CIUDAD JUÁREZ, México.- Mirando hacia el Puente Internacional Paso del Norte-Santa Fe, uno de los tres cruces fronterizos entre Ciudad Juárez (México) y El Paso (Texas), decenas de cubanos esperan a un agente de la oficina de migración mexicana.
Unos aguardan a que éste diga su número para cruzar el puente y comenzar el proceso de solicitar el asilo político en EE.UU. Otros quieren saber cómo se va moviendo una lista informal que las autoridades mexicanas utilizan para realizar un paso ordenado.
La llamada que reciben de las autoridades migratorias estadounidenses, con la información precisa de cuántas personas solicitan, suele ser entre las 8 y las 9 de la mañana, para cruzar hacia las 10 de la mañana. Ésta se volverá a repetir hacia las 2 de la tarde, para pasar el puente hacia las 5 de la tarde. Pero eso no siempre ocurre todos los días.
Unas veces solicitan a cinco personas, otras a diez, quince, veinte o hasta treinta. Hay ocasiones en que no llaman a nadie. Todo depende del trabajo que los agentes vayan acumulando por estar procesando a personas que cruzan ilegalmente a El Paso (Texas) y se entregan, una cifra que se ha disparado a 600 inmigrantes al día, además de sus variadas actividades diarias.
Entre los que esperan a saber los números para pasar a territorio estadounidense hay hombres y mujeres de todas las edades, incluso algunas familias. La mayoría sabe qué es atravesar la mortífera selva del Darién, entre Panamá y Colombia, y qué se siente al ser asaltados.
Son las nueve y media de la mañana. Cuando la puerta de acceso a las instalaciones migratorias mexicanas está a punto de cerrarse, llega corriendo un padre con un niño en brazos y la mamá del pequeño. Sus números ya fueron llamados y tres jóvenes entraron en lugar de ellos. Inmediatamente les avisan que ya llegaron los números que faltaban, y los hacen salir.
La travesía de Roberto Cedeño Pacheco, un ingeniero civil de 32 años, y su esposa, Tahimí Díaz Riverón, comenzó hace cinco años cuando dejaron su natal Bayamo hacia Ecuador. Ahora están a punto de pasar hacia Estados Unidos con su hijo Ernesto, de 5 años. En sus rostros sólo hay emoción.
“Cruzar a Estados Unidos es el sueño de todo cubano, llegar a un país del primer mundo donde tienes la oportunidad de salir adelante”, dice Tahimí, estilista de 29 años.
La espera del grupo de 25 personas que cruza con ellos fue de tres semanas. Pero ahora se calcula que ésta pueda llegar a ser entre dos y tres meses. En este momento hay más de 3 mil 500 personas inscritas en la lista que aún esperan cruzar desde Ciudad Juárez a Estados Unidos, y cada día la lista aumenta en unas cien personas más.
El 70 por ciento de los que están apuntados son cubanos. Desde el mes de octubre hasta la fecha más de 10 mil 670 personas se han inscrito en la citada lista, que actualmente va en el número 7 mil 018.
Miedo es lo que sienten muchos de los miles de cubanos que esperan cruzar hacia Estados Unidos. Y no sólo a ser víctima de las estadísticas de esta ciudad, una de las más peligrosas del mundo.
Con los albergues saturados en una ciudad industrial de graves carencias de infraestructura, y con sólo una de cuatro personas que no vive en la pobreza ni es vulnerable a ella, según un estudio del Colegio de la Frontera Norte, muchos cubanos han abarrotado incluso los hoteles cercanos al puente fronterizo Paso del Norte-Santa Fe, lugares derruidos por los que pagan precios desorbitados.
Algunos aseguran que en las noches esos alojamientos son prostíbulos baratos frecuentados por pequeños narcomenudistas. Por el pánico, muchos se han comprado cuchillos por si necesitan defenderse.
Lo que más temen es que deban quedarse por varios meses a la espera de que les llegue su turno. La mayoría de ellos carece de recursos económicos para permanecer en Ciudad Juárez, ni familiares en Estados Unidos que puedan apoyarlos.
Tampoco con el salvoconducto que les otorgaron las autoridades migratorias mexicanas, válido por veinte días, pueden trabajar legalmente. Y muchos se enfrentan a estar en una situación migratoria irregular, lo que les expone a ser deportados de México.
La crisis migratoria en la frontera de México con Estados Unidos aumenta cada día por las amenazas del presidente Donald Trump de cerrar la frontera, desde el pasado mes de octubre ha advertido de nuevas medidas para detener el flujo de solicitantes de asilo político.
El anuncio de la entrada en vigor del Protocolo de Protección Migratoria (MPP, por sus siglas en inglés), por el que se devolverá a México a algunos de los solicitantes de asilo político hasta que se resuelva su caso, causó pánico y confusión entre los cubanos que cuentan con la oportunidad de solicitar la residencia estadounidense amparados en la Ley del Ajuste Cubano, a la que pueden acogerse al año y un día de permanecer dentro del suelo estadounidense.
April Grant, vocera de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, no confirmó a CubaNet si esta medida afectará a todos los inmigrantes que solicitan el asilo ̶ con excepción de los niños no acompañados ̶ o si es para los cubanos. Y remitió a este enlace en inglés donde se explica la dinámica de la medida: https://www.dhs.gov/news/2019/01/24/migrant-protection-protocols.
En Ciudad Juárez, por el momento, tienen claro que este protocolo, que acaba de implantarse tímidamente en este cruce fronterizo, con 50 devoluciones, no es para los cubanos. Lo asegura Rogelio Pinal, el director de la oficina de Derechos Humanos del Municipio, que se ha reunido con las autoridades estadounidenses para implementar esta medida acordada entre los actuales presidentes de México y Estados Unidos.
“El MPP es para los centroamericanos. Cada día se retornarán a Ciudad Juárez 100 inmigrantes”, afirma Pinal.