LA HABANA, Cuba.- Por supuesto que Hugo Chávez contribuyó en gran medida a la destrucción de Venezuela, y Maduro termina con tan lamentable tarea. Maduro lleva apenas casi seis años al frente del Gobierno, y el 4 de diciembre se cumplieron veinte años de la primera victoria electoral de Chávez. Pero desde mucho antes, las garras del Comandante en Jefe ya estaban puestas en aquel rico país petrolero.
Mientras escribo esto, viene a mi mente aquella anécdota contada por el amigo Eloy Gutiérrez Menoyo, cuando en 1959, conversando en una iglesia con Lina, la madre de Fidel Castro, ésta le dijo que estaba muy preocupada porque su hijo haría con Cuba lo mismo que había hecho con sus juguetes: los destruía cuando llegaban a sus manos.
Ese mismo año, Fidel se obsesionó con Venezuela, proclamando que promovería revoluciones anticapitalistas en América Latina. El 11 de noviembre de 1961 Caracas rompió relaciones con La Habana y unos meses después acusó a Fidel ante la OEA de agresiones a ese país y de intervenir en la política de Latinoamérica.
Desembarcos fracasados
Cinco años más tarde, el 24 de julio de 1966, Fidel organizó el primer desembarco en tierras venezolanas, integrado por oficiales de las FAR, entre ellos el comandante Arnaldo Ochoa, bajo las órdenes del venezolano Luben Petkoff.
En mayo de 1967 Fidel dirigió un segundo desembarco en Machurucuto, en la zona Cocal de los Muertos, integrado por militares cubanos bajo las órdenes de los comandantes Ulises Rosales del Toro y Raúl Menéndez Tomassevich, junto a decenas de guerrilleros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), adiestrados bajo la supervisión de Fidel, quien los acompañó hasta las costas de la República Dominicana, donde se despidió de ellos.
Ambos desembarcos terminaron en un rotundo fracaso. Una de las razones fue porque los partidos comunistas venezolanos se declararon contrarios a la lucha armada, algo que no le importó a Fidel, quien continuó con su obsesión de llevar la guerra a ese país, y también porque desconocía la naturaleza de esa región, compuesta por animales salvajes y serpientes venenosas.
Cuando Chávez entró en escena
Hoy puede decirse que en Venezuela ha colapsado la mitad de su economía en seis años, con Maduro, y la otra mitad antes, con Chávez, dirigido por El Iluminado, como lo llama el poeta Barnet.
Baste saber que mientras la economía latinoamericana se recupera, Venezuela ha perdido la mitad de su producto interno bruto (PIB) real desde 2013 debido al hundimiento de la producción petrolera.
La miseria que reina en Venezuela es aterradora: sufre la mayor inflación de la historia, el racionamiento de los productos más necesarios, un desempleo que supera el 30%, y un gran descenso en la producción de petróleo que no para.
Según los más expertos economistas, se trata de una crisis económica, social y política que no cuenta con precedentes en la historia reciente de América.
El daño que le hizo Fidel a Chávez y a Venezuela
Este desastre tuvo su origen en 1999, cuando Chávez, después de un golpe de estado fracasado en 1992, llegó al poder de forma democrática, gracias a los buenos empujones y consejos de Fidel.
En los catorce años que permaneció en Miraflores, usó trajes súper costosos, viajó alrededor del mundo en jets privados, regaló dinero a manos llenas a sus amigos políticos y artistas, dejó a su numerosa familia cuentas bancarias millonarias, y nunca escatimó en apuntalar con su dinero a la dictadura castrista, en aras de cultivar la amistad con Fidel.
La ayuda que Caracas ha brindado Cuba en los últimos 17 años es mucho mayor que la de la URSS en casi tres décadas: solamente en petróleo y dinero, La Habana recibió cuarenta mil millones de dólares. Uno de esos obsequios fue la construcción de un cable submarino de telecomunicaciones a un costo de 72 millones de dólares.
Cuando Chávez supo que iba a morir legó el poder a Nicolás Maduro, quien lejos de cambiar el rumbo de las políticas que habían llevado al país al colapso económico y social, decidió profundizarlas, aplicando medidas de racionamiento propias de períodos de guerra o postguerra, algo que da como resultado el descontento social y altos niveles de criminalidad e inseguridad ciudadana. Hoy, Maduro no se da por vencido, aunque vea destruido su país, cree que esa destrucción es pura invención de “hábiles guionistas”.
Ni siquiera Raúl Castro, que responde a las voces de la ultra piedra del hermano, puede aconsejarlo para una salida digna, porque a todos los dictadores, a todos, sólo dándoles candela como al Macao deciden dejar la poltrona del poder.
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