LA HABANA, Cuba. – No solo ha regresado la bancarización del dólar y una tasa de canje en el mercado informal que roza los 200 pesos cubanos por unidad, sino que, lejos de lo prometido al inicio de la desastrosa “Tarea Ordenamiento”, incluso contrario al objetivo fundamental de esta (eliminación de la doble moneda), ahora además del dólar, el peso cubano y la MLC (que llegó para sustituir el CUC, fingiendo que lo “eliminaba”) han agregado una cuarta moneda a la ecuación, admitiendo el rublo y las tarjetas rusas MIR en una serie de operaciones que paulatinamente irán extendiéndose según se extienda el dominio de los rusos sobre la depauperada economía del régimen.
De no ir las cosas en serio en la alianza entre Rusia y Cuba, en asuntos de economía no se hubiera ido tan lejos, mucho menos asumiendo los riesgos que implica algo así, a lo que hay que sumar, por otra parte, el arriendo de tierras quién sabrá con cuáles propósitos que no son producir mangos o caña de azúcar para las “industrias locales”.
Si no fuera por las consecuencias negativas que estos “avances” suponen para una moneda nacional cada día más inútil y despreciada por el propio banco que la emite, y por el mensaje desesperanzador que transmite a los trabajadores que cobran su salario exclusivamente en pesos cubanos, a la gente que no tiene modo de acceder a las monedas extranjeras, se pudiera ver tales contradicciones como una broma de mal gusto, en tanto insisten en que lo hacen para “mejorar la situación” cuando en realidad la empeoran.
Visto así, ya hasta los más reacios a asimilar que han sido engañados comienzan a convencerse de que tantos “errores” en realidad responden a un plan macabro con el cuál los comunistas jamás han pretendido “mejorar” nada para una mayoría empobrecida por ellos mismos (por el “sistema”) sino que, sospechando de la inminente caída —algunos entre ellos mismos incluso deseándola y apurándola— se empeñan en una estrategia de autosalvación, al estilo de aquellos militares y altos funcionarios soviéticos devenidos en magnates rusos, e incluso descaradamente no dudan en aceptar la intervención directa de estos para una “transformación” y “actualización” de la economía cubana, sin importar la “mala vibra” que hay en la muerte repentina de un alto funcionario ruso luego de su visita a la Isla. (Malísima señal para quienes aún creemos en el mal agüero).
Y los últimos acontecimientos, en relación con la peligrosa alianza con Moscú (de la cual solo estamos viendo lo que, para distracción nuestra, quieren que veamos), más el aparente “absurdo” de no frenar las inversiones en turismo en medio de una supuesta “crisis de liquidez” y a pesar de los indicadores negativos en el sector, están hablando bien alto y claro de que algunos astutos por allá arriba se alistan para un “cambio” que, lejos de lo que prometen, solo beneficiará a una élite dispuesta a hacer lo que sea por salvar su camaleónico pellejo.
El presente les importa, claro que sí, pero apenas en función de construir ese futuro “a la rusa” (habiéndoles salido mal la jugada de acercamiento con Estados Unidos, donde también hubo secretos bajo la mesa de negociaciones y mucha distracción) en que, lamentablemente, no estarán incluidos ni siquiera esos que con ingenuidad esperan por que las más recientes palabras de la contralora Gladys Bejerano Portela, en la Asamblea Nacional, señalando tibiamente las contracciones del “sistema”, tengan algún efecto en beneficio de quienes viven del salario.
Pero lamento decirles que esos “raptos de autocrítica” suceden casi todo el tiempo en ese tipo de reuniones y que solo son divulgados públicamente cuando los propios cabecillas del régimen necesitan fingirse receptivos, “proactivos”, y enviar un mensaje de que atienden las quejas.
No hubo “equivocación” en esa “intervención” de la contralora, y sí mucha teatralidad, tal como corresponde a un “actor de reparto”, y por tanto sí sería un error esperar a que sea castigada la señora, mucho menos cuando a los pocos minutos de haberlas pronunciado, sus palabras fueron resaltadas en todos los medios de prensa del régimen y hasta en sus canales oficiales en redes sociales.
Un mensaje “atípico” que, aunque no como antes, les ayudará a ganar un poquito más de tiempo entre esa gente enloquecida por el hambre y que, aun debatiéndose entre la lealtad y la decepción, está aún dispuesta a aferrarse a ese tipo de distracción, porque lo otro sería aceptar que les han tomado el pelo durante más de medio siglo, y a los cubanos no les gusta quedar en el papel de tontos (aunque sean conscientes de que lo son).
E igual o peor papel de tontos estarán haciendo quienes, pensando que es simple distracción para llamar la atención de Washington o que los rusos no ganan nada con instalarse de pleno en la Isla, insistan en minimizar la importancia de la alianza ruso-cubana, mucho menos cuando la humanidad está al borde de una guerra global y por mucha inteligencia artificial y alta tecnología manipulada “a distancia” que pueda existir, la “burda” geografía incluso del más desolado y estéril atolón en medio del océano continúa siendo objetivo primordial y definitorio de todo conflicto.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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