LA HABANA, Cuba.- A pesar del optimismo oficial, las evidencias apuntan hacia más retrocesos que avances.
Durante las recientes reuniones de las Comisiones Permanentes de la Asamblea Nacional del Poder Popular, específicamente en la que se ocupa de los temas económicos, el viceministro primero de Economía y Planificación, René Hernández Castellanos, afirmó que “pese a las limitaciones, la economía cubana avanza, de forma general, en atención a las prioridades”.
Sin embargo, en la propia cita parlamentaria afloraron algunos hechos que podrían poner en tela de juicio la aseveración del referido funcionario. En primer término, el país se enfrenta a un agravamiento de su deuda externa debido a la existencia de cartas de crédito vencidas y por vencer. Una situación que limita el pago a los proveedores de materias primas e insumos, lo que a su vez provocó déficits en este primer semestre de las producciones de techos, tejidos, envases plásticos, fertilizantes y cocinas de inducción, entre otros renglones.
La inversión extranjera, esa que tanto añoran los gobernantes de la isla, no acaba de alcanzar los niveles que demanda un crecimiento sostenido del producto interno bruto (PIB). Para el actual año el monto de la inversión foránea se espera que sea solo el 5,7% de la inversión total el país.
Por otra parte, los representantes del Ministerio de Industrias informaron que no se alcanzan las producciones que conforman el encargo estatal en renglones tan sensibles como el detergente, las almohadillas sanitarias, el calzado, los colchones, las barras de acero, el cloro, y el papel y cartón. Y aunque no se dijo en la Asamblea Nacional, por estos días se aprecia una aguda escasez de jabón de baño en los comercios habaneros, tanto los que venden en moneda nacional (CUP), como aquellos que mayoritariamente lo hacen en pesos convertibles (CUC).
Mención aparte para la actual zafra azucarera. Aunque el grupo azucarero estatal Azcuba no ha divulgado aún cifras oficiales, se ha filtrado que esta será una de las peores zafras del período castrista. Especialistas del sector estiman la producción en torno a los 1,1 millones de toneladas, por debajo de los planificados 1,6 millones de toneladas.
El tema del control de los combustibles, tan preocupante para la maquinaria del poder debido a las dificultades que afronta— y que se prevé sean mayores— el gobierno de Nicolás Maduro, sigue dándole dolores de cabeza a las autoridades. Según fue expresado en el cónclave parlamentario, el promedio de venta diaria en las gasolineras estatales de combustible diesel, por vehículo privado con licencia de transportación, apenas alcanza los 0,48 litros; una cifra inferior a los 0,70 litros que el gobierno había calculado. Lo anterior hace sospechar la existencia de un “desvío ilegal” de combustible estatal hacia el emergente sector cuentapropista.
La conformación del Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030 no marcha de acuerdo con el ritmo previsto, mientras que de la unificación monetaria y cambiaria— esa que Raúl Castro calificó como una apremiante tarea—, al parecer, ya casi nadie se acuerda.
Entonces, señor Viceministro Primero, abundan las razones para dudar de su afirmación.