LA HABANA, Cuba. – El Espacio Aglutinador ha empezado ya su actividad para participar en la XIII Bienal de La Habana. Arranca de una manera que a muchos pudiera parecerles bastante “tranquila”, en contraste con su tradición contestataria, pero “Expresiones leales” es una exposición donde, como nos advierte Sandra Ceballos, directora del proyecto, hallamos “obras virtuosas, adultas y sensibles, resultado de contradicciones, enmascaramientos mentales, fruto de sufrimientos y pasiones”.
La muestra recoge trabajos de Sandra Dooley, Pável Álvarez, Nicolás Álvarez y Guillermo Estrada, “cuatro artistas muy peculiares, que no figuran en las listas de académicos ni licenciados en Arte”, apunta Ceballos en el programa, pero que “poseen ese Don empírico que emerge irrefutablemente con la fuerza de un espíritu rebelde, que no necesita de ninguna corrección escolástica, pero sí enfrentarse a conceptos estéticos prejuiciados y ortodoxos por parte de personas que intervienen en la divulgación de las Artes Visuales en Cuba”.
Y sin dudas son notables las piezas que cuelgan de las paredes de esta pequeña galería Aglutinador, enorme en el espacio del tiempo, en la esquina de 25 y 6 de El Vedado capitalino. Cuatro artistas de formación autodidacta que se abren paso en el complejo mundo de las artes plásticas cubanas de hoy, con instituciones a veces castrantes y un laberinto de galerías particulares de todo tipo.
Conversando con CubaNet, Ceballos describe la obra de estos artistas que se han formado a sí mismos: “Sin grandes pretensiones, haciendo un arte que tiene que ver con su propio mundo, con su visión personal de la vida y la sociedad”.
Sandra Dooley, por ejemplo, no ha realizado muchas exhibiciones en Cuba, pero sí en Estados Unidos y en México. Sus cuadros son introspectivos, relacionados “con su visión de la familia y la estabilidad del hogar, de una manera muy dulce, pero a la vez es una pintura fuerte, contradictoria”.
Muy diferente es Pável Álvarez, con una pincelada más expresionista y agresiva, que Ceballos ve en familiaridad “con los expresionistas alemanes, con Basquiat, aunque también hace introspección en su vida, en los conflictos internos”. Álvarez trabaja también en formatos muy grandes a veces, lo que resulta muy raro en nuestros artistas autodidactas.
“Nicolás Lara es ya un artista hecho”, nos ilustra Ceballos, “con muchos años de experiencia, incluso en el Taller de Serigrafía. Hace este tipo de trabajo muy expresivo, rompiendo con la estética del arte del buen gusto, remitiéndose a cánones de la historia del arte”. Estas piezas, por cierto, las trajo el escritor Ricardo Arrieta desde Nueva York, donde Lara vive y trabaja incansablemente.
Por su parte, Guillermo Estrada es el único en “Expresiones leales” que tuvo una mínima formación académica, recibida en el año que pasó en San Alejandro. Aunque trabaja mucho en la escultura, Estrada se dedica también al dibujo, que evidencia mucha proximidad con la forma estatuaria.
En definitiva, Espacio Aglutinador continúa su paso de proponer siempre algo novedoso, e incluso disonante, en el medio artístico cubano. Creado en 1994 por Sandra Ceballos y Ezequiel Suárez, el proyecto quedó finalmente bajo la dirección de la artista y ha logrado una relevancia nacional e internacional que “los machitos cubanos no toleran mucho”, como confiesa Ceballos.
A los comisarios les gusta nada el concepto abierto e irreverente de la galería. Aunque al principio no fue muy incisiva la represión, con los años y con el peso creciente de la labor curatorial de Ceballos, las autoridades fueron apretando la mano y llegaron a acusarla de “asalariada de la Oficina de Intereses de EEUU”, peligrosísimo cartel, que,lógicamente, dificultó mucho su trabajo, pero no lo detuvo. Ni mucho menos. En este ámbito democrático, “hacemos una fiesta con artistas y ponemos en las paredes de la casa los cuadros que queremos”, ha dicho ella.
Pero Espacio Aglutinador no solo ha resistido ataques, sino que ha llegado en su acción cultural incesante, que ha tenido que enfrentar constantemente a todo tipo de instituciones del gobierno, a reclamar, en cierta ocasión, “equilibrio racional, si es posible; LIBERTAD, sin dudas; cese de persecuciones”, y “basta de explicaciones y textos largos; el sistema NO FUNCIONA: NO FUNCIONA y punto”.
Más recientemente, Sandra Ceballos —cuya obra personal, aparte de la curaduría, le dio un lugar relevante en el arte cubano desde finales de los años noventa— dirigió una carta abierta a los artistas e intelectuales del país donde dio a conocer su absoluto desacuerdo con el Decreto 349.
“Los artistas e intelectuales cubanos tenemos que unirnos”, escribió Ceballos: “No podemos seguir pasivos ante tanta ignominia y represión. En muchas partes del mundo las personas tienen derecho a discrepar y pedir justicia, a exigir modificaciones y cambios. También existe el derecho a manifestarse y hacer huelgas. Claro, en lugares en donde hay democracia y se respeta el pensamiento individual”.