LA HABANA, Cuba. – Mucho se ha escrito sobre los comienzos del gobierno castrista y sobre si Fidel hizo bien en usar métodos bárbaros para salvar su Revolución y fusilar a miles de seres humanos, manteniendo durante décadas a más de mil presos políticos e imponiendo un sistema policíaco de vigencia masiva a un pueblo que había gozado de libertad un poco más de cincuenta años. Pero, ¿se ha analizado en todos sus detalles qué ocurrió desde el primer momento que el dictador Fulgencio Batista huyó de Cuba y a Fidel se le presentó al fin la oportunidad de instalar una dictadura, con una estrategia evidentemente bien pensada, desde la Universidad de La Habana, México y la Sierra Maestra?
Su primer paso fue no aceptar el arreglo cívico-militar que le propusieron. Corría el peligro de compartir el poder político en caso de triunfar. Así que decidió decretar una huelga general y en su primer discurso del 2 de enero, nombrar un presidente y proclamar a Santiago de Cuba como capital de la República.
Ese mismo día su hermano Raúl fusiló, sin juicio alguno, a más de setenta personas entre civiles, militares y policías, supuestamente vinculados a la represión del régimen depuesto, creando así el terror en el país, mientras que en la Universidad de La Habana se concentran cientos de estudiantes armados, liderados por el combatiente del Escambray Faure Chomón, a quien Fidel le pregunta de forma irónica en su segundo discurso del 8 de enero en La Habana: “¿Armas para qué?”.
¿Era entonces democracia lo que querían los universitarios del Directorio “13 de marzo”, opuestos a las medidas que se llevaban a cabo, como cambiar la Constitución de 1940 y establecer la pena de muerte?
Pero Fidel necesitaba sentirse más seguro y la suerte lo acompañó: se le abrieron más las puertas cuando el 6 de enero de 1959 el expresidente Carlos Prío declaraba en Miami su simpatía por la Revolución y, sobre todo, cuando al día siguiente los Estados Unidos reconocieron al nuevo gobierno.
Ya se sentía poderoso. No necesitaba contar con los máximos dirigentes guerrilleros del Segundo Frente Nacional y del Directorio Revolucionario “13 de marzo”, fundados respectivamente por el comandante Eloy Gutiérrez Menoyo y Faure Chomón. Mucho menos con los estudiantes universitarios que seguían protestando.
Fidel y su grupo, siempre bien armado, ocuparon La Habana militarmente, disolvieron el Congreso, firmaron nombramientos de ministros, Camilo Cienfuegos ordenó la integración del ejército de Batista con el Ejército Rebelde y se modificó la Constitución de 1940 a favor de un gobierno de facto.
Más tarde se lleva a cabo la expropiación de las empresas norteamericanas, habla Fidel sobre la realización de elecciones libres, pero luego da marcha atrás, alegando que las aprobaría cuando desapareciera el desempleo y el analfabetismo.
Continúa jurando que no era comunista y viaja en abril a Venezuela, poco después a Estados Unidos y continúa hacia Buenos Aires, Río de Janeiro, Montevideo y Canadá, buscando apoyo a su persona como jefe máximo de la nación. Por supuesto, no presintió que casi todos los países del Continente romperían relaciones diplomáticas con su régimen ese año.
Pero al nuevo dictador nada de esto le hizo mella y se nombra Primer Ministro a sí mismo. Una parte del país siente malestar ante un régimen no legal, otra lo apoya con vítores por las calles. Mientras, los estudiantes universitarios continúan protestando. Fidel expropia tierras sin compensación alguna a punta de pistola, nombra traidores a quienes critican sus desafortunadas leyes agrarias y se organizan unidades guerrilleras anticomunistas en varias provincias. Para combatirlos, designa a su hermano Raúl ministro de las Fuerzas Armadas.
El 28 de octubre, en una reunión a puertas cerradas, Fidel Castro ataca al sector moderado no comunista del Movimiento 26 de Julio. Se sabe de una crisis gubernamental donde renuncian varios ministros revolucionarios y en la que el Comandante Hubert Matos es condenado a 20 años de prisión.
Al segundo año, una desafiante e inescrupulosa medida da punto final a los primeros pasos de su dictadura totalitaria: desaparece la libertad de prensa, llega a La Habana el agente soviético Aleksandr I. Alexeiev y Fidel Castro se da un beso en Moscú con Nikita Jruschov.
Fuentes consultadas:
Cuba cronología, por Leopoldo Fornés-Bonavía Dolz, Editorial Verbum, Madrid, España, 2003
Cuba Estados Unidos, cronología de una historia, por Jane Franklin, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2015.
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