
SANTIAGO, Cuba. – Desde hace tres meses las mujeres santiagueras vienen sufriendo la escasez de las almohadillas sanitarias en toda la provincia. Ante la crisis se han visto obligadas a reavivar viejos métodos, algunos bien incómodos y hasta poco higiénicos, para atravesar el período menstrual.
En noviembre del año pasado fue la última vez que alguien logró adquirir las llamadas “íntimas” en las farmacias. Más tarde también comenzaron a faltar en las tiendas recaudadoras de divisas.
El empeoramiento de la situación tomó por sorpresa a muchas mujeres pues alrededor de esas fechas los medios de prensa oficiales publicaron que se había inaugurado una fábrica de almohadillas en la Zona de Desarrollo de Mariel, cuya administración era compartida entre Cuba y Vietnam.
De acuerdo con lo publicado en el momento, la fábrica supliría —de forma permanente— el déficit que existía por la falta de materias primas y la poca capacidad de distribución.
La promesa, como otras en el actual contexto cubano, han terminado incumplidas y los efectos saltan a la vista.
“Ya yo no veo la menstruación pero mi hija sí, y este mes ha sido la mundial con las íntimas. Cuando le cayó salí para la calle como una loca a pedir, y una amiga me prestó un paquete hasta que yo consiguiera”, dice una señora a la que preguntamos.
Las almohadillas sanitarias están entre de los muchísimos productos normados en Cuba. A las mujeres en edad fértil les correspondería un solo paquete de diez almohadillas, que pagarían a 0.40 centavos de peso cubano (CUP), pero resulta imposible adquirirlas, además de ser de muy mala calidad.
Llueven las críticas por parte de quienes las usan. “Son pequeñas, duras, demasiado finas y poco absorbentes”, comentan algunas personas.
Están concebidas para un flujo menstrual normal, o tres horas de duración como máximo. Las mujeres que por distintas causas presentan menorragia o sangrado intenso, agotan el paquete normado en apenas unas horas, de modo que estarían obligadas a recurrir al mercado negro donde las mismas almohadillas se venden a 10 pesos (CUP), si no, deberán adquirirlas en las tiendas estatales en divisas convertibles, donde el paquete más barato cuesta más de 1 dólar.
Pero en los últimos meses ni siquiera han estado disponibles en estos lugares.
La situación se ha agravado a tal extremo que los antiguos métodos usados durante la crisis económica de los años 90, nombrada eufemísticamente por el régimen como “Período Especial”, han retornado.
Las mujeres se han visto en la necesidad de recolectar pedazos de tela, mientras otras han elaborado almohadillas caseras con los pañales desechables de niños y adultos.
Pero, en medio de esta situación, las almohadillas, tanto las industriales como las caseras, pocas veces se tiran a la basura. Las lavan como a cualquier otra prenda y las ponen a secar al sol, para con esas mismas enfrentar la jornada siguiente, pues ni siquiera hay algodón en las farmacias.
“Jamás había hecho eso. Yo era de las que no usaba ni siquiera algodón, y verme en estas, lavando trapos para volverlos a usar me mata de la vergüenza”, admitió una joven.
En otras provincias, incluida La Habana, se vienen reportando desde hace meses situaciones similares a la de Santiago de Cuba.
Recientemente, el diario oficialista Granma aseguró que la Empresa de Materiales Higiénicos Sanitarios “Mathisa” contaba con un financiamiento de alrededor de unos cinco millones de dólares que aseguraría la producción y distribución de almohadillas sanitarias en el primer semestre del 2020 pero la situación no mejora.
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