MIAMI, Estados Unidos. – Hace un par de días, en la calle Cuba entre Teniente Rey y Muralla, una joven madre de un niño enfermo sacó de su frágil vivienda una colchoneta y varias sillas para el medio de la vía pública con el fin de interrumpir el tránsito y llamar la atención ―léase protestar pacíficamente― sobre la desesperada situación de su hijo, para quien no hay recursos ni soluciones en la Cuba de Miguel Díaz-Canel.
Días después del incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, donde murieron 17 hombres, entre ellos varios reclutas del Servicio Militar Activo ―de carácter obligatorio― malamente entrenados como bomberos. Sus angustiadas madres exigieron al gobierno de Díaz-Canel la anulación del Servicio Militar, vigente en la Isla desde hace seis décadas. Las etiquetas #NoAlServicioMilitarObligatorio y #NoAlServicioMilitarObligatorioEnCuba se posicionaron en las redes sociales en esos días.
A una madre cubana la citaron para que su hijo se presente al Servicio. Ella ha dejado claro que no enviará a su hijo a ninguna unidad militar del régimen. Las autoridades le informaron que si su hijo no se presenta al Servicio, podría cumplir dos años de cárcel, pues es mayor de edad. La cubana se plantó: “No quiero que mi hijo haga el Servicio Militar. No me importa la Seguridad del Estado. No me importa nada. No voy a entregar a mi hijo para que le hagan lo mismo que a los de Matanzas”.
A finales de junio, varias mujeres sacaron sus muebles y refrigeradores a la Calzada del Cerro en La Habana y se sentaron a la intemperie a bloquear el tránsito vehicular, en protesta por las inundaciones causadas por fuertes lluvias. Las cubanas responsabilizaron al régimen comunista por seis décadas de abandono del sistema de alcantarillado en la capital. Contaron algunos residentes del lugar que la protesta bloqueó el tráfico y obligó a que los ómnibus urbanos circularan por otras vías.
Las madres de los presos por las protestas del 11 de julio de 2021, lideradas por Bárbara Farrat Guillén, María Luisa Fleitas y Caridad Castro, han enviado una carta a Miguel Díaz-Canel. Una de las misivas recoge más de 150 firmas, incluyendo las de familiares y amigos de los detenidos. De Bárbara Farrat Guillén se ha dicho que “fue capaz de coordinar todo esto, se ha convertido en una activista; fue la promotora de la iniciativa y en la carta solicita una amnistía, indulto o sobreseimiento de los casos de cientos de presos políticos del 11J”.
Por su parte, María Luisa Fleitas Bravo pidió divulgar un video en el cual solicitaba ayuda para el caso de su hijo, Armando Vázquez Fleitas. “Yo pido justicia […]. Está preso en Valle Grande por las protestas del 11 de julio, cuando él se manifestó pacíficamente aquí en La Güinera. Le están pidiendo 20 años como si fuera un asesino o un violador. Yo les pido por favor que me ayuden; no sé qué voy a hacer; estoy desesperada”. Fleitas Bravo pidió que subieran su video a las redes sociales “para que el mundo entero [supiera] lo que se estaba haciendo con los jóvenes en Cuba”.
Protestan y denuncian también otras madres en las redes sociales: Zoila Rodríguez, madre de Katia y Exén Beirut, ambos presos desde las protestas del 11J. Katia estaba bajo tratamiento para el cáncer cuando fue detenida, y su salud en prisión se ha deteriorado. Zoila Rodríguez ha denunciado el caso de sus hijos mediante un video publicado por la agrupación legal Cubalex. Elizabeth León, madre de tres jóvenes detenidos durante las protestas del 11J en La Güinera, denuncia que sus hijos y los otros presos son maltratados regularmente, y que madres como ella están siendo maltratadas.
Denuncia también abusos e injusticias Marta Perdomo, madre de Nadir y Jorge Martín Perdomo. El primero ―seriamente enfermo y sin atención médica ninguna― condenado a seis años de cárcel que cumple en la prisión de Melena del Sur; el segundo a ocho años que cumple en la prisión de Quivicán. Por su parte, Milagros Machín, madre de Yordan Manuel Escobar Machín, denunció a través de una directa en Facebook las golpizas que ha recibido su hijo, las amenazas que le han hecho a ella y el constante acoso de agentes de Seguridad del Estado.
Desde mediados de año, las protestas se han convertido en cacerolazos durante los largos apagones. En esos cacerolazos, la presencia de mujeres y madres es notable, y evidente en las docenas de videos que los cubanos suben a las redes sociales desde Santa Cruz del Norte, Santa Cruz del Sur, Pinar del Río, Jagüey Grande, Caibarién, La Habana, Bejucal, Las Tunas, Santiago de Cuba, Guantánamo, Songo La Maya, Mantilla, La Güinera, Playa, Artemisa, Puentes Grandes, Boca de Camarioca, Manzanillo, San José de las Lajas y muchos otros lugares a lo largo y ancho de la Isla.
La rebelión de las madres ha comenzado en Cuba. No habrá quién pueda callarlas. Lejos de apagarse, la rebelión se intensificará mientras mayores sean las penurias, los atropellos, la represión y las injusticias. La rebelión de las madres ha comenzado.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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