VILLA CLARA, Cuba. – No se han terminado aún de derretir las amenazas generadas por la guerra fría del pasado siglo, ni se ha estabilizado una Cuba pobre en recursos energéticos, y ya la comandancia rusa insinúa que “se ayudará al país a salir del caos si acepta reconsiderar su plan nuclear”.
Así lo expresó la agencia oficial de la nación más grande del mundo, que por lo visto, revela las nunca muertas ambiciones de aquel gobierno, en encontrar áreas futuras adonde exportar tecnología, y, de paso, llenar con su presencia el vacío dejado por su predecesor soviet, amén de complicarnos el panorama geopolítico con nuevo desafío bipolar frente al gigante norteño y su polémico presidente.
El llamado “Jefe Adjunto” —y astuto— para la administración del gobierno, Serguéi Prijodko, declaró a reporteros que: “Los colegas cubanos habían comentado que no tienen planes de crear la industria de energía atómica en el país, pero si sus planes cambian Rusia estaría dispuesta a ser socio estratégico en ese sector”.
Añadió que está vigente un acuerdo de colaboración ¿bipartita? sobre del uso pacífico de esa energía, lo cual admitiría cualquier intercambio no previsto por “que existen todas las premisas para que Cuba desarrolle su propia industria de energía atómica”.
Y que la isla “tiene un cuerpo profesional de físicos e ingenieros nucleares altamente cualificados, que se graduaron en centros docentes soviéticos y rusos”.
En la visita del Premier Dmitri Medvédev que concluyó hace unos días, no se puso atención al tema que parece ser prioridad para la agencia y el gobierno, dado el encabezamiento de sus titulares, sino que le han restado importancia a los demás convenios como a pacto segundón —por explosivo—.
Y ese fingido desdén, sin menoscabo de la declaración anterior en nuestros roles sempiternos de “socios estratégicos”, se percibe bien en lo dicho por Prijodko, de lo cual se hizo eco el director del Centro de Exportación de Rusia, Andréi Slepniov:
“Actualmente estamos examinando unos proyectos interesantes sobre el uso del átomo sin relación con la energía. En concreto, se trata del uso de la tecnología nuclear en la medicina y la agricultura”
Admitir que el intercambio comercial en ¡6 años! (2012-18) fue fijado en apenas 630 millones de ¿dólares?, siendo ellos el “2do socio comercial” en activo, que aseguró los suministros para esa producción nacional ¿quiere decir que: “estamos hablando de fabricación de máquinas pesadas, energéticas y agrícolas, de partes y repuestos de transporte ferroviario y terrestre, de productos para la construcción de aviones y de ingeniería química” retornables?
Porque no se explica cuál (otro) destino tendría esa hornada, fruto de la colaboración más entusiasta que no fuera el propio insumo del país.
Hay otro detalle singular.
Los ministros “comunistas” de fino apego al zarismo mejor disimulado, han decretado cierta distancia respecto al origen de los fondos para “la ayuda” a la isla, como si la detentada “chinización” de la economía no fuera objeto primordial y envidia del gobierno cubano, invitándonos a transitar por derroteros distintos: “más del 80% de los suministros de exportación rusos en los últimos años han tenido lugar gracias al apoyo del crédito y a la garantía” del Grupo del Centro de exportación ruso. Porque “unos 20 proyectos más están en la etapa de estudio detallado” y no abunda. Siquiera menciona al consorcio Rosneft, encargado de iluminar La Habana con bombillos led en estos sombríos 500.
Porque de ferrocarriles que no ruedan y aviones que no vuelan, ya estamos los cubanos hasta la siquitrilla, aunque se barajen en el sector inmóvil varios miles de millones volátiles para los próximos 15 años.
¿De qué Banco Exterior de Cuba van a sacar los 37 mil millones necesarios para el acero en Las Tunas? El resucitado engendro Acinox Comercial, ¿conseguirá fabricar las 170 mil toneladas como promete? ¿Llegarán a recuperar aquellos esa inversión o la tomarán por la fuerza?
Para este 4-8 de noviembre se anuncia rauda presencia de 12 compañías en la 37 FIHAV que suele firmar pactos incumplibles. Es notable que resalten sus organizadores que “entre ellas estarán los fabricantes de productos de hardware y software para el campo de las telecomunicaciones, los suministradores de vehículos tradicionales y eléctricos y equipos de carreteras y de construcción. Además, los visitantes de la exposición podrán conocer los servicios de las empresas de transporte y logística rusas”.
Lo mejor será sin duda el tema de los bancos. Las transacciones bancarias que ocuparán mesas redondas adjuntas. Mesas que no tienen puntas.
Quedan muchas dudas sobre las verdaderas intenciones del neo imperialismo de Putin sobre la excolonia en el continente americano. Ya no son tiempos de evocar a “La Isla de la Libertad” sino al subsuelo perdido —y los miles de millones de rublos— cuando cerraron la Base de radares de Lourdes o La central Atómica de Juaraguá.
Fidel Castro Díaz-Balart nunca culminó el proyecto en que más empeño puso su progenitor, porque se le derrumbó el muro y se suicidó después. Era el hombre mejor entrenado para implementar el programa de desarrollo nuclear insular.
Por otro lado, el aparato ideológico persevera en su misión de distorsionar la realidad: “entre las personas beneficiadas con las producciones de Juraguá se encuentran las de la Ciudad Nuclear, donde cada placita está muy bien abastecida de alimentos extraídos de los cercanos campos.” Una imagen “próspera” donde residen vestigios palpables.
Más la verdad conspira en contra. Encima del deterioro y la pérdida sufridos, hoy la imagen es más terrible porque se alcanzó la ausencia cuasi total de los combustibles fósiles.
Con la impopularidad que despierta entre los nacionales el uso de la energía atómica, aumentada tras los accidentes ocurridos en la ex madre patria, ¿habrá políticos/científicos capaces de convencer al pueblo de la imperiosidad de introducirla al fin?
Aunque solo sea para satisfacer el 15% de la demanda.
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