LA HABANA, Cuba. – Luisa debía estar a las 10 am en la oficina de Planificación Física (en Mayía Rodríguez entre Carmen y Vista Alegre, Víbora) para una cita con el abogado. Aunque le queda relativamente cerca de su casa, pues ella vive en Luyanó, como había escuchado comentarios sobre lo malo que estaba el transporte decidió salir con dos horas de antelación. Así, si llegaba antes, se daría una vuelta por el mercado del Mónaco a ver si pescaba queso, que está perdido. Cuando llegó a la parada de Porvenir y Font la sorprendió la cantidad de personas que allí había, aunque de momento no se preocupó, puesto que, aunque frecuentemente la parada se congestiona, por lo general enseguida pasa algo que “limpia”. Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo y no aparecía ningún transporte, se extrañó: aquello era inusual en Porvenir. Las pocas guaguas que pasaban iban abarrotadas, y otras, paraban antes o después de la parada y las personas infructuosamente corrían hacia uno u otro lado para tratar de subirse. Por su parte, las pocas gacelas que pasaban ya iban llenas. Luisa no pudo menos que recordar la década de los 70, cuando ella era una de los muchos cubanos que corría tras las guaguas para ir al trabajo.
Aunque el transporte público ha sido un gran problema en Cuba después de 1959, a partir de enero, si bien es cierto que simultáneamente se encareció, había empezado a notarse cierta mejoría aparente. Sin embargo, esta duró poco: a la vez que aumentaron las protestas en Venezuela y las donaciones de petróleo se demoraron en llegar, el transporte público fue colapsando gradualmente, por lo que desde hace unos meses las paradas están muy llenas de personas que permanecen esperando durante horas.
Durante su comparecencia en la Mesa Redonda, Díaz-Canel dio a conocer lo que todo el pueblo comentaba hacía rato: no hay petróleo. Pensemos que se equivocó cuando aseveró impúdicamente que el desabastecimiento ya fue superado, que no habrá apagones no anunciados, que esta nueva etapa de miseria, hambre y penurias no es otro período especial, sino “una situación coyuntural”. Pero en lo que no erró fue en decir que el cubano es alegre y bromista aun en los momentos más difíciles. Así lo demostramos ya, en su día, con los chistes sobre las reflexiones del comandante, y ahora, sobre el momento “coyuntural” anunciado por el presidente.
También el ministro de Transporte comunicó que los choferes de carros con chapa estatal recogerían pasajeros en las paradas. “Lo están haciendo porque los para la Policía, pero cuando no haya policías, vamos a ver quién para”, señala un joven en la Virgen del Camino. Y no le falta razón, pues donde no hay policías, los carros estatales pasan y los choferes ni miran hacia la parada.
“Lo que yo no me explico es que se pasan el tiempo proclamando que Cuba es soberana e independiente y que tenemos relaciones con casi todo el mundo. Si es así, ¿por qué no compramos petróleo en cualquier otro país? En lugar de eso, tenemos que depender de las donaciones de Venezuela”, reflexiona un joven al referirse a la actual crisis de combustible.
“Llevan 60 años pidiéndonos sacrificios, mientras ellos se dan buena vida: tienen carros con aire acondicionado, disfrutan servicios, víveres y mercancías de mejor calidad y a menor precio que el pueblo. Y paga Liborio”, rezonga un hombre entrado en años.
Por otra parte, mientras el ministro de Transporte aseguró que estaba garantizado el combustible para distribuir la canasta básica, el vienes no trajeron a Lawton el yogurt de soya para los niños, según informaron las dependientas, precisamente por falta de combustible.
A su vez el ministro de Salud Pública afirmó que la situación de las medicinas estaba casi resuelta. Sería bueno saber dónde las distribuyen, porque en las farmacias, que es donde compra la población, continúa la falta de medicamentos.
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