MIAMI, Estados Unidos. – Un fragmento de uno de los interrogatorios a que fuera sometido Alejandro Wilson Correa, el hombre que es acusado de violar a una niña en Santiago de Cuba, ha comenzado a circular en la Isla, revelando no solo el rostro del autor de tal monstruosidad sino, además, al criminal confeso que desatara la ira de los pobladores que —tal como quedara recogido días atrás en un video tomado con un celular—, apedrearon tanto al violador como a los policías que intentaban protegerlo.
Los hechos, relativamente recientes, fueron divulgados a través de las redes sociales y medios de prensa independiente por medio de un video tomado con un celular.
El video actual, también realizado con un teléfono, apenas recoge unos siete minutos de un intercambio entre uno de los policías de Santiago de Cuba y el detenido. Tiempo suficiente no solo para hacernos una idea de la tragedia sino, además, sobre el estado de vulnerabilidad de niñas y mujeres en Cuba, en medio de una sociedad extremadamente machista.
Un momento del interrogatorio que llama la atención sobre este particular es la pregunta que hace el policía —quien además emplea el término “chiquita” en lugar de “niña”—, sobre por qué el criminal decide violar a la menor de dos hermanas. “¿Por qué no a la de 11 años y sí a la de 8”, indaga el oficial como sugiriendo que la situación hubiera sido mucho menos grave.
De igual modo, llaman la atención, tanto como las respuestas del acusado y sus reacciones, el tono y las palabras empleados todo el tiempo por el policía que, más allá de una estrategia de interrogatorio psicológico basada en la empatía, por momentos pareciera dar rienda suelta a sus prejuicios como cuando insiste en intentar extraer una confesión sobre la orientación sexual del procesado.
“¿Tú eres hombre completo o tú “banqueas”, como hablamos los cubanos?”, pregunta varias veces el policía sobre la relación entre el violador y el padrastro de la víctima, tal vez considerando la homosexualidad como “agravante” o factor que pudiera predisponer a la criminalidad, ya que no tendría otro sentido para el caso en cuestión.
La violación aconteció el día 9 del presente mes y ocurrió pues la familia de la víctima pidió al victimario el favor de que la fuese a recoger a un cumpleaños a la que fue invitada. El violador aprovechó esta oportunidad para cometer este abominable acto, que según se comenta ocurrió en un lugar conocido como “la entrada del Distrito José Martí”, específicamente dentro de un avión fuera de servicio que funciona como restaurante.
Las personas contactadas no conocen más detalles de lo acontecido esa noche, pero relatan que al día siguiente el presunto criminal, mientras huía de los familiares y conocidos de la niña, robó una bicicleta en la calle Santa Elena de la comunidad La Barca de Oro. No obstante, fue alcanzado por la muchedumbre a la que se sumaban cada vez más personas indignadas por el hecho. El delincuente fue alcanzado y casi linchado en calle 3 del reparto Nuevo Vista Alegre alrededor de la una de la tarde hasta que por la intervención de una patrulla policial pudo introducirse en una vivienda bajo protección de las autoridades.
Mientras el pueblo de Santiago de Cuba exaltado e indignado con palos y piedras en las manos, gritaba “¡Que lo saquen, que lo saquen!”, refuerzos de las tropas especiales del MININT, con armas largas en mano, irrumpieron violentamente en el lugar arremetiendo contra las personas.
“En un momento del enfrentamiento, los boinas negras (policía élite) dispararon con sus armas largas y cortas, pero la gente siguió enfrentándolos con piedras. En realidad, las personas respondieron así porque los policías fueron los primeros en agredir a los muchachos que estaban queriendo linchar al violador”, aseguró un vecino del lugar que tampoco dio su nombre por temor.
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