GUANTÁNAMO, Cuba. -Según afirmó el pasado 28 de mayo la prensa oficialista, los experimentos que se realizan en Artemisa y Mayabeque son de capital importancia para el socialismo próspero y sostenible que ahora promueven los mandantes con sus nuevas consignas.
En el plano económico se practican mecanismos tendentes a reducir o eliminar la cadena de intermediarios en la comercialización de los productos agrícolas para que bajen los precios, pero eso está por ver.
Estas provincias fueron las primeras en experimentar con el funcionamiento de las cooperativas no agropecuarias, colectivos de trabajadores que se dedican a la gastronomía, la construcción y otros servicios, una experiencia se extendió ya a todo el país pero que, según se expuso en la reunión del Consejo de Ministros realizada el pasado viernes 29 de mayo, la generalización ha sido lenta y no exenta de dificultades.
Otra novedad es la creación de la Unidad de Servicios y Trámites a la Población, la cual brinda en un mismo local servicios de Notaría, Registro Civil y de la Propiedad, del Consumidor, Oficina de Empleo, de Cobros y Multas, Planificación Física, Vivienda y Oficina Nacional Tributaria (ONAT), entre otras. Junto a este local se ha situado la Unidad de Trámites del Ministerio del Interior, que ofrece servicios de confección y actualización de pasaportes, certificados migratorios, confección del carné de identidad y los relacionados con el Registro de Vehículos. Esto resulta beneficioso pues reduce el tiempo que un ciudadano empleaba para trasladarse desde una oficina a otra en un país donde cualquier trámite puede convertirse en un pandemónium.
Como se aprecia, hay una tendencia del Estado a enajenar entidades que prestan servicios y que hasta ahora le han resultado irrentables, una consecuencia de la funesta Ofensiva Revolucionaria de 1968.
El experimento más trascendente según la prensa gubernamental
Según la prensa mencionada, el experimento dentro de los órganos de gobierno del Poder Popular es el más trascendente de todos y busca reducir los cargos de dirección y lograr mayor eficiencia al separar la dirección de los Consejos de Administración (CA) de las Asambleas Municipales y Provinciales del Poder Popular. Se puso en práctica a partir del año 2011.
Los CA están formados por dirigentes administrativos que se encargan del control y la dirección de diferentes áreas de producción y servicios. Con tal medida se persigue que los presidentes de las Asambleas Municipales y Provinciales del Poder Popular le dediquen más tiempo a la solución de los problemas planteados por los electores y a mantener con ellos un vínculo efectivo, lo cual, dicho sea de paso, es una carencia, según se reconoció en la reunión.
En realidad tal medida no significará mejoría alguna para el pueblo, aunque sí para el Estado, pues reduce su abultada burocracia.
Las dificultades
Ambos órganos de prensa señalaron deficiencias como el desconocimiento jurídico que se percibe en los dirigentes, la gran dispersión de las normas, la morosidad en el análisis de los problemas, parálisis en la toma de decisiones y ausencia de un vínculo efectivo entre los dirigentes y el pueblo. También fue señalada la ausencia de una cultura de servicio.
No puede ser de otra forma si tenemos en cuenta que el castrismo se ha caracterizado por el método de ordeno y mando y ello ha sido caldo de cultivo para la simulación, el oportunismo y la comodidad que genera dirigir esperando a que la orden siempre venga de arriba.
El cambio de mentalidad tan solicitado por los mandantes tampoco se aprecia en los dirigentes subordinados pues los que hoy abogan por él son los mismos que ayer defenestraron a los discrepantes. Entonces es lógico que existan ataduras mentales, ausencia de análisis de los problemas y de toma de decisiones, pues esos dirigentes no asumen el riesgo de insertar su impronta personal en el cargo que ocupan debido a los antecedentes.
La falta de control sobre los recursos económicos, unida al hecho real de que “todos somos iguales ante la ley pero algunos más iguales que otros”, ha propiciado el crecimiento de malversaciones y corruptelas entre la clase dirigente cubana.
Es cierto que hay desconocimiento jurídico y en parte se debe a la gran dispersión de las normas con las que el gobierno ha querido controlarlo todo, pero también existe una práctica que subordina la ley a los intereses políticos, algo nefasto para la institucionalidad de cualquier país.
Los cambios que necesitamos los cubanos
Lo hecho en estas provincias demuestra que no va a las esencias porque nada se experimenta sobre el papel del delegado del Poder Popular en las circunscripciones, cargo que es ocupado por personas sin carisma ni liderazgo y por eso da lo mismo quien lo ocupe pues su función es la de un mero tramitador de quejas carente de poder real para decidir sobre lo más mínimo en su comunidad.
Tampoco se avizora que el pueblo pueda elegir de forma directa, libre y secreta a los presidentes de las Asambleas del Poder Popular Municipal y Provincial, cargos ocupados por personas seleccionadas por el partido comunista mediante las comisiones de candidatura. Si bien en las Asambleas Municipales el presidente debe haber sido electo como delegado en una circunscripción, en el caso de la Asamblea Provincial no ocurre así y en ambas instancias esos cargos son ocupados por personas que jamás alcanzan apoyo popular porque no son elegidos por el pueblo.
Los ciudadanos tampoco eligen al presidente del país, a los jueces, fiscales ni a otras personas que ocupan importantes cargos dentro de la comunidad, ni pueden votar por el proyecto político de su preferencia. Esto explica la ausencia de un acercamiento efectivo entre los dirigentes y la base pues los primeros le rinden culto al poder, no al soberano. Por eso Cuba es una anomalía dentro del mundo occidental.
Tampoco se ha informado qué se va a hacer para que los municipios y provincias planifiquen su presupuesto y que sea el pueblo quién decida las áreas a las que se destinará y participe en el control de su ejecución, un anhelo que todavía es una quimera en un gobierno que se dice socialista.
Mientras subsistan esos problemas y carencias podrán hacerse muchos experimentos pero todos resultarán superficiales porque persistirá la ausencia de un empoderamiento real del soberano.