LA HABANA, Cuba.- El documento que los comunistas cubanos se empeñan en llamar “Constitución” en realidad no es otra cosa que un peligroso panfleto encaminado a perpetuar su nefasto modelo económico en nuestro país. Afirmar que está guiada por el ideario martiano es profanar el pensamiento de nuestro Apóstol, puesto que Martí enseñaba: “La patria es dicha de todos, y dolor de todos y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie” y según este documento, por el contrario, los cubanos no tenemos permitido manifestar criterio alguno de libertad sin exponernos a ser acusados de traición a la patria, e incluso a morir masacrados.
Una vez más la dictadura castrista acude al artículo 4 de la Constitución a través de sus voceros (Hacemos Cuba, 14 de mayo, Televisión Cubana) para coaccionar a la población que, desesperada, demuestra su creciente descontento con protestas provocadas por el aumento de la pobreza, el hambre, la indolencia y los abusos policiales. Esto demuestra que les preocupa que cada vez más las personas que desafían su autoridad.
A medida que aumenta el descontento de la población, crece la represión y el vandalismo gubernamentales contra opositores pacíficos, como así lo reflejan las redes sociales. Un ejemplo de crueldad gubernamental lo observamos contra los miembros de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), su líder José Daniel Ferrer, familiares de estos y las personas que acuden a la sede en busca de ayuda, ya sea asistencia médica o alimentos.
Cualquiera que pudiera pensar que las leyes en Cuba protegen a aquellos ciudadanos que realizan proyectos sociales para ayudar a la comunidad, al leer el artículo 56 de la nueva constitución cubana (“Los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado, siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley”), si sabe leer entre líneas, se dará cuenta de que no es así. Y es que los derechos proclamados en este artículo sólo son respetados cuando dichas reuniones son promovidas y patrocinadas por el gobierno y responden a sus intereses, que no dejan espacio para la libertad de pensamiento, pues el poder judicial responde a las fuerzas represivas de la Seguridad del Estado.
En la carta magna de los comunistas cubanos se lee: “Declaramos nuestra voluntad de que la ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo, al fin logrado, de José Martí: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Pero… ¿cómo puede vivir con dignidad un ser humano a quien no se le permite manifestar sus ideas, cuya única alternativa es plegarse al comunismo y vivir bajo su doble moral, o morir si se rebela, si tiene que tolerar que un grupo de ineptos ladrones corruptos ocupen el poder, sean cada día más ricos, y sigan destruyendo el país?
José Luis Reyes Blanco, jefe del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía General de la República de Cuba, al referirse al artículo 4 durante su comparecencia, expresó: “Este proyecto 4 le da a los ciudadanos el derecho de combatir, a exigir el respeto, a licitar los medios de lucha incluyendo la lucha armada si fuese necesario”. El artículo en cuestión plantea: “Todos los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución”. Al margen de que de tales palabras podrían inferirse otras implicaciones (en Cuba los ciudadanos no tienen armas, pues estas fueron recogidas y prohibidas por Fidel Castro), de lo que no dejan dudas es de la amenaza implícita en dicho artículo contra quienes protesten.
De todos es igualmente conocido que para combatir a cualquier persona que disienta, la dictadura comunista utiliza a las tenebrosas brigadas de respuesta rápida, que no son más que grupos paramilitares disfrazados de pueblo ofendido, y cuya baja catadura moral ha quedado evidenciada gracias a las redes sociales. ¿Serán esos los ciudadanos a los que el gobierno les dará armas para masacrar al pueblo?
Todo esto nos hace llegar a la conclusión de que la dictadura está desesperada al punto de armar a las turbas para matar a todo ciudadano que se oponga a su voluntad de perpetuarse en el poder. Lo más controversial de todo esto es que mientras el presidente cubano manifiesta en su cuenta de Twitter “compromiso con la paz de Colombia”, el jefe del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía General de la República de Cuba incite a sus adeptos frente a las cámaras de la Televisión Cubana a tomar las armas contra sus compatriotas pacíficos por manifestarse públicamente. Así es la doble moral comunista.
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