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LA HABANA, Cuba.- El gran hotel Manzana Kempinski fue inaugurado el 22 de abril, con sus “246 grandes habitaciones y suites, incluyendo un Cigar Lounge único y un Restaurante Bar Panorámico en la azotea, con vistas espectaculares a la ciudad vieja, su spa, su centro fitness y su piscina”. Sin embargo algo le faltaba al antiguo centro comercial, el busto de Julio Antonio Mella emplazado en su galería central desde 1965.
A raíz de este hecho, el artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara, quien en días previos había constatado tal ausencia; organizó de manera independiente, un performance a realizar durante el opening de este lujoso sitio, donde transformado en estatua viviente que representara a la figura de Julio Antonio, preguntara al público desde un cartel: ¿dónde estaba Mella?
Luis Manuel pretende condenar más que la desaparición, sin explicaciones mediante, de una escultura –considerada patrimonio cultural o no-; el irrespeto con el que se está tratando nuestro arsenal histórico.
La intervención transcurrió en medio de una tarde lluviosa y desde los primeros minutos resultó onerosa para la policía apostada en la zona.
El primer requerimiento que le hicieron estaba relacionado con la ubicación, pues a entender de uno de los oficiales, el lugar donde estaba desarrollando su acción –el soportal de la manzana- era propiedad del hotel, y no constituía parte del espacio público como reclamaba el artista.
Trasladado a la calle, Luis Manuel pudo permanecer en atención otros minutos más, antes de ser alejado un tanto del público por la PNR, quien le solicitó su documento de identificación.
En medio de la tensión, oficiales de la Seguridad del Estado intervinieron, conduciéndolo a un vehículo.
Según Luis Manuel, fue llevado sin violencia hasta su residencia.
En medio de la vorágine constructiva que se percibe en la Habana, ¿quién regula lo que permanece o lo que se elimina?
Pero más allá de este primer cuestionamiento, esta obra parece hacerse otras interrogantes: ¿Quiénes serán los huéspedes del imponente hotel Manzana? ¿Cómo se sostendrán las tiendas cuyas marcas hacen gala de sus exorbitantes precios a través de las vitrinas? ¿A quién pertenece el futuro progresista que vende la nueva imagen del Kempinski habanero?