LA HABANA, Cuba.- El régimen cubano no quiere escuchar, ni siquiera de sus propios seguidores, los consejos acerca de las difíciles y complejas situaciones que ha creado en la economía tratando de tapar un parche con otro. El blog de Pedro Monreal ha criticado –bien fuerte– los debates sobre el trabajo por cuenta propia que se llevaron a cabo en la Comisión de Asuntos Económicos, en las recientes sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El economista ha calificado los mismos como “Trampa 22”, al parecer refiriéndose a la novela satírica del mismo nombre, de Joseph Heller (1961), en la que si haces algo, como solución a un problema, se te convierte en un boomerang, lo que implica que, en definitiva, no hay elección posible ni manera de salir del sistema. Llevada al lenguaje popular: “palos porque bogas y palos porque no bogas”.
Las críticas de Monreal respecto al futuro del trabajo por cuenta propia llegaron al extremo de que escribiera de forma textual: “Nos encontramos ante un razonamiento burocrático en pleno esplendor”.
Coincido con este economista, pues la solución al futuro del trabajo por cuenta propia no está solo en “el control”, ya que el Estado debería tomar en consideración la necesidad de fuentes de trabajo que tiene la sociedad y la posibilidad de que estos pequeños empresarios creen nuevos empleos.
En estos momentos, la cifra de trabajadores en el sector privado sobrepasa los 600 mil. Solo en los primeros cinco meses de este año se aprobaron más de 185 mil licencias, informó de manera oficial la Ministra de Trabajo y Seguridad Social. La tendencia se ha mantenido, y las modalidades más solicitadas son: la elaboración y venta de alimentos, el transporte de pasajeros y el arrendamiento de viviendas.
Para nadie es un secreto que el trabajo por cuenta propia la dictadura lo ve como un mal necesario. En el quinquenio 2012/17 cancelaron unos 600 mil empleos, una tendencia que ha continuado a partir de esa fecha, pues el objetivo principal en esta reforma era reducir el número de trabajadores estatales que abultaban las plantillas.
Sin embargo, el “sector privado” ha ido creciendo desde hace 10 años, y en estos momentos agrupa el 13% de la fuerza laboral de la Isla.
Son 132 modalidades en las que está permitido del trabajo por cuenta propia, y ha habido algunas pequeñas concesiones entre las que se destaca la eliminación del límite de 50 capacidades en los restaurantes.
El Consejo de la Administración Provincial de La Habana ha establecido precios máximos, a partir del primero de agosto, a trabajadores por cuenta propia vinculados a las actividades de servicios gastronómicos, panaderos-dulceros, según plantean de manera oficial por las preocupaciones de la población. Los productos en cuestión son: refrescos, agua mineral, maltas, jugos y cervezas, los cuales solo se consiguen en estos momentos en los negocios privados.
Esto a quien afecta es al pueblo, porque ahora al menos tendrás un lugar donde adquirir estos productos, aunque bien caros, pero a veces tienes un niño enfermo en la casa, o algún viejito, y no puedes darle a tomar un jugo, una malta o un agua mineral porque el Estado no lo garantiza. Por lo cual, cuando al cuentapropista no le dé la cuenta costo-beneficio dejará de adquirirlos, lo que no quiere decir que el Estado recuperará la posibilidad de venta, pues es muy poca la producción y además hay problemas con el transporte para la distribución.
De todo este análisis, lo más preocupante es que la dictadura consiga que no aumente en número el sector privado, y si lo que se produce es una fuga de los cuentapropistas sería muy difícil poder reubicar estos trabajadores en puestos oficiales.
No obstante, la sociedad ha demostrado a los que la mal dirigen que es capaz –a través del sector privado– de ser productiva y tener ganancias.
Mientras el gobierno, por su parte, no toman lo bueno que se desarrolla entre estos pequeños empresarios, e incluso ni siquiera les hacen competencia, todo lo quieren resolver con el “control” y el hostigamiento a través de los inspectores. Pero muchas veces no les funciona, porque hay mucha corrupción y cualquiera de los que fiscaliza “se hace el loco” por unos cuantos pesos.
Se puede afirmar que en Cuba no hay solución para los actuales problemas del sector privado, porque no existe voluntad política –reflejada en la economía– para mejorar sus condiciones, por el contrario, siempre que pueden los afectan, es por eso que “Trampa 22” es el símil perfecto para esta actividad.
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