CDMX, México. – “¿Mami, dónde están los 15.000 dólares que dejé arriba del eleguá?”, pregunta Yoslyn Alemán, con teléfono en mano, a su mamá. Ella, de espaldas y fregando, le suelta una ráfaga de groserías sin percatarse de que está siendo grabada. En resumen le escupe que él jamás ha visto tanto dinero en su vida porque de tenerlo se hubiese largado por Nicaragua.
Yoslyn cambia el tema e indaga si su mamá va a ir a la feria agropecuaria. Lázara Cabrera, aún sin voltearse a la cámara, le responde que a qué va ir si la carne está podrida. Además, ahí se arriesga a que le den una patada y la descojo… y luego cuando le partan una cadera no hay nada en el hospital para operarla.
Este fue el primer video que subió Yoslyn Alemán a Instagram (sin la autorización de su madre).
“Yo no accedí. Él llegó y me empezó a hacer preguntas, y como estaba fregando ni para atrás miré. Me enteré cuando ya estaba publicado. Le dije que no hiciera esas cosas porque a mí eso de la popularidad no me gustaba”, cuenta Lázara sentada junto a su hijo en la casa que comparten en Santa Clara.
Y sí, ella dice “gustaba” porque poco a poco ha empezado a sentirse atraída por la fama en redes. “Lo hago para divertirme, para que mis amigos y familia me vean. Además, nos gusta que la gente se ría. La vida en Cuba está muy dura, al menos así nos distraemos un poco y alegramos a quienes ven los videos”, explica.
Después de ese primer clip filmado a escondidas, Yoslyn la convenció de seguir haciéndolo. Él, confiesa Lázara, es capaz de convencerla de cualquier cosa. “Es mi único hijo, no sé decirle que no”. Yoslyn, sus tres nietas y su bisnieto son el centro de su vida.
“Mi hijo siempre ha sido el artista, el famoso, porque él cantaba en [la agrupación] Máxima Alerta; yo ahora lo estoy siguiendo en sus locuras”, dice Lázara, una bisabuela a la que le gusta el reparto y el reguetón y cuyo cantante cubano preferido es ―aclara― El Chacal.
A Bad Bunny lo escucha, sin embargo no termina de convencerla. “Mi nieta del medio me tiene loca con él. Todo el día lo pone pero a mí me gustan canciones escogidas: Tú eres bebecita, no eres bebesota y Titi me preguntó. Las demás no las entiendo. Él habla que parece que tiene un pedazo de pan atorado en la garganta. Suena así: “gagagagaga”.
Yoslyn se ríe escuchándola y la interrumpe: “Mi mamá no es fácil”, me explica. “Últimamente cuando le pido algo me dice: ‘Que vaya el Choco’ . Ella está en todas, enterándose de todo por internet como si fuera una jovencita. La he visto hasta ir al baño con el teléfono”.
Yoslyn y su mamá
Desde que Yoslyn, músico de 48 años, comenzó a explotar estos reels humorísticos su cuenta de Instagram creció de 5.000 seguidores a más de 20.000. Prefiere esta red y no Facebook porque las estrictas normas de la red podrían limitar la libertad de Lázara para elegir sus palabras.
En los videos ella es muy espontánea y no filtra las groserías. Habla ante la cámara del mismo modo que lo hace dentro de su casa: sin mucho protocolo y con cuanto improperio puedas imaginar.
“En la vida real soy así. Esa es mi personalidad. Sé comportarme porque fui recepcionista en Salud Pública; pero sí, digo muchísimas malas palabras. No soy de la finura, ni tan tan. Aunque sí somos muy respetuosos con la gente. Así como nos ves en los videos, así somos, y esos son nuestros problemas. Aquí nada es ficticio”.
En cuanto a la producción de sus materiales, Yoslyn comenta que su esposa edita y graba, y que las ideas se le ocurren mayormente a él, aunque la cómica es su mamá. “Nosotros no ensayamos nada ni hacemos guion. Lo que hago es decirle ‘Mami, vamos a hablar de tal tema…’ y luego ella suelta lo que piensa”.
En esa espontaneidad, ambos coinciden que puede estar la fórmula de su éxito. En eso y en que eligen los temas del momento: ya sea la ruptura entre Shakira y Piqué, la inflación, los patrocinadores, o la eterna escasez que padecen los cubanos.
Precisamente uno de sus videos más exitosos lo publicaron el pasado mes durante el V Clásico Mundial de Béisbol. En él, Lázara aclaraba que el equipo nacional no era el “Team Asere” sino el “Team Hambre” porque no tenían ni un tin de aceite, ni un tin de carne, ni un tin de nada.
“Además de ese video se fue viral el de la jaba y el televisor”, agrega Yoslyn. El influencer se refiere a un clip que publicaron un par de semanas atrás donde se ve a su mamá corriendo con una bolsa, que pone bajo su televisor mientras corre el tema de presentación del Noticiero Nacional de Televisión. La idea, explica ella misma, era llenarla con toda la comida que de la que hablan los medios oficiales cubanos y que no llega a los mercados.
“Ese chiste es viejo. Mi papá, que era muy ocurrente, cuando estaba vivo me decía: ‘Dale que va a empezar el noticiero, vamos a llenar la jaba de comida”.
“Cuba es la tierra donde nacimos, y tenemos que quererla por obligación, pero vivir aquí es levantarse todos los días a inventar, a luchar”, apunta Yoslyn. Apenas termina su madre agrega que es “luchar con magia”, que así es como se sobrevive en la Isla. La señora es categórica al respecto: “Los cubanos subsistimos porque tenemos el espíritu de Harry Potter encarnado”.
Yoslyn y su mamá hasta el momento no han sido visitados por la policía política, que tanto gusta de “corregir” o eliminar cualquier matiz crítico, pero saben que podría pasar. “Nosotros decimos la verdad. Hacemos humor con el trabajo que estamos pasando los cubanos”, explica él, y en el mismo audio se le escucha a Lázara en el fondo concluir: “Esto está duro”.
Hasta el momento esta singular pareja de influencers no monetiza sus contenidos, ni siquiera saben cómo hacerlo, pero admiten que no les vendría mal y quisieran llegar a la cantidad de seguidores y visualizaciones requeridas.
―Mami, si ganamos algo con los videos, ¿tú te pones brava?
―¿Cómo me voy a poner brava, si yo lo que quiero es no poner más la jaba debajo del televisor?
Lázara, la abuela influencer
“Mi día a día es una locura, porque este niño no me deja comer, no me deja desayunar, no me deja vivir. Es ahí, ahí, ahí. Cuando menos me lo espero, viene ‘Mami, mami tengo una idea para un video’ . Entonces tengo que soltar lo que estoy haciendo y hacerle caso”.
“Hoy le dije a Yoslyn que estaba al no salir más a la calle porque pongo un pie en la acera y todo el mundo nos para o nos grita: ‘Oye, Team Hambre, comparte lo que cogiste en la jaba’. No nos dejan avanzar”.
“Ayer, por ejemplo, fuimos al hospital porque mi hijo tiene un pie enfermo. Cuando los médicos nos vieron lo primero que nos preguntaron es si nosotros éramos los de los videos. ¿Qué cómo está el hospital? Malísimo, no hay nada. Los médicos te tratan con mucho cariño pero para picarle el grano a Yoslyn tuvimos que buscar nosotros el antibiótico, el bisturí y hasta los guantes. De ahí sacamos la idea para un video donde yo le pregunto al doctor que si llevar la nalga para la inyección no era suficiente”.
A Lázara Cabrera, que tiene su propia cuenta de Instagram y está pendiente de cuántos seguidores ganan y qué le comentan, la fama le ha llegado a los 66 años.
“Jamás en mi vida pensé que me iba a involucrar en esta situación. Esto me ha cogido de sorpresa porque no pensé que tenía esa artista dormida o que iba a ser influencer a estas alturas de mi vida. No es fácil, mira hasta dónde me ha llevado este niño”.
―¿Hasta dónde quiere que lleguen sus videos?, le pregunto por WhatsApp.
―Mira, te voy a hablar como hablan los reporteros: al mundo mundial y si no al infinito y más allá.