SANTIAGO DE CUBA. – Eiglen preparó con esmero una pequeña nota y la dejó bajo su almohada durante días, con el propósito de que en la visita de los Reyes Magos a su casa estos la leyeran y así pudiesen saber sus más preciados anhelos.
La pequeña niña, que apenas cumplió los seis años de edad y vive junto a su madre en el reparto Altamira de Santiago de Cuba, alistó además tres tazas con agua y un puñado de hierbas para los hambrientos camellos que cargan los juguetes de los niños.
Sin embargo, al amanecer del 6 de enero, la entusiasmada pequeña se levantó apresurada y tras mirar en sus zapatos, debajo de la cama y en toda la casa, descubrió que los reyes magos de los cuales había oído tantas historias, esta vez, no le habían traído nada. Desconcertada y con gran tristeza en sus ojos, le preguntó a su madre: “¿Me he portado mal?”, a lo que la madre respondió distraída y ajena: “no mi cielo, seguramente los magos no encontraron la dirección. No te preocupes, el año que viene seguro que sí te van a traer de todo”.
Miles de padres cubanos salen cada 5 de enero a las calles en busca de juguetes, dulces y regalos para sus hijos, que esperan con fervor el Día de los Reyes Magos. Es entonces cuando las jugueterías del país cobran vida con el rebullicio de padres, abuelos y tíos, que buscan entre los anaqueles de las tiendas algo que dejarle entre los zapatos o debajo de la cama a sus hijos cuando despierten el 6 de enero.
Sin embargo, las redes de Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) dejan un sabor amargo a esos que solo intentan complacer a los más pequeños de casa.
“Hoy he salido a comprar cosas para mi pequeño. Me dijo una vecina que habían sacado juguetes a 1 dólar, pero cuando llegué, la matazón de gente era demasiada. Los merolicos estaban cargando con todo, ahora busco aquí en la candonga, a ver si tan siquiera le compro un muñeco de trapo y un carrito, porque no hay más nada”, refiere Magalis mientras camina el Callejón del Carmen, lugar en donde confluyen la mayoría de los trabajadores por cuenta propia y revendedores de la urbe.
En Cuba, la tradición de los Reyes Magos se basa en que cada niño escriba una carta, pidiendo en ella lo que más desea, la ponga en la almohada o en el árbol de navidad y espere que su pedido llegue el 6 de enero. Además, los más pequeños dejan hierba y vasos con agua para los camellos que, según la leyenda, trasportan a los reyes por el mundo.
Pero a los verdaderos magos, esos que se esconden tras la puerta para ver cuando su hijo abre el obsequio, les toca la parte más dura: buscar el dinero y luego sortear las colas, los precios y muchas veces las pocas opciones de las tiendas.
Elena Mesa, madre de la niña que encabeza este reportaje, le confiesa a CubaNet que este último año sus ingresos económicos no fueron favorables y que lastimosamente no tuvo los recursos para comprar el juego de cocina y la barbie que pidió su hija.
“Me duele en el alma pero no pude comprárselos esta vez. El año pasado tuve dinero y le compré dos muñecas, pero ahora sí estoy en baja, solo le remendaré algunos juguetes que tiene rotos y así se sentirá más contenta”.
La madre, soltera de apenas 25 años de edad, trabaja como auxiliar de limpieza en una Escuela Primaria del reparto 30 de Noviembre. Cuenta que su salario, de alrededor de 350 pesos al mes (unos 14 CUC), no le alcanza para pagar ni la mitad de los gastos.
“¿Qué son 350 pesos en este país? En el champú y el acondicionador se va la mitad de mi sueldo. El precio de la comida cada vez sube más. Aquí hay que vivir inventando, para más o menos sobrevivir”, lamenta.
Santiago de Cuba recientemente inauguró una pequeña tienda de juguetes llamada “FerroCaribe”, muy cerca de la Alameda santiaguera. Este centro se adhiere a otro ya existente en el Parque de los Sueños. La tienda “Tren de los Sueños” fue instalada dentro de un vagón reciclado de la red ferroviaria. Ambas están abarrotadas de todo tipo de muñecos y juegos.
Sin embargo, para entrar, como refieren algunos, “hay que tener las pastillas de la presión a la mano”, ya que juguetes como un dinosaurio que camina y ruge los puedes encontrar en los 45.00 CUC, un pequeño bebé que llora en su cuna en los 66.00 CUC y muñecas barbie en los 35.50 CUC, siendo estos algunos de los más baratos de estas jugueterías en la urbe santiaguera. Precios que discriminan a la gran mayoría de cubanos que viven de sus paupérrimos salarios (el salario medio en la isla es de 30 CUC al mes).
“Tengo una vecina que tiene casi toda su familia en Estados Unidos. Para este tiempo le mandan cada paquete de juguetes que uno se queda con la boca abierta, por eso en esta fecha mi hijo no sale de la casa porque no quiero que se sienta menos. Yo no tengo tantas posibilidades y solo me alcanza para comprarle muñecos confeccionados que venden en las tiendas de moneda nacional y alguna que otra cosa que yo le invento”, reseña una madre santiaguera que se encontraba en la parada situada frente a la juguetería FerroCaribe.
El Día de los Reyes Magos, para muchos niños en Cuba, fue una jornada de tristeza, pues esta vez, como en muchas otras ocasiones, los reyes no pudieron llegar a sus casas.