VILLA CLARA, Cuba. – Poco antes de las diez de la mañana, en uno de los bancos cercanos al parque de la ciudad de Santa Clara, un bulto de personas aguarda su turno para ingresar al establecimiento. La cola está formada, en su mayoría, por ancianos que han acudido a extraer el dinero mensual de su chequera en el cajero automático aledaño. La hilera paralela, formada desde temprano, tiene el propósito de acceder a la caja por diferentes motivos, uno de ellos, el ingreso de efectivo en dólares americanos a las respectivas cuentas en moneda libremente convertible (MLC).
Sin embargo, la cantidad de clientes que han solicitado este servicio en la banca de la calle Máximo Gómez no parece extravagante en comparación con semanas anteriores. Si bien hay quien se ha apurado para depositar lo antes posible, otros santaclareños deciden conservarlos al cash o esperan pacientes hasta la fecha tope con ciertas dudas en torno a la decisión que deben tomar.
La propia premura con que los cubanos deben realizar la transacción ha provocado, sobre todo, el asedio matutino de negociantes a las puertas de estas sucursales, más que de simples ciudadanos con el interés de depositar. Al parecer, la noticia ha tomado desprevenidos a muchos de estos revendedores, propietarios de sumas más elevadas en dólares físicos que destinaban para adquisiciones significativas como aires acondicionados, celulares o equipos electrodomésticos.
“Aquella mujer que está allá nos dijo que tenía el dinero exacto para comprar cinco neveras cuando las sacaran de nuevo y que venía a depositarlo”, revela Elizabeth Méndez, una muchacha que quiere colocar en el banco cuanto antes sus dólares para comprarse el celular que considera más económico a la venta en Cubacel. Ha ido reuniéndolos poco a poco y muestra el fardo completado recientemente con 30 dólares adquiridos por Revolico, a 45 pesos cada uno. “Hace unos días fui a varios particulares para ver el precio de los teléfonos y también los estaban vendiendo en dólares o su equivalente en pesos cubanos, a como estuviera el cambio por la calle. Ahora no sé cómo harán esos vendedores con los celulares que compraron desde antes. Mucha gente invirtió y está endeudada hasta los hombros”.
En el telepunto de Cubacel, próximo el banco, otras personas esperan a ser atendidas esa mañana. Aunque muchos santaclareños aguardaban por ofertas más baratas para adquirir móviles en MLC, en estos momentos deben aprovechar el leve descenso del dólar físico en el mercado informal e introducir cuanto antes todo lo que tengan en las manos hacia las tarjetas, antes que venza el plazo establecido.
A minutos de anunciada la medida, el precio del dólar comenzó a fluctuar en grupos de redes sociales destinados al cambio ilegal de la moneda. Si en las pasadas semanas cada uno había alcanzado los 70 pesos, ahora puede adquirirse a un monto menos elevado, en dependencia del valor que le imponga cada propietario. En el último mes, un número considerable de personas trataron de acaparar americanos e invirtieron sus ahorros con la premonición de que podría alcanzar los 100 pesos para mediados del año. La mayoría de quienes se aventuraron en tal empresa, lo hicieron para ganarle un plus a la moneda en mano, no para someterse a las interminables filas de las tiendas MLC y revender los productos.
Otros santaclareños ni siquiera contaron a tiempo con cuentas habilitadas, pero sí habían comprado los dólares para diferentes designios. La demora en la entrega de las tarjetas hacia las provincias y el corto plazo para depositar, ha incentivado la búsqueda de alternativas para los que no están dispuestos a perder el dinero adquirido por la izquierda a valores tan elevados.
Evelio Rodríguez, por ejemplo, se encuentra en la misma cola que Elizabeth con idéntico propósito. Hace cuatro meses comenzó a reunir dinero para comprarle un teléfono a su hija porque no cuenta con familiares en el exterior y debe depositar en la tarjeta de un amigo. “Vendí dos puercos y pagué el dólar a 65 la semana pasada”, agrega. “No me había hecho la cuenta todavía porque no vivo aquí en la ciudad y, cuando supe la noticia, hasta me subió la presión porque fue mucho el dinero que perdí en esta gracia. Sin pena, puedo decir que me cogieron de bobo”.
Por otra parte, la mayoría de los llamados “paladares” de Santa Clara se surtían gracias a la reventa de mercancía adquirida en los establecimientos en MLC. Productos desaparecidos de la red de mercados en moneda nacional como los refrescos, confituras, pastas comestibles y mayonesas eran recibidos de la mano de terceras personas que le imponían el precio de acuerdo al propio valor del dólar en el mercado informal. Sin embargo, en lugar de descender, el costo de estos comestibles ha ido aumentando en estos últimos dos días, al tiempo en que se han duplicado las propias colas frente a las tiendas, por temor a que puedan desabastecerse en los meses sucesivos.
“El dólar ha bajado un poco, pero las cosas de las tiendas se mantienen al mismo precio y los compradores tienen que recuperar lo que invirtieron”, explica Samuel, dependiente de uno de estos puestos particulares que percibe un salario fijo de acuerdo a las ganancias. “Los que se dedicaban a hacer colas para revender, pagaron los dólares a como estaban en la calle y tienen que ganarle algo. Lo que va a ocurrir es que todos esos productos van a subir más. La gente tiene miedo a que las tiendas se queden vacías y prefieren acaparar”.
Diversos memes publicados en estos días en redes sociales muestran a la figura del vendedor de dólares angustiado tras la nueva disposición. Sin embargo, un cambista consultado, cuyo nombre debe reservarse, pronostica, de acuerdo con su experiencia, que “el dólar seguirá andando”.
“Van a seguir en la calle porque todo el mundo no va a depositarlos”, afirma convencido. “El cubano es muy desconfiado y prefiere tener los americanos en una gaveta que virtuales en un banco. Nadie que venda algo de valor como una casa o un carro lo va a hacer en pesos cubanos ni va a querer que se los transfieran para una tarjeta. Aquí hay mucha gente que va a necesitarlos para viajar y no van a tener forma de comprarlos. A principio de los noventa, cuando estaba prohibido, la gente los vendía y no pasaba nada”.
Si bien un por ciento elevado de la población ha acudido a las sedes bancarias a depositar USD, otro sector se muestra reticente a entregar su divisa. A través de grupos de redes sociales, devenidos en espacio de catarsis para los santaclareños, los usuarios advierten, aconsejan y dejan su opinión a la multitud de seguidores.
“Veo a la gente arrebatada cambiando sus dólares a precios ridículos”, posteó un muchacho que se identifica con el perfil de Arián Núñez. “Cada cual hace lo que quiera con su dinero, pero ¿se han puesto a pensar que luego del día 21 el MLC será el que lleve la voz cantante? O sea, si hoy, por transferencia estaba a 70 CUP, ¿a cuánto estará cuando haya muy poco y la demanda supere la oferta? El USD en efectivo se va, pero las tiendas se quedan”.
A través de estas plataformas se puede apreciar la disyuntiva de muchos ciudadanos ante el vaivén del dólar. Mientras unos ofrecen sus ahorros “a lo que sea”, otros se muestran dudosos y piden consejo a la ciberaudiencia para manejar su situación.
“A mí me recuerda la época en que las familias que tenían prendas de oro empezaron a cambiarlo por televisores, ventiladores, y hasta ropa”, asegura Vicente Pozo, usuario de redes sociales entrevistado por esta vía. “El cubano se hace el que sabe de economía, pero al final se embarca. Mis dólares se quedan en mi bolsillo porque eso sí que no se echa a perder”.
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