LA HABANA, Cuba. – Mucho antes de que Marino Murillo apareciera en la televisión para hablar, entre otras cosas, de lo que sucederá en breve con los ahorros de las personas cuando sea retirado el CUC de la circulación y se apruebe una nueva tasa de cambio para las divisas extranjeras frente al peso cubano (CUP), ya los rumores en la calle habían puesto sobreaviso a cubanos y cubanas.
El jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos del Partido Comunista no agregó mucho a lo que ya se sabía por vox populi, pero al menos confirmó que se avecina un desastre para quienes durante años confiaron en los bancos cubanos y guardaron allí sus CUP y dólares.
En breve, muchas personas verán cómo los montos que ahorraron se convertirán prácticamente en calderilla cuando los precios comiencen a remontar sin freno, una vez que los salarios y pensiones suban sin respaldo en la producción, y sin importar cuánto hagan por toparlos desde el Gobierno, teniendo en cuenta que ha sido, es y será el mercado negro, en el cual participa más del 90 por ciento de los cubanos de manera directa o indirecta, quien continuará marcando las pautas en tal sentido.
Previendo lo que está a punto de suceder, algunas personas han preferido retener sus dólares y euros en casa, mientras otros se deshacen de ellos a toda velocidad, en tanto no se hace pública la tasa oficial, aunque se rumora que sobrepasará los 30 CUP a pesar de que, durante la comparecencia televisiva, el llamado “zar de las Finanzas en Cuba” usó como ejemplo una tasa hipotética de 20 CUP x 1 USD, una estrategia que según funcionarios del Banco Central de Cuba pudiera haber buscado inducir que las personas, por temor a una devaluación con respecto a la tasa en el mercado informal, acudieran velozmente a deshacerse de los dólares.
“De hecho ha funcionado. Tan solo entre jueves y viernes de esta semana se solicitaron alrededor de 2000 tarjetas más con respecto a los mismos días de la semana anterior tan solo en La Habana. La gente se apresuró a solicitar las tarjetas en MLC y depositaron en ellas muchos de los que aún no lo habían hecho y tenían ya una, eso tan solo en los últimos tres días. Es notable el efecto que tuvo la intervención de Murillo”, apunta uno de los funcionarios entrevistados por CubaNet bajo condición de anonimato.
“Después de la intervención, al instante, la tasa (del dólar) en el mercado informal bajó de 1,60 que ya estaba, a 1,50, 1,45, 1,35, casi caída libre, pero eso puede ser un efecto breve y esta semana quizás vuelva a pasar del 1,60, porque el problema es que no hay, y la gente está comprando para en cuanto abran las fronteras salir, sacar el dinero de Cuba, previendo lo que pasará”, señala otro funcionario consultado al respecto. Y más adelante, interrogado en específico sobre el ejemplo de tasa de cambio usado por Murillo, concluyó:
“Una tasa de 20 por 1 evidentemente no es real. Fue el ejemplo usado, pero detrás de eso sin dudas había toda la intención de dar un manotazo sobre el tablero, enviarle un mensaje a la gente para que se deshaga de los dólares rápido, no importa si corre a cambiarlos en el banco o en el mercado negro, ya para nadie es un misterio que muchos de los bancos (clandestinos) que hay en la calle son parte de un mismo mecanismo de captación; unos formales y otros informales, pero todos controlados de alguna forma por nuestros bancos”.
Alarmados por lo que se anuncia con demasiado misterio, muchos han optado por cerrar las cuentas o sacar el dinero de debajo del colchón y, previendo una caída de la tasa oficial de cambio del dólar para finales de año, se han apresurado a adquirir viviendas, autos y electrodomésticos para, una vez que se decrete el reordenamiento financiero, poder revender pero ya en los precios actualizados, con lo cual intentan salvar los ahorros en una apuesta de altísimo riesgo.
“Lo que puede suceder es que me quede con la casa mucho tiempo, pero en Cuba la vivienda siempre es un problema y en algún momento la podré vender y recuperar el dinero, incluso ganar algo extra”, dice Lidia, la dueña de una casa de renta que nunca confió sus ahorros al banco puesto que, de acuerdo con lo que ella misma confiesa, su negocio e ingresos no eran totalmente legales.
“Yo saqué todo lo que tenía en el banco. Entre mi marido y yo juntamos 45 000 pesos (unos 1800 CUC al cambio actual) que eran para comprar una moto pero si ahora en noviembre o diciembre empieza lo de la moneda ya eso no nos iba a servir ni para una bicicleta de las malas, lo que hicimos fue comprar un apartamentico chiquitico en la Güinera y nada, ahora sentarnos a esperar para después revender cuando ya se sepa qué va a pasar, así no perdemos el dinero”, comenta Mercedes, una empleada estatal de Comercio que llevaba más de cinco años ahorrando de su paga mensual y de las propinas recibidas, una verdadera proeza en Cuba donde los salarios rara vez superan el medio dólar diario para un contexto donde el propio Gobierno ha calculado la canasta básica per cápita sobre los 2 dólares al día, de acuerdo con la información última ofrecida por Marino Murillo en su intervención.
“Nada bueno y todo malo, muy malo”, es lo que dice esperar de las nuevas medidas un taxista privado a quien preguntamos unas horas antes de que fueran anunciadas las nuevas medidas de la “Tarea Ordenamiento”, y es ese, coincidentemente, el mismo criterio negativo que obtuvimos de varias personas entrevistadas después de concluido un programa “informativo” de la televisión oficialista que, lejos de ventilar dudas, sembró mayores incertidumbre y temor.
Mientras tanto, las empresas estatales se alistan para que el llamado “día cero” sea decretado en breve. Se habla incluso del 1ro. de noviembre venidero como fecha probable en tanto los departamentos económicos han comenzado ya el proceso de solicitud de los préstamos bancarios que necesitan para efectuar el pago de salario correspondiente al momento del retiro del CUC.
De acuerdo con las fuentes consultadas en varias empresas estatales, a cada trabajador se le extendería, junto con su salario habitual, un pago extra sobre los 1000 pesos cubanos, una cantidad que adeudará y que más adelante se le deducirá del salario que finalmente se determine pagar, según el tipo de entidad. Una “ayuda” que buscará compensar los fondos deprimidos de las decenas de miles de empresas improductivas que abundan en los predios estatales, pero que en realidad será un “regalo envenenado” para los ingenuos que todavía piensan que más salario en Cuba, un país atascado en la peor crisis de su historia, se traducirá en mejor vida.
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