Foto-galería de Ernesto Pérez Chang
LA HABANA, Cuba. -La falta de higiene y el mal estado del hospital “Miguel Enríquez”, conocido como La Benéfica, al parecer dejarán de ser noticia, si nos dejamos llevar por las imágenes alentadoras que ha divulgado el Noticiero Nacional de Televisión en la noche del 30 de julio último.
Desde hace tiempo, las denuncias por parte de médicos, pacientes y la prensa independiente cubana, fueron acumulándose, mientras los medios oficiales guardaron silencio sobre la situación de penuria que no afecta solo a la antigua Benéfica, en el municipio de 10 de Octubre, sino a casi todos los hospitales de la periferia capitalina.
A diferencia de las clínicas sofisticadas, como la “Cira García” o el CIMEQ, donde se atiende la cúpula de gobierno cubana y sus familiares, o los bien aprovisionados hospitales donde reciben atención los militares, el “Miguel Enríquez” era una verdadera ruina. No obstante el proceso de reparación, al que dicen fue sometido hace poco, al menos en algunas áreas no ha pasado de un simple maquillaje, como se hubiera podido apreciar en las zonas que no visitaron las cámaras de la televisión.
A unas manos de pintura en varias salas, la sustitución de una parte de los ventanales, puertas y falsos techos, más la recuperación de algunos equipos y locales se redujo el proceso de lo que debió haber sido la rehabilitación integral de un hospital en uno de los municipios de mayor población y altísimos niveles de miseria. En lugares como el Cuerpo de Guardia, las salas de Rayos X y el área de nefrología aún se aprecia la ausencia de puertas y ventanas, más las filtraciones que inundan los pasillos.
Debido a que, para ahorrar presupuesto, el proceso de reparación no incluyó la sustitución de tuberías defectuosas, pronto, según explican algunos trabajadores de mantenimiento, habrá que derribar los nuevos falsos techos para comenzar una labor de remiendo.
En opinión del personal que labora allí, el “Miguel Enríquez” debiera ser sometido a un proceso de reconstrucción más profundo. Cuando llueve, las personas deben usar paraguas para trasladarse aun bajo techo, o mover las camas para evitar las goteras.
Para colmo, las dos farmacias que funcionaban en la institución fueron clausuradas sin ningún tipo de explicación; en consecuencia, ya no es posible adquirir medicamentos dentro del hospital. Tan solo en el área de lavandería actualmente no existen condiciones higiénicas mínimas para la esterilización de ropas y otros materiales, mientras que en algunos locales clausurados, ocultos a la vista de los visitantes, se acumulan desperdicios.
No se puede decir que la dirección del hospital no haya tomado medidas para frenar las opiniones negativas; debemos reconocer que al menos han aumentado la vigilancia para impedir que algunos tomemos imágenes que pongan al descubierto el peligro de ser atendido en lo que debiera ser una institución de salud, y no un foco de insalubridad e indiferencia.