LA HABANA, Cuba. – Este 9 de abril los ministros de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, y de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, anunciaron la paralización del transporte público estatal y privado, y la mayor regulación de las ventas minoristas, respectivamente, en aras de domar la epidemia de coronavirus.
Por su parte, según la televisión estatal Miguel Díaz-Canel dijo que todavía la epidemia no está en su mayor magnitud y hay que detener la movilidad innecesaria hasta de jóvenes y niños, lo que no se resuelve con represión, medidas y multas, sino por la voluntad de la propia gente, preocupada por que haya la menor afectación posible de vidas humanas.
No se han prohibido las colas, pero tiene que mantenerse la disciplina en ellas, recalcó. El secretario del Partido Comunista de La Habana vociferó que “es tiempo de mano dura”, hay que elevar el rigor, que la gente actúe con más responsabilidad, más percepción de peligro (por la COVID-19), reportó el Canal Habana.
Las colas para procurar alimentos, detergente, papel higiénico y otros productos de aseo en las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), o comprar las cuatro libras de papa en el Mercado Estatal Agropecuario y las casi dos de pollo en la bodega, son los talones de Aquiles del Gobierno para mantener a los cubanos en sus hogares, a fin de atajar la expansión del coronavirus.
La escasa oferta desde finales de 2018 del único comercializador (el Estado) y el bajo poder adquisitivo impidió a la población acumular una reserva para afrontar el desabastecimiento in crescendo y atravesar la actual pandemia. Las autoridades no han prohibido las colas, porque no tienen dinero para importar, no son capaces de lograr producciones nacionales y la población está enardecida, especialmente en La Habana, ante la escasez de productos de primera necesidad.
Las medidas anunciadas por Rodríguez Dávila solo permitirán el transporte para trabajadores autorizados por atender servicios vitales y casos puntuales de urgencia a partir del 11 de abril. El transporte automotor estatal y privado solo podrá ocupar el 50 % de su capacidad, a fin de que exista espacio entre pasajeros, que deberán cubrirse con nasobuco. Mientras, los vehículos tienen que desinfectarse con hipoclorito de sodio. Las personas vulnerables y de edad avanzada no deben utilizarlo. La recogida de ciudadanos en las paradas de guagua por los autos estatales se suspende. Los privados no tendrán que pagar la licencia mientras duren las prohibiciones. Las prioridades estarán en el transporte de carga, el acercamiento de los productos básicos a las viviendas y la Defensa.
Por su parte, la ministra de Comercio Interior anunció que a los centros de trabajo donde prestan servicios vitales, como el sector de la Salud, se llevará módulos de productos para facilitar el acceso a ellos. Díaz Velázquez detalló que los productos de aseo, crema dental y detergente líquido se venderán cada tres meses porque la disponibilidad no permite un per cápita mensual. Las entidades gastronómicas laborarán al 50 %, o sea, no admitirán clientes en su interior pero venderán comida para llevar y prestarán servicio a domicilio hasta las 8:00 de la noche.
Por su parte, los productos antes destinados al turismo se venderán en las TRD, aunque sus cantidades son limitadas. Las grandes tiendas habaneras 5ta y 42, La Puntilla, 3ra y 70, Carlos III y Cuatro Caminos quedarán cerradas y su mercancía se situará en establecimientos más pequeños. El propósito es llevar los productos al barrio. No se venderá ropa, calzado y otros productos. El comercio electrónico se ampliará, incorporando la entrega a domicilio. Las tiendas de venta de equipos en divisa continuarán. Las cafeterías laborarán 12 horas en lugar de 24. Los servicios de belleza no se limitarán ahora, pero debe garantizarse la protección.
Casi todos los países padecen la pandemia, con mayor o menor intensidad, según sus sistemas de salud pública, las previsiones adoptadas por los gobiernos, la capacidad de resistencia inmunológica, las enfermedades crónicas de sus habitantes y la situación socio-económica. Nadie está inmune (lo demuestra el premier británico, infectado por coronavirus hace 15 días y hospitalizado actualmente). Es el momento del egoísmo por la sobrevivencia, o el despertar del compromiso social y patriótico.
Lamentablemente, en Cuba los ciudadanos se arriesgan en las colas de alimentos y medicinas indispensables para atender sus enfermedades crónicas, pero deben protegerse y salir lo menos posible. El peligro de contagio es real.
Cuando se elimine la pandemia, los gobernantes tendrán que sobreponerse a la conmoción psicología y la crisis económica más devastadora de la historia de Cuba, en medio de la depresión internacional y las sanciones del presidente Trump. Esas serán razones suficientes para desatar las capacidades e ingenio de los cubanos.
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