LA HABANA, Cuba. – A partir de 350 en la capital y hasta los 1.000 pesos en el interior del país, así está en el mercado informal cubano el precio de la gasolina, cuyo valor se incrementó hasta 40 veces con respecto al costo que tenía antes del inicio, a finales de marzo pasado, de la última crisis por escasez de combustible.
Desde entonces, para comprar gasolina en los servicentros, los choferes deben hacer colas que pueden tardar varias jornadas. A mediados de abril, como medida para enfrentar la escasez, el régimen limitó la venta de gasolina a 40 litros por cada vehículo, forzando a los conductores a retornar más seguido a las extensas filas.
En medio del complejo panorama, las figuras de coleros y revendedores vuelven a la palestra para controlar los turnos en los sitios de venta, acaparar parte del combustible disponible y luego revenderlo. Al igual que sucede con los alimentos y otros productos básicos que están en falta, las redes sociales son la principal plataforma para el comercio subterráneo de gasolina.
En el municipio Diez de Octubre, una de las personas que se dedican a “gestionar” turnos en los servicentros, explicó a CubaNet bajo condiciones de anonimato que se trata de un negocio similar al que alguna vez existió con los módulos de alimentos y aseo que expenden las cadenas Caribe y CIMEX a través de la libreta de abastecimiento.
“Es un trabajo de equipo, porque primero tienes que dormir varios días en la cola hasta que llega la pipa y, luego, ponerte duro y meterle el pie a la gente si quieres poner a todo el que llega. Es lo mismo que pasaba en las tiendas, pero con algunas cositas nuevas”, dijo.
De la manera en que operan, añade, los conductores “tienen dos opciones para resolver gasolina volándose la cola”: una consiste en comprar el turno por 3.500 pesos; mientras en la otra deben entregar la mitad del combustible que pueden comprar, o sea, 20 litros.
“Cuadrando con nosotros, así es como único pueden comprar más seguido. Muchos se dedican a botear así que, si no lo hacen, tienen que parquear el carro y, ¿de qué van a vivir entonces?”, reflexionó el entrevistado.
Otro de los miembros del mismo “equipo” de coleros precisó que parte de la gasolina recaudada tiene compradores fijos. “Son boteros y mensajeros de las mipymes y las agencias de envío de paquetería desde el exterior. Esos la pagan a cualquier precio, prácticamente”, comentó, también desde la seguridad del anonimato.
El resto del carburante se comercializa en los grupos de Facebook, asegura. En la plataforma, convertida en la meca del mercado informal cubano, a diario decenas de publicaciones hacen referencia al comercio de gasolina y sus precios.
El usuario Geovanys Trujillo Vega, respondiendo a una publicación donde se aludía a la compra de gasolina especial a 550 pesos, comentó que en Ciego de Ávila el litro de ese combustible llegó a los 1.000 pesos, “y no aparece”, mientras asegura haberla pagado “hasta en 600” en la capital.
Los precios alterados dan la sensación de atraer muy pocos clientes. Sin embargo, sucede lo contrario. En el caso de la gasolina regular, que es de menor calidad ―y por tanto un poco más barata―, una sola publicación genera decenas de comentarios de internautas dispuestos a dar hasta 450 pesos por un solo litro de gasolina.
Lamentablemente, la crisis afecta al transporte público, cada vez más inexistente. A la vez, el incremento del precio de los combustibles se hace extensivo al transporte privado, donde los taxis privados doblan los costos habituales de los pasajes en busca de rentabilidad.
“Están empezando una cacería de brujas por lo que cobramos, como si los culpables fuéramos nosotros. No tienen en cuenta el trabajo que se pasa para conseguir gasolina o petróleo. Las calles están llenas, y la gente no tiene cómo moverse, pero eso no lo miran. Que sigan apretando…”, espetó Daniel Madera Godínez, porteador privado de la ruta Cerro-La Lisa.