ESTADOS UNIDOS.- “Cuando me hablan de Angola, yo la vivo ahora. Cuando camino por esas calles, estoy viviendo Angola ahora, porque parece que estoy en una ciudad que le cayeron a bombazos. Para mí, Angola está vigente”, dice amargamente un veterano en el documental Días de diciembre.
En el capítulo “Mujeres cineastas emergentes”, de la programación serial cinematográfica Cuba visions, la obra ha sido proyectada en el Athenaeum Theatre de Chicago como parte de esa ventana única abierta para el público de esta ciudad hacia la controvertida realidad de la Cuba contemporánea, con la participación de cineastas, periodistas, críticos y académicos de la Isla.
La escena, en una casucha de un miserable arrabal habanero. Este corresponsal de guerra guarda las condecoraciones que se ganó en la remota guerra africana. “Si te digo que ahora mismo esas medallas tienen para mí algún valor desde el punto de vista emocional, no sería verdad”, responde el veterano a una pregunta de la entrevistadora: “Para mí ahora son solamente un recuerdo que tengo de un trabajo que realicé en una época”.
Lo extraordinario de Días de diciembre no es que revele algo desconocido de esa campaña militar, sino que algunas de las voces que prestan su testimonio aquí dicen lo que todos sabíamos, y expresan una amargura que ha quedado silenciada en lo más profundo de las miles de familias que sufrieron el destructivo impacto de aquella aventura.
En otro momento del filme habla un grupo de veteranos en una intrincada población en las montañas. “Aquí se murió un combatiente y lo sacaron en el carro de recoger la basura. Alfonsito Cruzata”, relata uno de los veteranos. “Y con basura que tenía el carro”, apunta una mujer cerca de ellos. “No había en qué llevar a ese hombre”, termina diciendo él.
Y los demás se sueltan a hablar de las terribles condiciones materiales y de la falta de atención que padecen. “A los combatientes no nos atiende nadie”, se queja otro. “Muchos se asombran de que uno estuvo en Angola. Te dicen: ‘A mí me diera pena decir que estuve en Angola’. El pueblo tiene mala opinión de eso”, concluye otro más.
Como contraste, hay un fragmento de un discurso de cuando Fidel Castro peroraba durante horas ante un mar de gente. Por supuesto, no se trata de aquellas ocasiones en las que negaba con insistencia que hubiese tropas cubanas allá. Aquí asegura que “Angola es un ejemplo del internacionalismo proletario”.
El documental empieza informando que, entre noviembre del 75 y mayo del 91, “425 mil cubanas y cubanos y 42 510 colaboradores civiles de todo el país cumplieron misiones internacionalistas en Angola” y que, el 7 de diciembre de 1989, “tuvo lugar en toda Cuba la Operación Tributo, donde se velaron y se les dio sepultura a los más de 2 mil caídos” en aquella guerra.
Por supuesto que uno quisiera que fuera una obra más crítica, que la denuncia fuese más profunda, en correspondencia con las cicatrices que ha dejado, muchas aún mal cerradas; pero se puede ser realista y comprender que Días de diciembre va tan lejos como ha podido sin llegar a pisar la línea roja, y, aun así, ha recibido tan poco apoyo oficial que solo se ha exhibido en la Muestra de Cine Joven.
Graduada de dirección de cine en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, Carla Valdés, la realizadora, ha escrito y dirigido además los cortos Rumbo a Gaza (2012) Estado civil, unidas (2013), Literas (2014) y Todos los gatos del desierto (2014) y los documentales Sembrar con ellas (2014) e Instantáneas (2015).
También se proyectó el corto narrativo Frágil, de Sheyla Pool, con un asunto más íntimo: una hija que se dedica al cuidado de su madre con Alzheimer, ante el profundo anhelo de sentir su amor, aunque sea por última vez, se verá abocada en una peligrosa vía que le revela que a veces el amor puede resultar el más desconcertante y caprichoso de los sentimientos humanos.
Pool es graduada de Filología hispánica y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y, luego de trabajar mucho tiempo en el diseño de sonido, decidió pasar a la dirección con su primer corto, Great muy bien, al que le ha seguido Frágil (2018), su más reciente obra, con la impactante actuación de la veterana Verónica Lynn.
Tras la proyección de ambos filmes, para cerrar el programa “Mujeres cineastas emergentes”, la doctora Zaira Zarza trazó el panorama de la producción de las nuevas directoras cinematográficas cubanas, muchas de las cuales, además de los grandes obstáculos existentes en una industria predominantemente masculina, tienen que enfrentar las dificultades que entraña ser independientes, jóvenes y, muchas veces, también vivir y trabajar fuera del país.
Zarza, que visita brevemente Chicago, se doctoró en Estudios Culturales en la Queen’s University de Canadá, trabajó en el Instituto Cubano de Cine y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, publicó el libro Caminos del cine brasileño contemporáneo y colabora con varios festivales de cine e importantes universidades fuera de Cuba.
Ha sido, además, fundadora y coordinadora general del proyecto Raíces y Rutas: Cine Cubano de la Diáspora en el Siglo XXI, una plataforma para la promoción y el estudio de la obra audiovisual realizada por jóvenes cubanos que viven fuera de su país.
Las series programadas a todo lo largo de 2019 en el Athenaeum Theatre de Chicago pretenden abarcar un amplio rango de películas cubanas, incluyendo animación, documentales y cortos de ficción, cubriendo temas como la desigualdad racial, la economía, el internacionalismo, la identidad afrocubana, los derechos de la mujer, entre otros, y se proponen retar la imagen tradicional que pueda tener este público del pasado y el presente de la realidad cubana.