LA HABANA, Cuba.- De acuerdo con el discurso oficial, el Estado cubano le asigna una gran prioridad a la construcción de viviendas para la población. En ese contexto, la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó en diciembre pasado una Política Nacional de la Vivienda, calificada por el mandatario Miguel Díaz-Canel como integral, pues “tendría todo lo necesario para la recuperación del déficit habitacional en un período de diez años”. Un déficit que se calcula en 929 mil 695 viviendas.
Con el objetivo de chequear el cumplimiento de la referida Política, Díaz Canel orientó que su desenvolvimiento se analizara mensualmente en los Consejos de Ministros, y además que cada tres meses se brindara en los medios de prensa una información al respecto. Así, en su edición del viernes 3 de mayo, el periódico Granma publicó el trabajo titulado ¿Qué ocurre con la edificación de viviendas?, el cual analiza lo realizado hasta el primer trimestre del año.
El plan anual de terminación de viviendas, tomando en cuenta las construidas por fuerzas estatales como las edificadas por subsidios a la población, solo se cumple al 8%, cuando lo adecuado hubiese sido un cumplimiento de alrededor del 25%. Por otra parte, en el citado lapso se terminaron 293 viviendas menos que en igual período del año anterior.
Para colmo de males, la burocracia estatal alarga los trámites para otorgar la condición de habitable a las viviendas que se van terminando, con el consiguiente perjuicio para las familias que necesitan mudarse con prontitud, muchas de ellas afectadas por eventos meteorológicos, y viviendo actualmente en albergues colectivos sin las debidas condiciones de habitabilidad.
A lo que no se refiere Granma es a las causas que habrían motivado el mencionado incumplimiento. En primer término hay que destacar el elevado éxodo de fuerza de trabajo calificada ̶ albañiles, plomeros, carpinteros y otros especialistas ̶ que afecta a las brigadas estatales de la construcción. Una estampida motivada en lo fundamental por los salarios poco estimulantes que reciben dichos constructores, buena parte de ellos encaminados hacia el trabajo por cuenta propia.
Es preciso considerar también la corrupción e ilegalidades en torno a la entrega de materiales de construcción a las personas que edifican o reparan sus viviendas por esfuerzo propio.
Por último, pero no menos importante, sobresale el déficit productivo de algunos materiales imprescindibles para acometer cualquier labor constructiva. Ha trascendido que, también al cierre del primer trimestre del actual 2019, la producción de cemento solo se cumplía al 78% del plan, el plástico reciclable al 66%, la madera al 44%, y el acero al 19%.
En el caso del cemento se han presentado problemas adicionales para su transportación hacia las provincias orientales del país. Razón por la cual, por ejemplo, territorios como Holguín y Santiago de Cuba clasifican entre los de peores resultados en la terminación de viviendas.
Todo hace indicar que el benjamín Miguel Díaz-Canel Bermúdez inscribirá también su nombre entre los dirigentes de la isla que prometieron metas a la postre incumplidas. No hay que olvidar que el Che Guevara, a inicios de los años sesenta, vaticinó que Cuba alcanzaría un desarrollo industrial que asombraría al mundo. Y después Fidel Castro predijo una producción de 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, con lo cual la isla pagaría todas sus deudas.
Los pésimos resultados constructivos de este primer trimestre parecen darle la razón a los que siempre dudaron del transcurso de un decenio como lapso para solucionar la escasez de viviendas que afronta el país.