están vacías. La portera pregona las ofertas a toda voz, pero los transeúntes del bulevar siguen su marcha al conocer que el helado se convirtió en un líquido. “No hay clientes porque el helado está derretido. Estuvimos en apagón toda la tarde y el helado se derritió por falta de refrigeración. Nos sucede a menudo”, comenta la empleada a CubaNet.

La situación disgusta a los holguineros deseosos de mitigar el calor con un helado. También provoca pérdidas económicas al establecimiento que deja de comercializar la mercancía.
En la otra esquina, y de frente al parque Calixto García, está Pico Cristal, una cafetería estatal que, aunque su horario habitual se extiende hasta la noche, ha cerrado sus puertas temprano por la falta de servicio eléctrico.
Su interior está muy oscuro. Varias personas se acercan con la esperanza de poder entrar, pero al ver la puerta cerrada con una silla arriba de una mesa desisten de la idea. “Hoy es sábado y salimos de la casa huyéndole a los apagones. Pero en la ciudad no hay ofertas gastronómicas, hay apagón y todo está cerrado”, dice Juan Pablo, un joven holguinero que invitó a su novia.
El cierre de los establecimientos gastronómicos por el apagón ha dejado desolación en el centro de la ciudad. En la piquera del parque Julio Grave de Peralta los bicitaxis se quejan por la falta de clientes. “Hoy no he podido hacer ni un peso. No hay pasaje. Llevamos varios días así. Yo pensaba que ahora en julio iba a trabajar más, pero ha sido todo lo contrario”, dice un conductor de bicitaxi a CubaNet.

Han proliferado los carteles que anuncian el cierre por apagón colgados en los comercios. “Cerrado por fluido eléctrico” es el que pegaron en el Nikel, una tienda que comercializa en MLC. “Vinimos en guagua de Las Tunas a comprar una batería para la motorina. Salimos temprano. Llegamos y la tienda está cerrada sin corriente. Hicimos el viaje por gusto, tan caro que están los pasajes. Aquí trabajan hasta las cinco de la tarde. Nos quedaremos a dormir frente a la tienda con la esperanza de que mañana haya corriente. No podemos regresar sin la batería”, dice Alexis, que viajó junto a su hermano.
Los talleres de motos eléctricas también están cerrados. “Imagínate, sin corriente no podemos trabajar. Utilizamos equipos que funcionan con electricidad. Eso también perjudica a mis clientes. Ahora tienen que caminar hasta que yo les arregle la motorina. Se me ha acumulado mucho trabajo”, comenta Enrique, dueño de un taller.
En la calle ha proliferado la venta de candiles artesanales que están confeccionados con latas de cerveza vacías y una mecha de frazada de limpiar piso. “Alúmbrate en el apagón”, pregona el vendedor que oferta su producto a 100 pesos cada uno.

“Le echas luz brillante y lo mezclas con un poquito de aceite y no suelta humo”, recomienda el comerciante cuyo invento ha tenido mucho éxito.
“Es increíble, en pleno siglo XXI y en Cuba nos alumbramos con candil”, comenta un señor mientras compra uno.
El soldador es otro oficio perjudicado por los apagones. “En medio de un trabajo quitan la corriente. Tengo que continuar al siguiente día porque vuelven a poner la corriente casi anocheciendo. No puedo planificar porque al otro día no se sabe en qué horario la volverán a quitar”, dice Manuel.
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