
HOLGUÍN, Cuba. – La recogida de la basura en Holguín va de mal en peor. Los desechos se acumulan por doquier. La suciedad y el mal olor invaden la ciudad. La peor parte la llevan los barrios periféricos, situación que al parecer cada día se generaliza en estas comunidades.
A pesar de que la ciudad de Holguín, con más de 200 mil habitantes, genera 2800 metros cúbicos de residuos sólidos, los ciclos de recogida pasan los 15 días.
Los habitantes del reparto Pedro Díaz Coello señalan que las cajas colocadas para el depósito de la basura se han desbordado completamente. “Esto provoca un mosquero terrible”, comenta Margara Pérez, una vecina.
En el reparto Emilio Bárcena todos coinciden en que hay mucha basura y no es suficiente la frecuencia de recogida.
Pero quizás donde mejor se percibe el caos es en Mario Pozo, un reparto con dos círculos infantiles, dos seminternados, una sala de video y una sala de computación.
“Aquí ni los niños pueden estar por la fetidez tan grande que hay”, denuncia Laura, trabajadora de uno de los círculos infantiles.
Las críticas no solo apuntan a la demora de la recogida de los desechos sólidos, también señalan el mal funcionamiento del sistema de inspección.
“He visto personalmente a los que recogen la basura echarla en los tragantes de las calles en vez de botarla en el basurero municipal. Esto ocasiona tupición y cuando llueve se inunda la calle”, denuncia Ramón Martínez.
La suciedad de la urbe llega hasta el bulevar. Este concurrido sitio “está lleno de los carritos de los recogedores que lo escogen como lugar de descanso. Diariamente allí coinciden cinco o seis carritos llenos de basura en el centro de una ciudad turística.
“Eso no se puede permitir”, opina Máximo Rodríguez, quien frecuenta una cafetería del lugar.
Los hechos demuestran el fracaso del programa de atención diferenciada a la actividad de recogida de residuos sólidos.
Félix Abreu, director provincial de servicios comunales, reconoció que su entidad tiene ahora mejores condiciones para ofrecer un buen servicio.
“Se han reparado ocho camiones recolectores en la ciudad, tenemos 98 cajas ampliroll y sus tres camiones. También contamos con cinco tractores. Y todo a partir del aporte de las empresas locales como la fábrica de combinadas cañeras, la de implementos agrícolas y otras que se han sumado”, dijo Abreu a medios locales.
El funcionario atribuyó la crítica situación a sus subordinados, a quienes “se le han aplicado un sinnúmero de medidas disciplinarias, pero no han sido suficiente porque el problema persiste”, acotó.
Reconoció que la crisis higiénica citadina “nada tiene que ver con roturas ni con carencias de equipos, es con el mal actuar de nuestros trabajadores”.
Por su parte, Norge Silva, director municipal de servicios comunales, señaló que sus empleados “no barren si una jabita de nylon se rompe. Ellos tienen los recursos, tienen la manta, tienen la escoba, tienen el rastrillo para recoger y no ejecutan bien su labor”, detalló.
Sin embargo, el dedo acusador apunta a los directivos del sector, a quienes se les califica de incapaces por la falta de severidad, control y orden.
“Si hubiera rigor y exigencia, la limpieza de la ciudad no estuviera como está. Es un tema que basta ya de dar explicaciones. Más que falta de recursos, lo que falta es calidad en el trabajo. Y cuando no hay calidad en el trabajo es porque el control tiene fisuras. Se pone en duda la credibilidad de los dirigentes del sector”, dijo Ernesto Santiesteban Velázquez, máximo líder del Partido Comunista (único legal) en Holguín.
Mientras los dirigentes se culpan unos a otros, la solución no se vislumbra. Al final, las sanciones caen sobre los simples trabajadores y no en los funcionarios.
“Más holguineros, más podemos”, es una consigna escrita en una de las paredes exteriores de la sede de Servicios Comunales del municipio de Holguín. Una idea que el propio organismo, con su incapacidad al actuar, ha demostrado que está desfasada de la realidad.
A escasos metros de la mencionada sede, desde hace más de tres meses, los desechos desbordan el supiadero (lugar donde se deposita la basura) de la escuela secundaria básica Lidia Doce. En peores condiciones está el del seminternado Rafael Freyre Torres. Otro vertedero, también cerca de la sede de Servicios Comunales, ha surgido frente a Bola Viva, un centro gastronómico de la institución cultural Artex.
Para afear más el entorno, y como un anticipo de la suciedad que encontrará el visitante, en las fachadas de las casas, en los muros y en cuanto espacio hay en la ciudad, han proliferado los carteles que solicitan no arrojar desechos.
Uno es muy categórico: “Por favor, ponga su basura en su casa”, y el otro, con matiz jocoso, exige: “No echar basura aquí, los cerdos no defecan donde comen”. Un tercero es más directo, pero con falta de ortografía: “No ‘hechar’ basura aquí”. Este, como los demás, ha sido ineficaz. A pesar del tiempo que lleva escrito, como indican las grietas y la caída del repello de la pared que poco a poco lo borran, la basura se acumula en esta céntrica esquina donde interceptan la calle Arias y la calle Morales Lemus.
“Da mucho dolor escuchar al pueblo, con toda razón, de que el Holguín de hoy no tiene la limpieza de hace unos años atrás. Eso lo compartimos todos, pero los dirigentes municipales y provinciales tenemos la responsabilidad de que eso cambie, y que volvamos a los tiempos de un Holguín mucho más limpio y mucho más bello”, lamentó Santiesteban Velázquez.
Aunque no es primera vez que se aborda el tema, la ciudad sigue mostrando abandono desde el mismo cartel de bienvenida. En todo el recorrido de la entrada se aprecia descuido, vertederos, lugares enyerbados y paradas de ómnibus sucias.
El 4 de abril del año próximo se cumplirán 300 años de la fundación del pueblo de Holguín. Para festejar la fecha, la Asamblea Municipal del Poder Popular ha trazado diferentes proyectos constructivos y de restauración.
Sin embargo, dentro de las celebraciones, los holguineros también exigen una ciudad limpia a las autoridades.