HOLGUÍN, Cuba.- “Hoy llegamos tarde otra vez”, le comenta una estudiante de medicina a su compañera. Las dos están en la parada de ómnibus frente al estadio de pelota de la ciudad de Holguín.
Pretenden llegar a la Facultad de Ciencias Médicas que está situada a dos kilómetros. Son las ocho de la mañana y llevan más de una hora intentando tomar un transporte que las lleve a su destino.
Para hacer seña, se rotan. “Ahora te toca a ti que tengo el brazo cansado”, dice una.
Las guaguas pasan llenas o se detienen unos metros antes de la parada para permitir que bajen algunos pasajeros. Pero son tan pocas las personas que descienden que el ómnibus sigue repleto y los choferes ignoran la parada oficial.
La mayoría de los viajeros se dirigen al otro extremo de la ciudad, o al centro, donde están las tiendas, los bancos y las oficinas.
La escasez de combustible y las roturas de las guaguas por falta de piezas de repuesto son las causas que menciona el Gobierno para “justificar” la crítica situación del transporte público.
Paradas abarrotadas y guaguas repletas dibujan el paisaje citadino. Esto ha provocado que la impuntualidad marque la vida de los holguineros.
Los choferes de los carros estatales ignoran el pedido de solidaridad y no paran para recoger pasajeros.
El hacinamiento dentro del ómnibus facilita la transmisión de enfermedades respiratorias. “Dentro de poco tendremos un rebrote de COVID-19. Mira cómo va esa guagua que no le cabe uno más”, le comenta una señora a su esposo.
La bicicleta dejó de ser una alternativa: por un lado, las viejas están rotas por el déficit de piezas de repuesto, lo que ha causado que sus altísimos precios rebasen el salario máximo mensual. Por el otro, no ha habido venta de bicicletas en las tiendas.
Solo se comercializan bicicletas en las tiendas en MLC, una moneda vedada y reservadas para pocos.
Entretanto, el sector privado se aprovecha de la crisis y ha elevado los precios del transporte, inalcanzables para una mayoría que no tienen otra opción que caminar largas distancias.
Dentro de las iniciativas del Gobierno están los inspectores populares, quienes tienen la responsabilidad de gestionar el transporte con los carros estatales.
Constantemente ellos extienden su señal de pare. Pero son más los carros que siguen que los que se detienen a recoger pasajeros.
Dentro de su labor está anotar el número de la matrícula de los que no responden la señal para después reportarles y aplicar las medidas disciplinarias.
Por su parte, la Dirección Provincial de Transporte (DPT) recepciona las incidencias y después las envía a los organismos implicados, quienes aplican las medidas que van desde amonestación privada o pública, señalamiento en su evaluación, entre otras más duras como la separación definitiva del puesto laboral, según informó al periódico local Gilberto Campaña Leyva, un funcionario de la DPT.
Sin embargo, todo indica que los castigos no se cumplen y las inspecciones se han convertido en una formalidad, porque la situación es cada vez peor.
“El inspector anota la chapa de los carros que no paran cuando él le hace señas. Pero, o las medidas son muy benévolas o no se aplican. Algo está pasando porque no vemos mejoría. Realmente ellos resuelven muy poco. Han pasado cientos de carros estatales e ignoran al inspector”, dice a CubaNet Noel, quien lleva casi dos horas esperando un transporte.
Hay choferes de autos que paran y recogen pasajeros, pero hay otros que ocultan su ruta para no llevar a nadie.
Marisol, una mujer que pretende realizar un trámite de vivienda en el centro de la ciudad, opina que la solidaridad se ha perdido entre los cubanos. “Este país se ha convertido en un sálvese quien pueda. No hay compasión por el prójimo. Hay mucho individualismo”.
Según datos de la DPT la provincia cuenta con 125 puntos de embarque y 2 192 paradas de ómnibus. Los organismos que más inciden en el incumplimiento de lo establecido en el apoyo a la transportación de pasajeros son el Grupo Empresarial de la Construcción y Montaje, el Ministerio de la Industria Alimentaria y la Corporación CIMEX.
No detenerse cuando el inspector estatal lo señala, ocultar el verdadero destino de su ruta y referir roturas del vehículo están entre las principales violaciones cometidas por los choferes que se repiten año tras año, sin encontrar una solución.
La Dirección Provincial de Transporte ha publicado varios números telefónicos para tramitar las inquietudes y las quejas de la población.
Como un hecho poco común, recientemente salieron a la luz las sanciones disciplinarias a trabajadores de las empresas de Ómnibus Nacionales y Viajero de la Habana y Holguín por indisciplinas e incumplimientos de los procedimientos establecidos.
“Las medidas aplicadas incluyen cinco separaciones definitivas de la entidad, un cambio de puesto de trabajo definitivo y uno temporal con condiciones laborales distintas y dos amonestaciones ante los colectivos de trabajadores”, informó el Ministerio de Transporte tras la publicación de una queja en el perfil de Facebook de la holguinera Rosa María Rodríguez Pupo, quien pretendía viajar de la capital a la ciudad de Holguín.
La falta de carburantes está entre las causas que menciona el Gobierno que impide mantener en funcionamiento las rutas habituales de ómnibus y trenes. Por la escasez de combustible “tuvimos la necesidad de retirar algunos servicios”, dijo Marbelis Matos Torrente, funcionaria de transporte en Las Tunas.
La crisis afecta a toda Cuba, incluyendo la capital, donde solo el 30 por ciento del parque total de ómnibus para la transportación pública está activo, según dio a conocer Reinaldo Garcia Zapata, gobernador de La Habana, quien calificó de muy compleja la situación.
Fomentar el uso de la bicicleta ha sido una propuesta de Luis Carlos Góngora, coordinador de Desarrollo del Gobierno de la capital.
Sin embargo esta medida está destinada al fracaso. “Es muy difícil resolver el problema de la transportación con la bicicleta. Desde hace mucho tiempo no se venden en moneda nacional. Solo están a la venta en las tiendas MLC y a precios inalcanzables”, dice Alejandro, un joven que espera en la parada de ómnibus frente la tienda Modas Praga.
Las bicicletas viejas han sido tiradas a un rincón por la escasez de piezas de repuesto.
“En los años 90 el gobierno llenó este país de bicicletas chinas. Pero no ha habido un suministro estable de piezas de repuesto y la mayoría están rotas. La mía la tiré en un rincón: tiene desgaste en el plato de la biela y la cadena se rompió”, comenta José Enrique mientras espera la guagua en la populosa parada de la calle Aguilera esquina a Libertad.
Mientras, el transporte privado ha subido los precios alegando el alto costo de la vida y el encarecimiento de las piezas de repuestos.
“Si todos los días voy y regreso de mi trabajo en un bicitaxi, en un coche o en un taxi, no me alcanzaría mi salario mensual para pagar. No hay transporte público y para ir a trabajar tengo que recorrer diariamente varios kilómetros. A esto le sumas los apagones y la carestía de la alimentación. Llego cansado y sin deseo de trabajar”, dice Manuel, un profesor de un preuniversitario.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.