1

Los comisarios muerden la película blasfema

LA HABANA, Cuba.- Yimit Ramírez quiere hacer una película —o terminar el corte final— y entonces los dueños de los cines, del ICAIC y de la Muestra Joven donde debía exhibirse el filme, lo prohíben, dándole a entender que si quiere hacer una película, y para colmo ponerla en el 23 y 12, que mejor lo haga en su casa. Increíble.

No al siglo XXI. Los comisarios muerden la película blasfema. “Balas ominosas contra José Martí” es un artículo de Juventud Rebelde que acusa a “quienes intentan desconocer la altura del héroe” de sirvientes del imperio “al revolverse contra la nación cubana”, asegurando que “muy mal estaría Cuba si el concepto de juventud se confundiera con el derecho a la irreverencia y a cometer actos de lesa patria”, y cerrando con: “Otros venenos y proyectos ominosos hay”.

Granma va en su comparación a 1949, cuando aquel grupo de marines “culminó una jornada de asueto en el puerto de La Habana en el Parque Central. Borrachos, dos de ellos treparon a la estatua de José Martí, uno orinó en lo alto; abajo sus compinches aplaudieron”. El ángel de La Jiribilla también liberó su cólera institucionalizada.

Porque, más que al Apóstol, al Maestro, al Héroe Nacional, se insulta a un Martí gubernamental: con el Guardián de la Piedra no te metas. Hace 30 años hubo una condena a muerte contra el autor de la novela Los versos satánicos por algo parecido, una “blasfemia” contra el Profeta de Dios. Los censores fundamentalistas creen que un artista piensa como todos sus personajes.

“José Martí es un mojón”, “José Martí es… era maricón”, dice Tony, el personaje que se confiesa no martiano, a Neisy, admiradora del héroe, en medio de una historia de amor, que de eso trata QHUP —como llama el equipo realizador a Quiero hacer una película—, no de Martí. Y el alto comisariado se horroriza por esas palabras. Asombroso.

¿De veras piensan que Martí sigue siendo sagrado para los jóvenes después de todos los desatinos y mentiras que les embuten sobre él en la escuela y los medios? Hoy, los niños y los jóvenes desconocen a Martí, pues les han inculcado que es una especie de adelantado del socialismo en Cuba, un autor intelectual de todo lo que ocurre ahora en el país.

Además, se les ha acostumbrado a insultar y agredir masivamente a sus semejantes vivos, a llamarlos con palabras tan ofensivas como “mojón” o “maricón” siguiendo órdenes de sus educadores. Pero esos comisarios ni se inmutan por eso, ni porque el gobierno acerque los ideales de Martí a los del marxismo estalinista o sus restos mortales a las cenizas de Fidel Castro.

Y razones es lo que nunca falta a censores y comisarios para condenar filmes en la Muestra Joven, como ocurrió con Fuera de liga (Ián Padrón, 2007), con Revolution (Mayckel Pedrero, 2009) y con Despertar (Ricardo Figueredo, Anthony Bubaire, 2011). Este último caso provocó la renuncia a la dirección de la Muestra de Fernando Pérez.

Pero, luego de la prohibición, del ucase fulminante y del estigma, las autoridades inquisidoras acusan a sus víctimas y a sus equipos de realización por exponer sus opiniones y rebatir las falsedades de sus censores en las redes sociales, ya que no tienen el menor acceso a la prensa oficial. Como siempre, el pataleo del ahorcado es un agravante. Pasmoso.

El argumento de QHUP: “Entro en tu casa sin que lo sepas. Oculto bajo tu cama grabo tu vida. ¿Me dejas hacer una película con esas imágenes? Neisy primero siente pánico, luego ve lo filmado por Tony, un mirón con ánimo de espía como su padre, connotado agente de la Seguridad del Estado. Ella no solo acepta, sino que se implica. Convienen en seguir documentando sus vidas, su relación, la Cuba que viven, disfrutan, sufren. Quieren terminar su película.”

Según Marta Ramírez, la productora, QHUP, que se hizo con una campaña de crowdfunding, fue convirtiéndose en “una creación totalmente colectiva. Un juego donde los espectadores también son todo esto que somos nosotros… Yo no he visto nada construido de esta manera”.

En su página de Facebook, el director Yimit Ramírez imagina qué bella sería Cuba si “todos pudiéramos decir y reaccionar espontáneamente, sin simulaciones”, y se pregunta “por qué razón Martí les tiene que gustar obligatoriamente a todos. ¿Por qué el tocororo, la palma, el escudo, el himno? ¿Por qué tanta irrealidad, rigidez, inocencia?”

No descubrió a Martí en “los libros de la escuela, muros y noticieros”, sino en fuentes como “las cartas en que Máximo Gómez y Antonio Maceo lo criticaban y tildaban de afeminado”, un Martí, dice Ramírez, “que cagaba y gustaba del hachís”. Así que decidió dejar la controvertida escena para “bajarlo del pedestal y traerlo al barrio”.

Para el joven director, “todo este suceso ha generado debates muy interesantes y necesarios, es otra película que está sucediendo en tiempo real, escrita y actuada por todos nosotros. Es muy saludable cuestionarnos el nacionalismo, y todo lo sembrado e impuesto. Lo que sobreviva a esa revisión, bienvenido sea. Lo que no, pues que siga su camino y ya está”. Admirable.

El crítico Gustavo Arcos reitera lo que dijo ante una situación similar, que “lo que interesa es la posición común que deben tener los creadores más jóvenes y también los que no lo son para con esta actitud de censurar y prohibir. Si los ideólogos o funcionarios del ICAIC consideran que un filme puede provocar la caída de un sistema, una idea o un proyecto de sociedad, entonces poco han conseguido a lo largo de 50 años”.

Y suena muy razonable su consejo a los jóvenes de que, como estamos en el siglo XXI, y ya que la Muestra Joven es del Estado, como las salas de cine, “exploren y exploten todos esos nuevos espacios y plataformas para producir y consumir las obras. Ustedes no dejarán de rodar películas porque no se las exhiban en las salas de cine. Rara vez los cineastas independientes del mundo han contado con las salas de cine. Ellos solo cuentan con sus películas, su pasión y su energía”.

En declaraciones a 14ymedio, los realizadores han dicho que presentarán la película a todos los certámenes dentro de Cuba en los que pueda participar. “De lo contrario la regalaremos y haremos proyecciones donde podamos. Es el precio de la independencia”. Claro.

Por su parte, el crítico de cine Dean Luis Reyes, en solidaridad con el equipo de QHUP ha sido muy  preciso: “Martí será un Dios para alguna gente, pero el arte tiene que ver con la duda, de lo otro se ocupa la religión”.

Sin embargo, en medio de esta confusa situación, no deja de tener razón Arcos al escribir que “en el fondo, todo este revuelo alrededor de una frase, es solo una cortina de humo, generada por los funcionarios y la burocracia cultural para contaminar y desviar la atención pública sobre las verdaderas angustias que acompañan hoy toda la creación artística en el país”.

Naturalmente, algunos se preguntan si ocurrirá la Muestra Joven 17, que debe celebrarse del 3 al 8 de abril, en el contexto político que ya sabemos. Ya la Bienal de La Habana fue postergada para el próximo año con el pretexto del huracán Irma. Sensacional.