LA HABANA, Cuba.- No se habla de otra cosa en los círculos beisboleros de La Habana. Hasta la interminable polémica de Víctor Mesa como manager de Industriales está en pausa, porque los aficionados tienen algo más que debatir y pronosticar. Yulieski Gourriel con los Astros de Houston, y Yasiel Puig con los Dodgers de Los Ángeles, disputan la Serie Mundial.
Si bien varios peloteros cubanos en Grandes Ligas han tenido temporadas excelentes, es la primera vez desde 1975 que en la contienda por el título dos criollos se perfilan como jugadores clave para alcanzar la victoria. Durante la postemporada, Puig y Gourriel se han mantenido efectivos en sus turnos al bate y en la contención de la ofensiva rival. Pero aunque ambos son jugadores notables, al menos en la opinión de los aficionados cubanos Gourriel inclina la balanza de la simpatía, no solo por haber jugado durante 15 años en Series Nacionales, sino porque a sus 33 primaveras se ha insertado en la dura lid de las Mayores como un novato sediento de triunfos.
Con los Astros de Houston el espirituano ha asumido la tremenda responsabilidad de jugar la inicial, donde ha causado sensación con sus felinas atajadas. Al bate ostenta un promedio de 299, redondeado en la subserie contra los Yankees de New York, donde quedó demostrado que la tríada Altuve-Correa-G0urriel se ha convertido en una seguidilla temible.
La “deserción” de Yulieski de la pelota cubana fue un duro golpe para el movimiento beisbolero nacional, y no fueron pocos los que le auguraron una empresa fallida en el cotizado terreno de las Grandes Ligas. Cuando firmó con los Astros, la opinión pública fue que el mimado Gourriel no soportaría el nivel de presión y exigencia, ya fuera por la edad o por los largos años de “aplatanamiento” en la pelota cubana.
Sus discretos resultados en la temporada de 2016 no vaticinaban un porvenir alentador; pero Yulieski es un atleta de carácter que ha orientado su experiencia en función de un nuevo propósito. Lejos de eclipsarse como tantos esperaban, en apenas un año, sin alardes mediáticos ni desbordamientos emocionales, se ha ajustado al paso de los Astros en un ascenso que inició anoche con el primer juego del Clásico de Otoño frente a los Dodgers.
Los cubanos que siguieron su desarrollo en Series Nacionales y durante su breve paso por la Liga de Japón, celebran sus resultados en la novena de Houston con genuina admiración, siempre echando de menos que atletas formados en la cantera cubana no puedan mostrar igual rendimiento en la Isla.
Sobre Yasiel Puig la respuesta popular es un tanto diferente, pues registró apenas dos temporadas en Series Nacionales. Poco se puede decir de su etapa como jugador del equipo de Cienfuegos, donde con solo 20 años demostró su potencia en la caja de bateo y excepcionales dotes custodiando los jardines. Ha transcurrido un lustro desde su fichaje con los Dodgers, de modo que el auditorio cubano lo recuerda como un diamante en bruto, exaltado y prometedor, que acabaron de pulir en Grandes Ligas.
El punto de coincidencia es que Yasiel Puig y Yuli Gourriel, al igual que otros fuera de serie —Kendrys Morales, Aroldis Chapman, José Dariel Abreu, etc.— han merecido integrar los mejores equipos del béisbol mundial, respaldados por baterías envidiables y un pitcheo de altísimos quilates. También los equipara su proverbial ansiedad, que los vuelve improductivos en choques cruciales.
De momento, la afición cubana está muy pendiente de esta Serie Mundial, con la pasión y el entusiasmo que le son conocidos. Los Dodgers se adjudicaron la victoria de anoche 3-1; pero como expresaron los entrevistados por CubaNet: “son dos grandes equipos y no habrá barridas (…) será una serie larga, de las que se deciden en el séptimo juego”.