LA HABANA, Cuba. — El pasado viernes se anunció el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a una personalidad y dos entidades de la Europa del Este: Alés Bialiatski, de Bielorrusia; la organización Memorial, de Rusia; y el Centro para las Libertades Civiles, de Ucrania. Es así como ese galardón —el más antiguo y prestigioso del mundo— fue concedido a eslavos orientales.
A esa noticia se sumó —hace apenas unas horas— la del otorgamiento del Premio de Derechos Humanos “Vaclav Havel” —que otorga la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa— a Vladimir Kara-Murza. Se trata de uno de los hombres que sufren actualmente en las prisiones de Rusia por órdenes del dictador de ese país, el genocida Vladimir Putin.
En verdad resulta muy reconfortante que los encargados de otorgar esos prestigiosos galardones hayan pensado en esos representantes de la Europa eslava. El Viejo Continente, tras dejar atrás espasmos autoritarios de personajes como Adolfo Hitler, Benito Mussolini o José Stalin, hace bien en no olvidar a las víctimas y denunciantes de las únicas dos dictaduras que sobreviven hoy en su suelo: las de Vladimir Putin en Rusia y Alexánder Lukashenko en Belarús.
Es cierto que en París (donde se encuentra exiliado), Lev Ponomariov, uno de quienes fundaron Memorial hace más de treinta años, se declaró alegre por el otorgamiento del galardón; pero agregó un matiz importante: “Me veo obligado a decir que la elección correcta habría sido dar el Premio Nobel a personalidades políticas”. Y recordó, en ese contexto, a Alexéi Navalny, al ya mencionado Vladimir Kara-Murza y a Iliá Yachin.
Pero por encima de discrepancias que resultan casi inevitables en casos de este tipo, lo verdaderamente importante es el reconocimiento a la labor realizada que, cuando nos referimos a Memorial, abarca a muchos hijos de la gran Rusia que laboran mancomunadamente en la investigación histórica —centrada en los crímenes del estalinismo— y la defensa de los derechos humanos, que hoy viola de modo sistemático el régimen dictatorial de Putin.
En el caso de esta oenegé, las autoridades del régimen moscovita reaccionaron al Premio Nobel de una forma original, primitiva y brutal: incautando las oficinas de la organización. Esto, tras un supuesto “proceso judicial” exprés y apenas unas horas después de conocerse la decisión de la Comisión del Parlamento Noruego encargada de otorgar el galardón.
En el caso del bielorruso Alés Bialiatski, se trata de una figura emblemática de la oposición de su país. Él se ha destacado por su labor al frente del Centro de Derechos Humanos “Viasná” (“Primavera”); también es Vicepresidente de la Federación Internacional por los Derechos Humanos. Al momento de su premiación es uno de los huéspedes del sistema carcelario de Lukashenko. Esperemos que el galardón lo ayude a recuperar la libertad.
En cuanto al Centro para las Libertades Civiles de Ucrania, baste decir que ahora, tras la bárbara agresión desatada contra ese país por Vladimir Putin, esa organización se ha centrado en documentar las atrocidades perpetradas por la soldadesca invasora. Pero incluso antes del inicio de la llamada “Operación Militar Especial”, realizaba una labor encomiable. Es verdad que Ucrania es un país democrático, pero su andadura por esa vía es de reciente data. Una organización como la mencionada, que monitoree cómo se respetan o violan los derechos de sus ciudadanos, resulta de una utilidad extrema.
En el caso del receptor del Premio Vaclav Havel”, hay que decir que Kara-Murza, que se encontraba en el extranjero, fue amenazado con la cárcel si retornaba a Rusia. No se dejó intimidar por el chantaje y retornó a su patria, donde ciertamente terminó entre rejas. Es evidente la similitud con Alexéi Navalny, otro gigante moral de la gran Rusia. Pero ambos se asemejan no sólo en esto: También en el intento de asesinato mediante veneno, que Kara-Murza ha sufrido no una, sino dos veces…
Los cubanos que discrepamos del estéril comunismo (que somos clara mayoría) podemos sentirnos satisfechos con estos galardones otorgados a demócratas de la Europa Eslava. Confiemos en que también reciban los que se merecen los navalnys y kara-murzas de nuestra Patria. Y conste que pienso —ante todo— en los que ahora mismo, por estar en prisión, poseen más méritos para ello: José Daniel Ferrer, Félix Navarro y Luis Manuel Otero, por sólo mencionar los tres que considero más destacados.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.