LA HABANA, Cuba. – Tras más de una semana de arresto, aún continúan detenidas tres de las seis mujeres que ocuparon de manera pacífica un local abandonado en La Habana Vieja, como forma de protesta por la mala situación de sus viviendas.
Las otras tres mujeres –en estado de gestación– fueron liberadas horas después de su arresto. No obstante, según declaraciones de una de ellas, Airelys Peña, se mantienen en prisión domiciliaria.
Las seis, junto a sus hijos pequeños, habían ocupado un edificio abandonado en la esquina de Tejadillo y San Ignacio, a solo unos metros de la Plaza de la Catedral. Allí dentro permanecieron casi una semana, hasta que la policía intervino en el lugar y las condujo a una estación cercana.
De acuerdo con Peña la detención ocurrió de manera pacífica debido a la presencia de embarazadas y niños. Sin embargo, “una vez presas y durante las casi ocho horas que estuvimos en la estación de policía, nos amenazaron con quitarnos a los infantes y enviarlos a los [centros] llamados hijos de la Patria”, aseguró Tatiana Santana, otra de las embarazadas.
“Tras la liberación –prosiguió– nos entregaron un papel que decía que la denuncia era debido al allanamiento de la propiedad estatal, y que estábamos pendiente a juicio, el cual no tiene fecha hasta el día de hoy. Por ahora, estamos de vuelta a las malas condiciones y hacinamiento de nuestras casas, y continuamos entregando cartas al Partido y al Poder Popular para denunciar la situación de las viviendas en que vivimos”, confirmó.
Pocas horas antes de su detención, las muchachas coincidieron en que “no queremos problemas, sino solución a nuestros casos”. Hasta este momento Yenisleidys y Tatiana Santana, Airelys Peña, Yeni Cuevas, Anyenis Trompeta y Yesica Conde vivían en pésimas condiciones. Todas son consideradas casos sociales y tienen expedientes abiertos desde hace años.
Una de ellas tiene a su madre postrada hace meses, la familia de otra está catalogada como caso social hace más de dos décadas, mientras que en la libreta de abastecimiento de las Santana se cuentan 17 personas.
Fue por ello que tomaron esta decisión. “Entramos aquí el jueves en la madrugada. Este local no nos interesa, pues sus condiciones son malas y estamos hasta con niños pequeños, pero si no lo hacemos de esta forma no nos prestan atención”, explica Anyenis Trompeta.
“Hemos entregado cartas a varias instituciones, además hemos ido a Vivienda, al Consejo de la Administración Provincial (CAP) y al Partido provincial de La Habana. Aún estamos esperando respuesta, porque este es el país de las respuestas”, dice.
Además, agregó que han sido contactadas por autoridades de la provincia y por representantes de Salud Pública para verificar el estado de salud de los niños y de las tres embarazadas. Sin embargo, todavía no cuentan con ninguna solución para su caso.
“Precisamente el lunes –se queja Yenisleidys Santana– tuvimos una entrevista con una funcionaria de Vivienda que nos dijo que teníamos que esperar. Esperar, esperar… Llevamos toda la vida esperando”.
Por su parte, Airelys Peña refirió que “también han venido varios jefes de sector diciendo que teníamos que salir porque había aparecido el dueño del local. Nos han dicho que esto era del Gobierno, después que era de Eusebio Leal. Hasta vino una muchacha diciendo que era de ella y que aquí iba a construirse un gimnasio, pero esto lleva 20 años cerrado”.
Al parecer, el sitio era propiedad de la Oficina del Historiador de la Ciudad, pero en 2017 pasó a manos de Gaviota, una empresa de turismo controlada por los militares cubanos. Según Anyenis Trompeta, un hombre que se identificó como miembro de Gaviota les dijo que las había denunciado en la policía y que las autoridades debían tomar cartas en el asunto.
Agregó que el lugar nunca ha estado clausurado ni con carteles de construcción. “Nosotras no forzamos nada ni nos hemos robado nada, lo único que hay en ese local son escombros. Esto funcionaba como un baño público para el que pasara. Lo que hicimos fue abrir una puerta que estaba trancada con unos cables”.
Igualmente “limpiamos y acomodamos el local porque estaba muy malo. Fue entonces que los supuestos dueños comenzaron a preocuparse”, afirmó Tatiana Santana.
El disputado inmueble se ubica en el corazón de La Habana Vieja, está completamente vacío y cuenta con pésimas condiciones higiénicas. Las mujeres llevaron ventiladores, colchonetas y otros equipos necesarios para sobrevivir. La comida, según cuentan, se las ha llevado su familia y todo aquel que puede. “Priorizamos a los niños, y lo que quede, para nosotras”.
“Hicimos vida como si estuviéramos en una casa normal: nos bañamos, comemos, dormimos”, apuntó Yenisleidys Santana.
Durante los seis días que estuvieron sin salir del local, pasaban personas que conocían la situación y les mostraban su apoyo. “Díaz-Canel dijo hace poco que había que darles todos esos locales vacíos a familias que los necesitaran”, recordó una de las vecinas.
Sin embargo, también hubo varios episodios con miembros de la policía que llegaban varias veces al día a pedir la documentación de todos los que se encontraban cerca. Según las muchachas, los oficiales de la PNR trataban de provocarlas para que se produjera algún altercado.
“También la policía nos ha agredido verbalmente y ha tratado de forzar las puertas. Los niños se ponen nerviosos y preguntan que por qué hacen eso. Si se trata de miedo, claro que tenemos, pero tenemos entendido que existen los derechos humanos y que a las mujeres en nuestro estado y con infantes no se les debe tocar”, señaló Anyenis Trompeta.
“Nuestra familia nos apoya por la situación que tenemos, pero también teme que nos hagan algo. Nosotras no queremos problemas con la Revolución, el Gobierno o la Vivienda, solo pedimos que se solucionen nuestros casos, y hasta que eso no pase, vamos a parir donde tengamos que parir”.