GUANTÁNAMO, Cuba. ─ A pesar del secretismo de las autoridades y de la prensa oficialista sobre la COVID-19 en la Prisión Provincial de Guantánamo, la situación continúa siendo complicada, según información confirmada por CubaNet este martes.
Un recluso que se mantiene en ese centro penitenciario informó a este diario que, lejos de estar controlada, la pandemia continúa expandiéndose.
CubaNet informó recientemente que, con el objetivo de aislar a los reclusos contagiados con la enfermedad, las autoridades de la provincia, junto con las del Ministerio del Interior (MININT), habían habilitado la Escuela Militar Vocacional Camilo Cienfuegos, Villa Toa y algunas áreas de la prisión de mujeres como hospitales de campaña.
Debido a la progresión del número de enfermos, hace menos de quince días habilitaron con ese objetivo el centro recreativo conocido como “Las Cabañitas”, situado a unos 500 metros de la Prisión Provincial. Ahora se han visto obligados a desalojar la prisión de mínima severidad conocida como “A-500”,ubicada al lado de la Prisión Provincial.
El “A-500”es un campamento reservado para recibir a los reclusos que progresan al régimen de mínima severidad. Algunos de ellos salen de ahí hacia los campamentos de trabajo forzado y otros permanecen en el lugar, porque no pueden trabajar por razones de salud o porque lo hacen en lugares cercanos a la prisión provincial.
Ahora, debido al aumento de los reclusos enfermos, las autoridades de la prisión sacaron a todos los reclusos que se hallaban en el “A-500”y los han reubicado en los diferentes campamentos de trabajo forzado donde no trabajan ni pueden recibir visitas. El “A-500” ha sido destinado para albergar a los reclusos que han contraído la enfermedad y se hallan en el régimen de mayor severidad.
La información también fue confirmada a CubaNet por otro recluso de Guantánamo que progresó al régimen de menor severidad recientemente y que fue enviado a un campamento en el municipio de Maisí, en el extremo oriental de la provincia y el país. Según declaró a CubaNet, hace ya más de seis meses que no ve a su esposa, hijos y demás familiares y hay dificultades para recibir las jabas en ese campamento.
Comentarios de los militares señalados por la fuente indican que el virus llegó al penal en una de las jabas enviadas por los familiares a los reclusos luego de que se prohibieran las visitas. Sin embargo, el reo apuntó que los guardias no han sido capaces de identificar ni al destinatario de la jaba ni a los familiares que la enviaron. Lo que sí se sabe ─y ha sido ocultado por los militares─ es que días antes de que se detectara el contagio masivo en la prisión, el médico que atendía el destacamento 4B y un militar fueron confirmados como contagiados por la enfermedad.
La situación parece haber sido bien difícil, pues el coronel Osmany Leyva Ávila, segundo jefe del Sistema Penitenciario del MININT, pasó quince días en Guantánamo supervisando los trabajos para tratar de paliar o contener los efectos de la pandemia en la prisión, lo cual también ha sido ocultado por la prensa “objetiva y revolucionaria”.
Teniendo en cuenta la gravedad de la situación y el peligro que significa para estos seres humanos, las autoridades cubanas tienen desde hace meses la posibilidad de hallar soluciones contempladas en el Código Penal. Sin embargo, fieles a su práctica de dictar leyes y luego incumplirlas, no han aplicado ninguna de ellas.
El artículo 30.13 establece que el tribunal ─a solicitud del órgano correspondiente del MININT y oído el parecer del fiscal─ puede, durante el término del cumplimiento de la sanción de privación temporal de libertad que haya impuesto, sustituirla por algunas de las sanciones subsidiarias contempladas en los artículos 32, 33 y 34: trabajo correccional con internamiento, trabajo correccional sin internamiento y limitación de libertad.
Al parecer, las autoridades del MININT y judiciales de la provincial han optado por sustituir la privación temporal de libertad únicamente por la de trabajo correccional con internamiento, en detrimento de las otras mencionadas, que resultan las que juiciosamente deberían ser aplicadas, toda vez que el trabajo correccional con internamiento se hace en campamentos donde los sancionados continúa agrupados y expuestos a los peligros de contagio, mucho más en las condiciones narradas por la fuente, pues ni siquiera están trabajando.
El Código Penal también establece la posibilidad de aplicar la libertad condicional con carácter extraordinario, según lo establecido en el artículo 58, acápites 1 y 2.
Otra posibilidad jurídica para tratar de menguar los efectos de la pandemia en la prisión es la establecida en el artículo 31.3 (b), que regula lo concerniente a la licencia extrapenal durante el tiempo que se considere necesario, la cual puede ser concedida por el tribunal sancionador y también puede concederla el ministro del Interior por motivos extraordinarios, comunicándolo al Presidente del Tribunal Supremo Popular.
Obviamente, la pandemia de COVID-19 es un suceso extraordinario y un peligro latente para todos los seres humanos, acrecentado para aquellos que conviven en reducidos espacios y en situaciones precarias de higiene y alimentación, condiciones prevalecientes en todas las prisiones cubanas.
En otros países. los gobiernos han proclamado amnistías e indultos, liberando a gran parte de la población penal. La dictadura cubana ─que se autoproclama tan humanista─ no sólo no ha hecho esto, sino que ha ocultado información a la opinión pública nacional y extranjera.
Es obvio que ocurra así cuando se sabe que si fallece algún preso por causa de la COVID-19 el hecho nunca será publicado, ni habrá ningún periodista de esa prensa que se dice “objetiva y revolucionaria” que se atreva a indagar sobre el asunto o a preguntar sobre él a las autoridades. Mucho menos lo hará un diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.