MIAMI, Estados Unidos. – ¿Por qué llamo a este tema “Cien Mentiras de Fidel Castro”? Porque él afirma lo contrario de lo que piensa, disfraza su pensamiento haciendo que sus pronunciamientos parezcan otra cosa. Porque falsifica lo prometido quebrantando su palabra. De él podemos decir que “Miente más que habla”.
A fin de comprender las acciones de Castro, es necesario entenderlo como lo que realmente es, no como la gente quiere que sea. Es un hombre con dos caras, una es la cara de un revolucionario que promete prosperidad, democracia y la restauración de la Constitución cubana de 1940. La otra es la cara de un mentiroso que dice y promete cualquier cosa con objeto de permanecer en el poder de por vida.
Las siguientes infames mentiras fueron utilizadas por Fidel Castro para engatusar al pueblo cubano, para más tarde traicionar los verdaderos principios de la revolución convirtiendo la isla en un satélite de la Unión Soviética.
98. “El uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de la humanidad (…) Cualquier gobierno del mundo está obligado a respetar el derecho a la vida de cualquier nación y del conjunto de todos los pueblos del planeta (…) En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad (…) ¡Tengamos el valor de proclamar que todas las armas nucleares o convencionales, todo lo que sirva para hacer guerra, deben desaparecer!”
En octubre 30 de 1962, Nikita Khrushchev, en un documento enviado al líder Checoslovaco Novotny, escribió: “Castro claramente no tiene idea de lo que es una guerra termonuclear. Después de todo, si comenzara una guerra, sería principalmente Cuba la que desaparecería de la faz de la Tierra (…) Solo una persona que no tiene idea de lo que significa una guerra nuclear, o que ha estado enceguecida, por ejemplo, como Castro, por la pasión revolucionaria, puede hablar así.”
Sergei Khrushchev, hijo de Nikita, relata que cuando a su padre le dijeron lo de la carta de Castro, dijo: “Eso es una locura. Hemos desplegado misiles allí para evitar un ataque a la isla, para salvar a Cuba y defender el socialismo. Pero ahora no sólo está él dispuesto a inmolarse, sino que quiere arrastrarnos con él.”
Castro instó a Khrushchev a lanzar un ataque nuclear preventivo contra los Estados Unidos, sin consideración alguna en absoluto por “el fin de la humanidad”. Él puso al mundo al borde de un holocausto nuclear sin respetar “el derecho a la vida de cualquier nación”. Desde 1945, él es el único jefe de Estado que ha abogado por el uso de armas nucleares.
Castro, entre los líderes políticos en el mundo, es el que tiene menos credibilidad moral para proclamar el fin de la utilización de las armas nucleares y convencionales. Tiene credibilidad cero como portavoz por la paz. ¿Cómo es posible que alguien pueda prestar atención a lo que dice, cuando distorsiona los hechos y las palabras de la gente? La historia ciertamente no absolverá a Fidel Castro, un limosnero internacional sin cualidades humanas redimibles. Fue un anciano amargado, mentiroso y vengativo, hasta que le llego la muerte. Que el Diablo lo tenga en su santo infierno.
99. “La URSS frente a la interrupción del suministro de petróleo por parte de Estados Unidos, la ulterior suspensión total de la cuota histórica de azúcar en el mercado de ese país, y la prohibición del comercio creado a lo largo de más de cien años, respondió a cada una de esas medidas abasteciendo combustible, adquiriendo nuestra azúcar, comerciando con nuestro país y finalmente suministrando las armas que Cuba no podía adquirir en otros mercados” (Reflexiones, Cubadebate, 24 enero de 2012).
Como puede verse por la cronología, los acontecimientos se sucedieron al revés de la manera relatada por Castro. Más rápido se coge al mentiroso que al cojo.
El 4 de enero de 1960, Castro dijo que esperaba que las relaciones con los Estados Unidos mejoraran durante el año 1960. El 8 de enero el régimen castrista expropió 70 000 acres (233,290 km2) de terrenos propiedad de las compañías azucareras norteamericanas.
El 26 de enero de 1960, El presidente Eisenhower anunció públicamente que los Estados Unidos observarían una política de no intervención, se abstendría de tomar represalias y respetar el derecho de Cuba de llevar a cabo una revolución social.
En febrero 13 de 1960, el régimen castrista firmó un pacto comercial con la Unión Soviética, por el cual los soviéticos acordaron comprar 425 000 toneladas métricas de azúcar durante el año de 1960, comprometiéndose a comprar un millón de toneladas anuales durante los próximos 4 años y el régimen a comprar petróleo y maquinaria industrial soviéticas. También le concedió un crédito de $100 millones al régimen.
El 4 de marzo de ese año, el buque de carga “La Coubre”, cargado con material de guerra procedente de Bélgica, explotó en el puerto de La Habana. Castro culpó a los Estados Unidos de una acción de sabotaje, pero admitió que no tenía pruebas.
Estados Unidos negó responsabilidad por la explosión que calificó de “infundadas e irresponsables”. Los trabajadores portuarios cubanos presentes en el lugar de la explosión creen que fue un accidente.
La primera entrega de petróleo soviético llegó a la isla el 7 de abril y se procesó en una planta estatal. El 21 de marzo, Che Guevara, en el programa de televisión Universidad del Aire, calificó la cuota azucarera de “esclavitud económica” del pueblo cubano, ya que los 5 centavos por libra de azúcar, dos centavos por encima del mercado mundial que los Estados Unidos pagaba a Cuba, estimularía una economía de monocultivo. La administración de los Estados Unidos respondió que, si la cuota era considerada “esclavitud económica”, el régimen castrista debería renunciar a ella.
En junio 16, Fidel Castro anunció la confiscación de tres hoteles propiedad de compañías privadas norteamericanas alegando que los propietarios no habían creado suficiente negocio turístico. En el discurso de junio 28, Castro dijo que, si los Estados Unidos le reducían la cuota, confiscaría las inversiones norteamericanas en Cuba. “A los yanquis no les queda en Cuba ni los clavos de los zapatos.”
El 29 de junio el régimen expropió la Texaco Company por negarse a comprar y procesar el petróleo soviético si antes no se liquidaba la deuda previa, y el 30 de junio intervino las compañías Esso y Shell. El régimen no había pagado durante dos años una deuda de $16 millones contraída con dichas compañías por las importaciones de petróleo de Venezuela.
El 16 de julio, Eisenhower, en represalia a las medidas del régimen castrista, eliminó el balance de la cuota azucarera de unas 635 000 toneladas métricas correspondiente al año de 1960. El 10 de julio, Khrushchev accedió comprar las 635 000 toneladas métricas canceladas por Eisenhower, y las 425 000 previas a cuatro centavos por libra, menos que los cinco centavos por libra pagados por los Estados Unidos. En julio 13, China acordó comprar 500 000 toneladas de azúcar cubano por año durante cinco años, y Cuba a comprar arroz y bienes de consumo de China.
El 6 de agosto, el régimen castrista expropió la mayoría de las propiedades de individuos y compañías norteamericanas, entre ellas las compañías de teléfonos y electricidad, y 36 centrales azucareros. El 17 de septiembre, los bancos fueron expropiados.
El 13 de octubre el régimen expropió gran parte de la propiedad privada en Cuba, incluyendo todos los bancos propiedad de cubanos y 375 grandes empresas, entre ellas centrales azucareros, industrias comerciales, empresas de transporte, construcción y ferrocarriles.
El 16 de octubre de 1960, Fidel Castro, en el periódico comunista “Hoy”, desestimó la idea de que Estados Unidos pudiera dañar a Cuba, ya que los cubanos podían obtener todo lo que necesitaban y querían de los países socialistas.
El 19 de octubre de 1960, la administración de Eisenhower respondió con el estableciendo de un embargo comercial parcial contra el régimen, prohibiendo las exportaciones de Estados Unidos, con la excepción de alimentos, medicinas y suministros médicos, y permitiendo las importaciones cubanas, incluyendo azúcar.
El 25 de octubre, Castro, en represalia, expropió otras 166 compañías norteamericanas, entre ellas General Electric, Remington Rand, Otis Elevator y Coca-Cola Co, y prohibió la emigración de ingenieros y ejecutivos de las compañías norteamericanas recientemente expropiadas.
En el discurso del 2 de enero de 1961, 18 días antes de la inauguración de la administración del presidente Kennedy, Castro dijo: “El Gobierno Revolucionario ha decidido que antes de 48 horas, antes de 48 horas, la embajada de Estados Unidos no tenga aquí ni un funcionario más de los que nosotros tenemos en Estados Unidos, que son once. Y estos señores tienen aquí más de 300 funcionarios, de los cuales el 80% son espías.”
El número real de funcionarios del gobierno de los Estados Unidos en Cuba era de solamente de 61. Castro, como por arte de magia, convirtió el número de funcionarios de 61 a más 300, su gran contribución a las “matemáticas confusas”.
El 3 de enero, en respuesta al ultimátum castrista, Eisenhower dijo: “Existe un límite a lo que Estados Unidos en la autoestima puede soportar. Ahora se ha alcanzado ese límite”. La administración de los Estados Unidos respondió al ultimátum rompiendo relaciones diplomáticas con el régimen castrista.
El 30 de marzo, el presidente John F. Kennedy firmó el proyecto de ley que prolongaba la prohibición de importar azúcar cubano por 15 meses adicionales. A fines de marzo, alrededor de 142 000 cubanos habían abandonado la isla.
En el discurso del primero de mayo de 1961, Castro utilizó la derrota de la invasión de exiliados cubanos que desembarcaron por la Bahía de Cochinos el 17 de abril para consolidar su poder reiterando que Cuba era un estado socialista, que no habría más elecciones, y anunciando que todas las escuelas privadas serían nacionalizadas.
Castro, en su comparecencia en el programa de televisión La Universidad Popular, en diciembre 1 de 1961, declaró: “Puedo decir, con satisfacción plena y confidencia, que soy marxista-leninista y lo seré hasta el último día de mi vida”. Más claro ni el agua.
Fidel Castro había preparado previamente la ruptura de vínculos económicos con los Estados Unidos. Castro, durante su visita a los Estados Unidos en abril de 1959, prohibió al ministro de Hacienda López Fresquet y al presidente del Banco Nacional de Cuba, Felipe Pazos, solicitar préstamos y discutir ayuda económica para Cuba. López Fresquet dijo que “Castro planeó socializar a Cuba. Él creía que esto, automáticamente, alienaría a los Estados Unidos. Por lo tanto, abandonó la esperanza de la amistad estadounidense desde el principio.”
“Todos los intentos de reconciliación de las administraciones de los Estados Unidos con el régimen castrista han fracasado. Es evidente en la cronología del embargo que la mayor parte del tiempo el gobierno de los Estados Unidos ha reaccionado a las acciones del régimen castrista con respecto al embargo, y no al revés, como afirman los que apoyan el final del mismo. En realidad, el embargo ha sido sólo parcial y comparativamente moderado.”
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