HOLGUÍN, Cuba.- “El aceite no ha llegado”, le dice el bodeguero a un cliente que no sale del asombro ante la inesperada noticia. “Pero en enero tampoco lo vendieron. ¿Sabe cuándo lo traerán?”, pregunta el señor. El dependiente encoge los hombros como única respuesta. “Es tan pésimo este Gobierno que ni siquiera ha garantizado el poquito de aceite que dan por persona al mes. Qué mal empezamos este año”, reacciona encolerizado el señor.
La escasez de aceite se agudiza. Las bodegas no han vendido la cuota correspondiente a enero y febrero. Desde hace meses las tiendas en MLC tampoco lo comercializan.
Los dueños de restaurantes, pizzerías y dulcerías, así como los negocios de venta de churros, croquetas y frituras han visto afectados sus negocios. Algunos han cerrado y otros, que hacen “magia” para encontrar el aceite, han subido el precio de su oferta con perjuicio para la mayoría de la población, asfixiada con el ya alto costo de la vida.
El régimen cubano ha “justificado” las crisis anteriores en el abastecimiento de aceite, alegando el encarecimiento de las materias primas y el socorrido pretexto del embargo económico y financiero impuesto por Estados Unidos. La única manera de adquirirlo, cuando aparece, es en el mercado informal, donde un litro cuesta 1 500 pesos y la bolsita de medio litro 750, récords históricos con una tendencia al alza.
Los jubilados llevan la peor parte. Con una pensión promedio de 1 600 pesos mensuales, no les queda dinero para satisfacer las necesidades mínimas.
“Imagínate que mi chequera es de 1 578 pesos al mes. Si compro el aceite me quedo sin dinero, y ¿cómo pago los alimentos, la corriente y los medicamentos? Estoy cocinando sin aceite. La comida me queda sin sabor y lo que como es un sancocho para cerdos. Si no lo hago así, me muero de hambre”, dice una señora que también está en la cola de la bodega.
Cada intento del régimen cubano para mejorar la situación ha fracasado. En 2014 se anunció que en la única planta procesadora de soya del país, situada en Santiago de Cuba, se instalaría un moderno equipo extractor de aceite, valorado en más de seis millones de euros.
Un año después, con otra inversión millonaria en la misma planta procesadora, se previó duplicar en tres años la producción nacional de aceite de soya.
Pero los pronósticos oficiales se derrumbaron. En 2019 hubo un déficit ocasionado por “la demora en los arribos de los buques de materia prima que necesita la producción”, según publicó la Agencia Cubana de Noticias.
En 2022 la crisis se debió a la paralización de la producción en la Empresa Refinadora de Aceite Comestible de Santiago de Cuba, por causa de una avería y trabajos de mantenimiento.
En lo que va de este año el déficit se ha agudizado: por primera vez ha faltado el aceite de la canasta básica normada. Sin embargo, hasta el momento no ha habido una respuesta oficial sobre el asunto.
Más de un mes de escasez ha provocado un incremento del precio del aceite en el mercado informal: 750 pesos la bolsa de 500 mililitros, o el doble, incluso más, a cambio de un litro.
“No puedo pagar esos precios”, dice una mujer a un comerciante informal que tiene sobre una mesa un litro de aceite por valor de 1 600 pesos, junto a dos paquetes de pollo de 10 libras, que vende a 4 000 pesos cada uno.
Más adelante, sobre otra mesa, 750 pesos es el precio de cada bolsita de aceite de 500 ml, exhibida junto a cajetillas de cigarro, jabones, botellas de vinagre, crema dental y demás productos que abundan en el mercado informal, pero escasean en las tiendas estatales.
“La mayoría de ese aceite que revenden sale de las panaderías estatales. Por eso el pan que venden por la libreta está cada vez peor”, responde un señor a una pregunta de CubaNet.
La escasez de aceite es uno de los factores que inciden en la inflación, cuyo aumento se calcula en casi un 40 % de octubre de 2021 a octubre de 2022, lo que se traduce en “un menor poder adquisitivo de la población”, según reporte del portal digital Cubadebate.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) es un indicador macroeconómico que refleja la inflación y “permite conocer la variación promedio experimentada por los precios de una canasta de bienes y servicios, representativa del consumo de la población en un periodo determinado”, señala el medio oficialista.
En ese sentido, el IPC más reciente publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), da cuenta de que en diciembre de 2022 el incremento de precios al consumidor fue de 270.03 % con respecto al ya lejano año 2010. La pésima situación económica actual apunta a un incremento de este negativo porcentaje.
En octubre del pasado año Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad John Hopkins, de Estados Unidos, aseguró que la inflación en Cuba alcanzaba el 208 % por año. El economista precisó en Twitter que “las políticas económicas desastrosas han dejado al país en ruinas”.
El déficit de aceite ha obligado a los trabajadores del sector privado a incrementar el precio de sus productos. Los churros subieron de diez a treinta pesos, las croquetas escalaron de cinco a quince, y las pizzas cuestan ochenta pesos. Esto ha provocado malestar en la población.
“¿Y ahora qué le llevo de merienda a mi niño? Con esos precios ya no puedo comprarla. Todo está muy caro”, comenta una joven madre frente a una pizzería del reparto Ramón Quintana.
“Tengo que venderla así porque el precio del aceite está por las nubes. Y si sigue subiendo, la semana que viene tendré que vender la pizza a 85”, le responde el dueño.
Los puntos callejeros de croquetas, frituras y churros están afectados por la baja venta. Donde antes había colas, ahora se ve apenas un cliente. En otros negocios, solo está el vendedor.
“La clientela ha bajado mucho y todo es porque hemos subido los precios. Pero tengo que hacerlo si quiero obtener ganancias. Si esto sigue así tendré que buscar otro trabajo”, dice un vendedor de frituras a CubaNet.
La crisis ha obligado a muchos trabajadores privados a entregar la patente y poner a la venta sus carros ambulantes.
“Desaparecido” es el título de una décima sobre la escasez de aceite que un internauta llamado Luis Fernando publicó en Facebook: “No me digas que te has ido/ También para Nicaragua./ Mi fogón que era una fragua/ Donde tú tanto crujiste/ Desde que te le perdiste/ Aprendió a freír con agua”.
Por su parte, los memes han inundado las redes. Allí se leen textos como: “Cambio un litro de aceite sellado por un teléfono 4G, no importa que sea de uso” o “Si no tienes aceite, prueba a freír el pomo”. En otro se muestra un envase plástico de un litro lleno de aceite, con una tirilla pegada a lo largo, donde aparecen escritos los meses del año que limitan el consumo.
Con el empeoramiento de la crisis se han disparado las estafas. “Cuidado mi gente. Están vendiendo cualquier líquido como aceite. Esto lo comprobé esta mañana a una persona que pidió no ser identificada. Le vendieron, supuestamente aceite sellado [y era] un líquido muy fino no sé de qué. Conservamos los pomos para investigar el componente del líquido. El vendedor anda con una jaba llena y ciertamente están sellados los pomos, y con etiquetas, pero el líquido no es aceite. Lo que es lo averiguaremos”, escribió el periodista oficialista Geovani Ramírez Rojas en su perfil de Facebook.
Entre los cientos de comentarios que generó la publicación está el de Natalia Hunter González: “Esto no da más. Alguien podrá decirme dónde está la mejoría en este año 2023 que a mi casa no ha llegado. Ufff, que mal me va”.