LA HABANA, Cuba.- En la recién concluida sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, informó acerca de la ejecución del presupuesto de la nación en el año 2017. La funcionaria detalló algunas de las partidas de gastos, como la educación, la salud pública, la asistencia y la seguridad social. Sin embargo, quedaron sin especificar los gastos relacionados con el deporte, la cultura, y el aparato militar del país, que incluye al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) y el Ministerio del Interior (MININT).
El 29% del presupuesto se destinó a financiar la salud pública y la asistencia social, lo que abarcó hospitales, policlínicos, consultorios del médico de la familia, hogares de ancianos, casas de abuelos, clínicas estomatológicas, y hogares para impedidos físicos (sin aclararse, desde luego, la calidad de los servicios prestados).
Otro 22% fue a parar al sector educacional, tanto para la educación general como para la superior.
Y el otro 16% detallado correspondió a la seguridad social, cuyo destino, en lo fundamental, es el pago de las pensiones y jubilaciones a la creciente población de la tercera edad. Aquí cabe acotar que el Estado piensa ir disminuyendo la participación del presupuesto en estos pagos, pues cada vez aumenta el número de trabajadores estatales que pagan su seguridad social, y en el caso de los cuentapropistas, todos están obligados a hacerlo.
Si sumamos las tres partidas anteriores tenemos un 67% de los gastos del presupuesto. Restan, por tanto, un 33% de gastos, entre ellos los no detallados que apuntamos anteriormente, así como otras partidas relacionadas con el transporte, la investigación científica, y el sector hidráulico.
Estimamos que los gastos relacionados con la cultura y el deporte no deban de tener demasiado peso en los egresos presupuestarios, ya que son esferas que se autofinancian con los ingresos internacionales y los premios que reciben artistas y deportistas, y que el Estado redistribuye posteriormente.
Con respecto a la investigación científica, el transporte, y el sector hidráulico, conforman partidas no muy beneficiadas por el presupuesto. Tomemos como ejemplo el transporte. Es notable la carencia de medios de transporte de todo tipo que afronta el país (terrestre, marítimo, aéreo y ferroviario), lo cual torna más angustiosa la vida del ciudadano de a pie. Sin embargo, los gobernantes asignaron solo el 0,3% del presupuesto (208 millones de pesos, de un total de 63 mil 906 millones de egresos presupuestarios) para esta vital esfera.
Entonces no es difícil imaginar que del 33% de los gastos presupuestarios no detallados totalmente, una parte sustancial haya ido a parar a la actividad militar. Sobre ello, la ministra Lina Pedraza se limitó a expresar que “las demandas de los organismos de la defensa fueron garantizadas bajo el principio de no descuidar jamás la defensa del país”. Unas palabras que, según cálculos conservadores, inducen a muchos a pensar que el MINFAR y el MININT puedan haber consumido entre un 20 y un 25% del presupuesto de la nación. Es decir, tanto o más que el destinado a la educación.
¿Por qué la ministra no dio a conocer la cifra exacta de los gastos militares del país? ¿Una cuestión de seguridad nacional, o la desvergüenza de aquellos que en 1959 prometieron convertir los cuarteles en escuelas?…