GUANTÁNAMO, Cuba. – Los talibanes del castrismo dicen que respetan y aman a José Martí, pero el Noticiero de la Televisión Cubana dedicó 18 minutos de su emisión nocturna del pasado jueves 4 de febrero a desacreditar a la artista Tania Bruguera.
José Martí escribió estos versos marcados con el número XXXVIII en su obra Versos Sencillos: “¿De mujer? Pues puede ser/Que mueras de su mordida; /¡Pero no empañes tu vida/hablando mal de mujer!”.
Creo que quienes encabezan esta arremetida de odio alguna vez habrán leído esos versos. Al parecer, los han “olvidado”. También han “olvidado” las opiniones del Maestro sobre el socialismo y los artículos 4to y 5to de las Bases del Partido Revolucionario Cubano, donde dejó claro que los objetivos de esa organización política eran establecer en Cuba una democracia y no perpetuar el autoritarismo y la composición burocrática de la colonia y que tampoco se proponía imponer al país una agrupación política que considerara a la Isla como su presa y dominio, que es lo que ha hecho el Partido Comunista.
Con su sarta de mentiras acerca de Tania se han enredado en su propia pita. Porque ella fue miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) hasta que en 2015 dejó de pertenecer a esa organización. El 27 de noviembre de 2002 el Ministerio de Cultura (MINCULT) le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional. Ahora aparecen varios testaferros, entre ellos el señor Fernando Rojas, viceministro del MINCULT, cuestionando la valía artística de Tania y diciendo que fue una “fabricación política de los EE.UU.” desde los años noventa. ¿Si no era artista por qué la hicieron miembro de la UNEAC y le dieron la Distinción por la Cultura Nacional? ¿Cómo a una ‘fabricación política norteamericana” le permitieron exponer varias veces en instituciones de la dictadura durante los años noventa?
Si no fuera por el triste papel que están representando hoy esos voceros del castrismo, habría reído al escuchar a Humberto López y a otros de sus camaradas afirmar ante las cámaras que los “linchan” y acosan en las redes y en la prensa independiente, cuando ha sido la dictadura y sus defensores quienes iniciaron esa práctica. Por más de 60 años han colocado en la picota pública a todas las personas que han osado enfrentárseles. Y es que para desvirtuar la realidad una de las tácticas más socorridas del castrismo ha sido adoptar el papel de víctima, siendo el victimario.
Ya no saben cómo llamarnos ni qué modismo incorporar a su adocenada retórica. Y es que están a la defensiva porque carecen de argumentos válidos y hace mucho tiempo dejaron de ser revolucionarios para entronizarse en un despotismo sombrío y conservador como no ha habido otro en la historia de la patria. Representan a un sistema caduco, esencialmente antidemocrático y consecuentemente liberticida y discriminatorio, que ha llevado a la sociedad cubana a la ruina. Son polichinelas que reciben del castrismo dinero, viajes, becas en el extranjero, autos, viviendas y privilegios por sus diatribas. ¡Y son ellos, los que han vendido su alma a una familia que ha defenestrado las esperanzas de todo un pueblo, quienes nos tildan de mercenarios!
A pesar del barraje difamatorio de Granma, Cubadebate y la televisión, no han podido mellar ni un ápice la verdad sobre lo ocurrido ante el Ministerio de Cultura (MINCULT) el pasado 27 de enero, porque los videos están en las redes y la violencia quedó registrada, tanto que reconocidos intelectuales y políticos de varias partes del mundo se han pronunciado contra el insólito proceder del ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau. Por eso han arremetido con tanta saña contra quienes no se doblegan ante ellos.
Desde el 28 de enero y hasta este sábado 6 de febrero, Granma -órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba- ha publicado 22 artículos o notas relacionadas con el suceso. Todas difaman del 27-N, la oposición y la prensa independiente.
Bajo presuntas poses académicas -como la asumida este viernes 5 de febrero en el programa televisivo Palabra precisa por la señora Rosa Miriam Elizalde, la “vaticanista” de la prensa cubana, como gusta presentarse cada vez que un Papa asoma su testa por Cuba-, intentan desconocer la probada filiación artística de los jóvenes que fueron a reclamar la continuidad del diálogo frente al MINCULT el pasado 27 de enero.
Lo que no se animan a hacer –pues tienen miedo- es concederle el derecho de réplica a los ofendidos en igualdad de condiciones, para que el pueblo los escuche y valore sus ideas sin intermediarios que no necesita.
No hay justicia donde hay acepción de personas y privación del derecho a la defensa. Eso bien que lo debe saber el señor Humberto López, quien dice ser licenciado en Derecho. Pero bueno, en Cuba hay tantos como él que ni siquiera se han leído a Montesquieu o Hans Kelsen que cualquier cosa puede esperarse. En la Prisión Provincial de Guantánamo conocí a algunos de esos “licenciados” del Ministerio del Interior orgullosos de haber obtenido ese título, seguramente a cambio de su incondicionalidad política.
El reconocido cineasta cubano Fernando Pérez declaró en una entrevista realizada por el también cineasta Ian Padrón el pasado miércoles 3 de febrero, reproducida parcialmente por Radio Televisión Martí: “Lo que sucedió el 27 de noviembre duró poco porque los medios empezaron a transmitir una versión de lo que ahí había ocurrido, pero de un solo lado. Eso es un discurso que tiene que cambiar. Ese fue un hecho que propiciaba un nuevo lenguaje que son los jóvenes que lo están trayendo y ese nuevo lenguaje debe ser entendido y escuchado por los que mantienen un discurso que no es contemporáneo y que no puede propiciar un diálogo”. Y con respecto a los hechos ocurridos el pasado 27 de enero, afirmó: “Por parte del Estado cubano hay que cambiar el escenario. No puede ser que este escenario y reclamos de los jóvenes concluyan otra vez en agresión”.
Estoy seguro de que los déspotas cubanos no harán caso a sus palabras, porque su soberbia es tal que actúan como los tres monos sabios.
No hallo mejor forma de terminar este comentario que citando a Ofelia Rodríguez Acosta, importante periodista, líder feminista y narradora cubana de la etapa republicana, quien, al referirse a la lucha contra el gobierno de Machado, escribió: “Se pide que transijan ambas partes. ¿Transigir en qué? En los ideales no se debe ni se puede transigir, sin caer en la traición a la causa; y se ha probado aquí que el ideal, la verdadera causa, está de parte de la Oposición. Están frente a frente el principio de justicia y el autoritarismo. La Oposición es la que reclama. El reclamado es el Gobierno. La Oposición cede, no en su criterio pero sí en su actitud, al concederle la alternativa y la oportunidad al Gobierno (…) ¿Qué dirá el Gobierno? ¿Querrá la guerra? ¿Cuál será, al fin, la solución cubana, que nos devuelva en la práctica la paz del espíritu?/ He aquí el gran dilema: A la paz para evitar la guerra… o a la guerra para conquistar la paz. /Cuando los pueblos se plantean este dilema internacionalmente es porque están al borde del abismo, cuando se lo plantean interiormente es porque están ya en el abismo y luchan por asirse al borde y ver la luz” (*).
(*) Palabras copiadas de las páginas 106-107 del libro La nación íntima, de Zaida Capote Cruz, Ediciones Unión, La Habana, 2008.
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