GUANTÁNAMO, Cuba. – Este miércoles 8 de junio el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó en primera plana la nota Cuba es un estado socialista de derecho. Quien siga con detenimiento el uso del lenguaje por parte de los ideólogos del castrismo y su cúpula gobernante habrá de concluir que, amén de estar conformado por emisiones quiméricas que poco o nada fertilizan, esa retórica tiene como característica fundamental dar por hecho lo que es inexistente.
La frase “Cuba es un estado socialista de derecho”, dicha en un momento donde la represión está en un altísimo nivel y se ejecuta contra ciudadanos que lo único que han hecho es cantar una canción o reclamar derechos humanos universalmente reconocidos y hasta plasmados en la Constitución castrista, es un claro ejemplo de ello. Afirmar que hay un estado socialista en un país donde el pueblo tiene menos empoderamiento, libertades civiles y derechos políticos que cualquier otro que vive en una de las democracias capitalistas, decirlo cuando los cubanos no podemos siquiera elegir ningún cargo público de relevancia, sin tener en cuenta además que el propio líder histórico de la dictadura reconoció el 17 de noviembre del 2005 que poco o nada sabía de socialismo, constituye muestra de ignorancia. Ello dice mucho del cinismo de quienes fungen como alabarderos de la dictadura en Granma o el Parlamento Europeo.
El discurso oficial también nos habla de “socialismo próspero y sostenible” mientras vivimos en condiciones de extrema pobreza e insostenibilidad; habla de vacunas cuando solo tiene candidatos vacunales que todavía no han sido validados; afirma que Cuba es una potencia médica y en los hospitales los servicios ordinarios y las consultas han sido suspendidos y hay carencia de aditamentos y medicinas no solo en ellos, sino en toda la red de farmacias. Para terminar el muestrario pudiéramos recordar que habla de “soberanía alimentaria” cuando la escasez de alimentos ha alcanzado proporciones tales que Cuba padece hambruna colectiva. Por cierto, es un país (el nuestro) donde se hacen fiestas y actos públicos de reconocimiento para entregar diplomas a los campesinos por… ¡producir alimentos! ¡Eso no se ve en otros países donde sí hay comida en abundancia!
Por estos días en que al castrismo no le ha ido nada bien en el ámbito internacional, Granma también ha intentado usar su retórica manipuladora. Hasta el Parlamento Europeo, tan proclive al disfrute de esporádicos giros de vals con el castrismo –porque siempre hay un Josep Borrell– ha dicho basta ante la escalada represiva de la dictadura.
Fiel al lenguaje antes mencionado, donde existió una evidente y aplastante derrota diplomática, el periódico Granma de este miércoles 9 de junio publicó en primera plana una información firmada por Milagros Pichardo Pérez donde asegura: Argumentos a favor de Cuba son contundentes en el Parlamento Europeo y menciona –para tratar de convencer al lector de que el debate diplomático en el foro europeo fue una rotunda victoria cubana–que seis eurodiputados rechazaron la iniciativa de censura a la dictadura por su escalada represiva contra artistas, periodistas independientes y opositores pacíficos.
Si Granma fuera un medio de prensa objetivo –y creo que una izquierda que se dice revolucionaria debería tenerlos– no hubiera ofrecido una información tan sesgada según sus intereses. Porque en la sesión de análisis del descalabro nacional provocado por la nomenclatura castrista participaron otros eurodiputados que criticaron de forma acerba la situación existente en Cuba y si hubo contundencia fue en sus argumentos, no en las gastadas falacias de los eurodiputados comunistas.
Granma menciona que Javier López expresó que el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación permite tener relaciones constructivas, críticas y respetuosas entre las dos partes y por eso lo apoya, pero omitió decir que este eurodiputado socialista también afirmó que las conversaciones con Cuba deben ser exigentes e incluir cuestiones relativas a los derechos humanos y las preocupaciones por las libertades individuales.
Leopoldo López Gil, del Partido Popular Europeo, afirmó que no hay avances en materia de derechos humanos por la parte cubana desde la implementación del Acuerdo, sino un incremento de la represión.
Dita Charanzová, del grupo Renovar Europa, insistió en suspender el Acuerdo con La Habana. “No podemos hablar de mejoras en Cuba si hay más presos políticos hoy que hace cuatro años. Cuba no está cumpliendo con sus obligaciones, se está burlando de nuestro acuerdo. Tenemos que defender nuestros valores y esto significa suspender el acuerdo con Cuba”.
Tajante fue el eurodiputado Paulo Rangel, del Partido Popular de Portugal, cuando afirmó: “A todos los cubanos podemos decir que Europa está con vosotros, con vuestros derechos contra la dictadura, contra la represión”.
Soraya Rodríguez, también de Renovar Europa, fue precisa al denunciar la hipocresía de los comunistas europeos que desde esa tribuna se atribuyen –por instrucciones emitidas desde La Habana – el derecho de creer que emiten opiniones en nombre de todo el pueblo cubano. “Tenemos que acabar con esta dialéctica caduca que confunde la identificación de la supervivencia del castrismo con Cuba, que repite ´patria o muerte´ mientras persiguen a blogueros, cantantes y artistas que cada día más gritan ´patria o vida´”.
De hecho, acaba de trascender que este jueves el Parlamento Europeo aprobó una histórica resolución que condena “la existencia de presos políticos, la persecución política persistente y permanente, los actos de acoso y las detenciones arbitrarias de disidentes en Cuba”. ¿Dónde queda ahora “la contundente victoria” de Granma?
Mas, para el medio oficialista esas opiniones no cuentan, como tampoco cuentan los innumerables crímenes cometidos por los partidos comunistas en el afán por construir una sociedad que pensaron cualitativamente superior, pero que nació destilando una violencia, represión y asesinatos que fueron practicados con saña y precisión tales que quienes la han sufrido en carne propia no han vuelto a votar en las urnas por esas fuerzas políticas.
Granma debería ilustrar a los cubanos sobre por qué esos europeos que antes formaron parte del bloque socialista no quieren volver al sistema de partido único. Debería escribir sobre los crímenes de Stalin y Mao y sobre la represión en todos los países socialistas, incluida Corea del Norte, uno de sus más fieles aliados. Sin embargo, no lo hace porque el ángel comunista quedaría ante nuestros ojos como lo que es: un verdadero demonio.
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