LA HABANA, Cuba.- Como respuesta a la invasión de Rusia en Ucrania, desde el inicio del conflicto Occidente reaccionó imponiendo sanciones dirigidas al sector financiero, energético, el transporte, los productos de doble uso (civil y militar), así como las exportaciones y los visados a diplomáticos rusos o cercanos a Putin, quienes lo sostienen en el poder. El objetivo es “debilitar y degradar gravemente la economía rusa, acabar con sus posibilidades de crecimiento y cerrar el paso de su industria a las tecnologías clave para competir en el siglo XXI”, explicó Elías Amor Bravo a CubaNet.
El economista asegura, respecto a Cuba, que aunque existe un límite de información, “es previsible que las sanciones rusas tengan un impacto directo sobre el turismo y el comercio exterior cubano, frenando el potencial de estas dos variables que son fundamentales para obtener divisas del exterior”.
Y es que las sanciones a Rusia llegan justo cuando este país y Cuba atraviesan “un momento dulce”, a decir de Amor Bravo.
Ya en 2014, Moscú había condonado el 90% de la deuda externa cubana, valorada en más de 30 mil millones de dólares. Pero a dos días de la invasión a Ucrania, la Duma (cámara baja de la Asamblea Federal de Rusia) había anunciado la reestructuración de la deuda de Cuba, de un valor de 2 300 millones de dólares, contraída entre 2006 y 2019; el acuerdo favorece a La Habana con una prórroga del pago de la deuda hasta 2027. No obstante, el aplazamiento viene acompañado de un incremento de 11 millones de dólares en los intereses a cobrar.
Este acercamiento entre ambas naciones, según Elías Amor, se había intensificado desde noviembre del pasado año, cuando el viceprimer ministro cubano Ricardo Cabrisas y su homólogo, Yury Boriisov -ambos copresidentes de la Comisión Intergubernamental para la colaboración económica/comercial y científico/técnica- se reunieron en Moscú para evaluar el impacto de los daños provocados por la pandemia de la COVID-19 y de las sanciones a los dos países en el contexto internacional.
“En otras palabras, para que Cuba pidiera más apoyo económico a Rusia. (…) Cabrisas destacó el carácter especial y estratégico de los vínculos económicos entre los dos países, apoyados en un diálogo político al más alto nivel y en el interés manifiesto de ambas partes, representadas por Putin y Díaz-Canel, para profundizar los nexos económicos, comerciales, financieros y de cooperación”, señaló el economista.
Apenas dos meses más tarde, a fines de enero de 2022, Vladimir Putin y Miguel Díaz-Canel sostuvieron conversación telefónica en la que expresaron sus voluntades de profundizar “la cooperación estratégica” y “fortalecer las relaciones bilaterales”, así como acordaron “intensificar los contactos en diversos niveles con el objetivo de ampliar la cooperación en comercio, economía e inversión”.
Menos de un mes después visitaban la Isla dos delegaciones rusas de alto nivel, la primera, el 18 de febrero, del vice primer ministro ruso, Yury Borisov, y luego, justo el día antes del ataque a Ucrania, del presidente de la Duma, Viacheslav Volodin.
Al parecer, la reestructuración de la deuda anunciada por la Duma vino muy bien a La Habana, pues desde principios de 2020 Cuba había dejado de emitir sus pagos, por lo que había incrementado su deuda, justamente cuando el país atraviesa por la peor crisis económica en más de 25 años.
Afectaciones al comercio exterior
En los últimos años Moscú ha estado entre los principales socios comerciales de Cuba (ubicándose en el sexto puesto). El periodista Mauricio Vincent destaca que, en los 10 primeros meses de 2021, los intercambios comerciales fueron de 100 millones de dólares y, aunque se habían anunciado planes importantes “como el de rehabilitar la red ferroviaria y un gran proyecto de ferrocarriles, que implicaría una inversión rusa de casi 1 900 millones de dólares”, actualmente las inversiones rusas son escasas en la Isla.
Sin embargo, para Elías Amor, “la economía cubana tiene una alta dependencia en las compras procedentes de Rusia, donde se mezcla prácticamente de todo. Además, si se compara la cifra de importaciones entre 2015 y 2020, último año para el que se ofrecen datos por ONEI, Cuba incrementó sus compras a Rusia en casi cinco veces, pasando de los 131 millones de pesos del primer año a los 528 millones en 2019, que se redujeron en 2020 a 320 millones por la pandemia. Un negocio que, como se ha visto recientemente, se encuentra sostenido por créditos estatales de Rusia a Cuba que se han aplazado hasta 2027. El endurecimiento de las condiciones de los bancos rusos por las sanciones hará más difícil sostener esa política crediticia, que se podrá frenar en seco, con el consiguiente daño para las importaciones”.
Aunque las relaciones económico/comerciales entre ambas naciones se han caracterizado por la falta de transparencia, se conoce que los fondos emitidos por Rusia han sido para financiar proyectos de sectores como la energía, la metalurgia, la infraestructura de transporte y el suministro de materias primas y otros de apoyo a la economía.
Para Elías Amor, poco impacto se manifestará en las exportaciones de productos cubanos a Rusia ya que este país ocupa el puesto número 18 del conjunto de países con los que Cuba mantiene exportaciones de manera regular.
El economista explica, además, que la expulsión del sistema SWIFT de los bancos rusos deja a los bancos cubanos en una situación de debilidad debido a todas las operaciones que realiza Cuba a través de bancos rusos para burlar el embargo de Estados Unidos.
“No hay datos para avalar lo que sigue a continuación, pero el endurecimiento de las condiciones financieras en Rusia y el deterioro de la economía podrá paralizar cualquier proyecto inversor o de cooperación que actualmente se encuentre en fase de preparación o de ejecución, ya que será muy complicada su financiación”, afirma el economista.
Impacto en el turismo
Pese a que el turismo cubano -una de las sustanciales fuentes de ingreso de la economía- se ha visto casi paralizado durante pandemia, Rusia ha sido de los pocos países que ha constituido uno de los principales emisores de turistas a la Isla. En 2021, cuando el turismo padecía un descenso del 67% respecto al 2020, el turismo ruso representó alrededor del 40% del total. Los datos proporcionados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) permiten conocer además que, respecto al 2020, en 2021 el turismo ruso aumentó un 97%.
Sin embargo, con el cierre del espacio aéreo de la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos a los aviones privados y comerciales de Rusia, varias aerolíneas cancelaron los vuelos a Cuba.
“Por lo expuesto -refiere Elías Amor-, la crisis de la guerra en Ucrania va a significar la ruptura de este proceso que suponía aire fresco y divisas para el turismo, (…) lo que supondrá para el régimen comunista cubano perder uno de sus principales mercados, y los ingresos asociados a esta actividad”.
Las sanciones perjudicarán igualmente el turismo ruso hacia naciones del Caribe como República Dominicana, México, Cuba, Venezuela, “que estaban teniendo más éxito que Cuba en la atracción de este turismo”.
Las afectaciones no solo serán al turismo sino a las mulas o viajeros cubanos que -aprovechando el libre visado-, si bien viajaban a Rusia por negocios (compra de mercancías para luego revender en Cuba), o como puente de emigración hacia naciones europeas.
De momento, “el impacto de las sanciones sobre el turismo y el comercio será limitado, pero cabe pensar que si se van intensificando las sanciones conforme se alarga el conflicto, como han anunciado algunos países, el efecto podrá ser incluso mayor”, alerta Elías Amor.
“Y de modo inmediato -añade- si la economía rusa entrase en recesión, como cabe suponer de las medidas acordadas, el desplome probablemente afectará a la economía cubana en términos de crecimiento del PIB y de inflación. No será un efecto cuantitativamente importante, pero tendrá un impacto mayor en términos cualitativos, dada la dependencia cubana de ciertos bienes intermedios y de equipo (tecnología) de Rusia”.
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